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REPERTORIO AMERICANO 217 propósito de una encuesta acerca de José Enrique Rodó (En el Rep. Amer. En octubre de 1918 nos encontramos Arturo Torres Rioseco y yo. Era la vasta Oficina de Información Pública establecida en la ciudad de Nueva York. El procedía, como yo, del Instituto Pedagógico de Santiago de Chile. Nos entendimos fácilmente. Cuando, a solicitud suya. escribí una Introducción para su primer libro de poemas, le auguré una feliz carrera literaria. Años más tarde, cuando ya la poseía, hizo recuerdo de ello en la ciudad de México, a principios de agosto de 1938.
Aquí estaba este macizo hombre de letras en la compañía de un colega suyo, de la Universidad de California, más joven que él, pero más alto y más robusto, con la sonrisa rubicunda de una salud que se complace en vivir. Este es el Profesor William Berrien. Hombre de buen humor, de alerta ingenio, con la fina daga de su lengua afilada en el acero damasquino de Torres Rioseco. Daga sutil que, si nunca infiere grave ni in justo daño, rasguña precisamente allí donde uno puede verter una sonrisa, sin emponzoñar la leve herida.
En una de nuestras frecuentes conversaciones, me habló de sus investigaciones en Montevideo y de los resultados de un concurso por él promovido entre los escritores jóvenes de Sudamérica para conocer hasta qué punto era viva y eficaz la influencia de José Enrique Rodó en nuestros días. Era intento suyo la publicación de los trece ensayos recibidos, en forma de libro y al cuidado del continental García Monge, fundador y mantenedor de esta Revista.
Aún no ha cuajado el libro. El Repertorio Americano dará a conocer a sus lectores algunos de esos reveladores ensayos. Ellos contienen indice del pensamiento sazonado de considerables grupos de juventud de nuestra América.
San José, Costa Rica, julio de 1942. BRENES MESÉN Ring José Enrique Rodó Nota del Sr. como miembro que fui del jurado calificador también lo fueron, que yo recuerde en este morsento: Juana de Ibarbourou, Reyes y Sanin Cano me tocó examinar los 13 estudios a que antes se ha referido el Sr.
Brenes Mesén. Ignoro cuáles fueron al fin premiados. De los 13, voy a publicar 4, porque el del Sr. Townsend Ezcurra ya lo saqué remitido por el autor mismo en el Nº 16 del tomo XXXIV, edición del 30 de octubre de 1937. Seguiré el orden en que los ha colocado el Sr. Brenes Mesén: Aníbal Oña Silva, Andrés Townsend Ezcurra, Isaac Ganón, Guillermo Brown y Carlos Real de Azúa. Esto, mientras Mr. Berrien se decide a editar en un volumen los 13 estudios.
Las preguntas de Mr. Berrien. Sigue Rodo ejerciendo la misma influencia sobre la juventud hispanoamericana que tuvo sobre la generación anterior. Siguen siendo Ariel y Motivos de Proteo libros orientadores en la formación del carácter hispano americano?
La respuesta de Aníbal Oña Silva: Rodó y la juventud hispanoamericana de 1937 La juventud de 1936 no cree en Ariel ni en Motivos de Proteo, como no puede creer en la superioridad de las calidades realmente superiores las de la virtud de la virtud, el carácter, el espiritu. porque, bien sabido tiene, que estas condiciones, como toda otra manifestación de vida humana, se deben a factores económicos, y también, porque tiene experiencia dolorosa de lo que han sido y son, frente al pueblo, los hombres de calidades realmente superiores.
Bien está Ariel en cuanto quiere o intenta insuflar en la juventud la fe inquebrantable en su triunfo. Persigue ctro objetivo aquella prédica; pero, como contenido de lucha, es aprovechable para nuestras realizaciones de justicia social.
Bien están las palabras de Ariel y Motivos de Preteo para los románticos del siglo xix envenenados de idealismo sin contenido práctico. Pero, bajo el sol del siglo XX, no podemos intentar, con Rodó, que la juventud se hunda en una ensoñación eterna de llegar a la Meca de la hombría integral, cuando, con claridad meridiana, sabemos que el sentido económico de América, triturante y demoledor, determina, tanto lo material como lo psicológico de lc que podrá ser su juventud.
Efectivamente, las grandes masas de América, donde cada hombre no es sino un subhombre, con un nivel económico cavernario no podrán llegar a conquistar la hombría integral si antes no se ha resuelto el fenómeno de una economía en descrédito.
No. Ni Ariel, ni Motivos de Proteo guían nuestras aspiraciones. El influjo de Rodó, terminó cuando la juventud para la que habló llegó a su fin en el mapa ideológico de América. La orientación moral del espíritu de la juventud americana, en 1936, no puede ser idealista. Su más noble actividad está encaminada a encontrar, a través del fenómeno económico, la solución del problema del hombre, fracasado ya en las seniles democracias liberales. Pensar, soñar, admirar. así, como Rodó quiere que la juventud piense, sueñe y sienta, no es posible, ya no pueden ser los sutiles visitantes de la conciencia juvenil. Porque la agudización económica de una América colonial que se desdibuja, no deja tiempo que perder. Sabe, mi generación, que con la ensoñación, no podrá salvar al hombre esclavizado durante dos mil años. veces he pensado que la juventud del 36 en América ya no cree en la vieja democracia verbalista que cohonestó las tiranías. Su pasado se desdibuja al impulso de las contradicciones económicas. Su morfologia romántica, caudillista y tiránica, se atomiza. Las avanzadas de combate de su juventud se hallan presencia de un proceso de revolución liquidatoria.
Los Maestros de la pasada demooracia callan. Ya no es el Mensaje de Rodó el que captan las antenas indo hispanas. Hombres, que como yo, nos debemos a un país colonial en su estructura económica, hablo del Ecuador, queremos decir a las juventudes de otras latitudes nuestra palabra de verdad. Mi pueblo, con su peculiar contenido geográfico y racial, vertió en la probeta del idealismo la materia vernácula de su tiempo y extrajo el liquido químicamente puro de un Juan Montalvo, quien, al igual que Rodó, lanzó su mensaje de Democracia a los hombres del pasado siglo.
Ese mismo pueblo, llegado a 1936, se substrae a la aceptación del viejo ideal democrático que guió a las juventudes de antaño. Hoy, hajo otro clima espiritual, nuestra manera de mirar al mundo y sus problemas, ha cambiado.
Rodó irrumpe en la conciencia americana en una época caudillista romántica. Romántica porque no se queria saber que el fenómeno económico determina nuestra vida y porque con determinadas modalidades sociales, en litratura y en arte había que llorar románticamente. Caudillesca porque en política hay que explotar una patriotería gregaria, carne de cañón de los privilegiados. para asaltar el mundo, y, así, vivir una práxis sin apoyo en la razón dialéctica, en momentos en que Marx había radiado su protesta al mundo entero.
Con esas credenciales llega el Mensaje de Rodó, para gritar a la juventud, que antes que el bienestar social, mediato a la superación económica de los hombres de abajo, hay que preferir la intelecualización de todos. Estamos entonces en presencia de un hecho insólito. Cuáles son para Rodó las nobles superioridades. si pretende el dominio del hombre intelectualizado, hasta encontrar el heroísmo preconizado por Carlyle. Cuál es la tiranía irresponsable del número. Es que se pretende la jerarquización económica de los hombres, o sea, que se quiere a firmar el sentido colonial de América. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica