Repertorio Americano Tomo XXXIX SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1942 Sábado 25 de Abril Año XXIII No. 936 No. Sumario: Juan Carlos Sabat Pebet Rodó, lector del Quijote Ante Rodó, cerca y distante Testimonios América indivisible El milagro de Henry Ford 1941 El arte nuevo y dos poetas nuevos ecuatorianos Poemas negros Victoria Ocampo Graciany Archilla Miranda El testimonio de Hostos Aldous Huxley en México Antonio Castro Leal Recuerdos y esperanzas Victor Lorz Con España siempre! Garcia Monge.
Noticia de libros.
De la divinidad