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REPERTORIO AMERICANO 53 y subordinados. De otro lado la commiseración hablaba por boca de los directores liberales del pensamiento europeo y pedía clemencia para los vencidos, de cuyos crímenes, por otra parte, no se hacía misterio alguno. Al kaiser lo salvaron primeramente su vergonzosa huída y en segundo lugar los nexos de familia con algunas casas reinantes de la vie.
ja Europa. los tremendos mariscales en cuyos uniformes se notaban, entre las decoraciones, vibrantes salpicaduras de sangre, no era posible castigarlos, porque en su calidad de subalternos la responsabilidad del supremo jefe, con derecho divino, los libertaba de la culpa. los sargentos y soldados rasos culpables de menores latrocinios y de faltas contra el decoro habría sido monstruoso castigarlos mientras los grandes homicidas y verdugos de naciones enteras paseaban impunemente su importancia por las grandes capitales de Europa y América Así los atentados de 1914 a 1918 quedaron im punes, sin duda para mayor escarnio de los delincuentes. Los veintidos años de exhibición de Guillermo II en Doorn fueron castigo más duro que la horca. La exhibición del hombre amenazante, lleno de palabras terroríficas y de actitudes curiosamente teatrales, fue más severo castigo que largos años de prisión o destierro.
Los malhechores de 1940 merecen sin duda el castigo que no fue posible aplicarles a quienes delinquieron como ellos en la pasada guerra. Exhibir a Hitler en un lugar de veraneo en Suiza, tal vez no envuelva un castigo proporcionado a la magnitud de sus crímenes.
Guillermo II fue hijo de emperadores y sobrino de reyes grandes y magnánimos. Hacerle descender a la categoría del hombre mediocre que fue siempre, era un castigo doloroso para él y sus semejantes. Traer a Hitler de nuevo a su condición de pintor de brocha gorda, no es un castigo para él ni para nadie, como no sea para sus colegas del pincel y las latas de aceite. Exterminarlo violentamente sería un descrédito para la forma de cadalso que con él se usara. Dejarlo sumirse en el olvido no sería castigo sin duda para quien merece el olvido como la mejor de las recompensas. El hombre es clemente por naturaleza.
Ya veremos cómo, al terminar la guerra con el triunfo de las democracias, los más ofendidos damnificados serán acaso los más elocuentes para evitar que la justicia se cumpla El castigo que la razón y la justicia piden severamente sobre los responsables de los grandes crímenes que hoy pasman al mundo.
es poner a la nación históricamente agresora en incapacidad absoluta de satisfacer periódicamente sus sanguinarios instintos.
más crueles y sanguinarios que en los gobiernos disfrazados con el título de comunistas.
El pueblo no sabe sino cambiar de dueño. no puede hacer otra cosa. Las clases poseedoras podrían defenderse con el uso de la metralla. No hay revolución capaz de triunfar contra un pequeño ejército bien armado; pero las oligarquías son miedosas. Matan ciento o mil proletarios, y luego les da miedo. Buscan el compromiso. Hacen concesiones. Piden perdón. entonces, ya están perdidas. El pueblo fatalmente necesita de un amo. Lo busca. Lo endiosa, lo venera, y cuando ya no le sirve, lo sacrifica, para entregarse a otro dueño.
Somerset Maugham escribió este libro del cual traduzco los anteriores párrafos, antes de la guerra. Antes de que Hitler llevara a la práctica sus teorías. Que son en la esencia las mismas del héroe de la novela. Los revolucionarios, pónganse el título que quieran, no aspiran sino a esclavizar al pueblo en todas sus clases. La democracia trató de reaccionar contra la teoría de que el hombre nació para la esclavitud y le ofreció la redención en la fórmula de Igualdad, Libertad, Fraternidad, ridiculizada y anatemizada por los satélites de la dictadura y de la arbitrariedad. Pero la gloriosa trilogía es inmortal, y saldrá triunfante de la guerra actual. B. SANIN CANO X 41.
Cabos sueltos Testimonio De CALIBÁN (El Tiempo de Bogotá)
Con la revista Vida, Plinio Mendoza Neira ha dado nueva y elocuente prueba de sus prodigiosas capacidades de organizador y de animador. Vida es hoy una revista que honra al país por su presentación artística y por su maravilloso contenido literario. Sin temor a exagerar puede decirse que no se había realizado aquí un esfuerzo tan bien dirigido ni con tan admirable éxito, como el de esta revista sin segundo en Colombia y con muy pocos rivales en América. Grandes reportajes con las personalidades salientes de la república, hechos en forma seductora, llenos de vida y de verdad; páginas literiarias, en que se auna el respeto por las normas clásicas de la cultura con lo mucho de bueno que tienen las modernas corrientes intelectuales; milagrosas realizaciones gráficas, que colocan nuestro arte tipográfico a una altura no soñada aquí. Todo esto se ha logrado gracias no sólo a la inteligencia y dotes de trabajador que adornan al doctor Mendoza Neira, sino a su fino sentido estético, a su acendrado gusto literario y a su consagración. La Compañía Colombiana de Seguros ha adquirido nuevos títulos al aprecio nacional por haber puesto en manos del doctor Mendoza Neira la revista Vida, cuya colección será el mejor adorno de toda biblioteca. de defenderse. Su salvación estaría en la acción inmediata e implacable, pero pierden el tiempo en vanas recriminaciones. En cambio, la multitud, que es el instrumento de los líderes revolucionarios, no se mueve por la razón sino por el instinto. Es eminentemente sugestionable y unas cuantas palabras bien dichas bastan para llevarla a donde se quiera.
Es una entidad, y por lo tanto indiferente a la muerte de sus unidades. No conoce la piedad ni la misericordia. Se regocija con la destrucción, porque en ella ve el ejercicio de su fuerza. Desde luego, la acción de la multitud significa la muerte de millares de personas inocentes, mujeres y niños, y la pérdida de riquezas que no se pueden reemplazar; pero una revolución tiene que matar y destruir. Engels dijo hace muchos años que las clases superiores deberían resistir el asalto de las inferiores por todos los medios a su alcance, y que el combate sería a muerte. La democracia le ha dado una absurda importancia a la vida humana. Moralmente el hombre no vale nada, y nada se pierde suprimiéndolo. Biológicamente, es insignificante. no hay más razón para lamentar la muerte de un hombre que la de una mosca.
Del Dr. Medina Raudales al Ing. Medina Planas.
Parrita: 22 de febrer de 1942.
Ud. sabe que soi mui perezoso para escribir; pero su precioso y sesudo artículo publicado en el magnífico Repertorio Americano del 31 del mes recién pasado, titulado Haya de la Torre, Fletcher el Apra, me obliga a escribirle para felicitarlo efusivamente declarar mi solidaridad con sus ideas.
Es inexplicable la dualidad que Ud observa en la política del Presidente Roosevelt: mientras hace ondear la bandera de la Democracia en los otros continentes, en parte del suyo apoya las dictaduras: es como si su firma la manchara con la rúbrica.
Estoi de acuerdo con las dos conclusiones que sienta Ud. al comentar el artículo de Mr. Fletcher, sobre todo con la última, de que al terminar el actual conflicto mundial las dictaduras iberoamericanas serán pulverizadas por el incontrastable poder de las ideas democráticas conquistadas por para la humanidad al precio de sangre, lágrimas, haberes vidas. Las ideas son como el Sol, que por el primer resquicio esparcen sus rayos vivificadores, purificando el ambiente.
Algunos de nuestros paisanos creen infructuosa la labor que el Dr. Zúñiga Huete Ud. se han impuesto, con paciencia benedictina, sosteniendo, por medio de la prensa, los derechos e ideales de nuestra causa. pero yo creo que son los sacerdotes que se encargan de echar el aceite para que la mortecina lámpara avive la llama, que, temprano o tarde, reducirá a cenizas las malezas dejará el terreno propicio para que germinen, en los actuales paramos, las semillas de la Libertad de la Democracia.
Reciba mis felicitaciones, que pienso reiterárselas verbalmente a fines del mes entrante. 1 42.
Somerset Maugham, en una de sus maravillosas novelas. Christmas in Holiday pone en boca de uno de estos extremistas modernos, iguales bajo todos los climas, la teoría de la revolución, en forma tan clara, que no resisto a la tentación de traducirla. Después de analizar y condenar los fosilados conceptos de Libertad, Igualdad y Fraternidad, el revolucionario sienta los prolegómenos de la tragedia. Esto es comunismo? No. Quién habla hoy de comunismo. Esto no es sino un residuo despreciable. Fue el sueño de algunos idealistas sin sentido práctico, ignorantes de la realidad. El comunismo no es el señuelo que ofrecemos hoy a las clases trabajadoras para incitarlas a la rebelión, Como ayer se las movió con el de libertad e igualdad. En la historia del mundo siempre hubo y habrá explotadores y explotados. está bien que así sea, porque la gran masa de los hombres nació para la esclavitud. Para su propio bien, los hombres necesitan de amos. Esta es una verdad que formuló Platón hace más de dos mil años. El pueblo nunca ha podido libertarse de los amos. estos no fueron jamás más duros. Las clases poseedoras se enervan por siis riquezas mismas. Son humanitarias y sentimentales. Carecen del coraje y de la voluntad RAFAEL MEDINA Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica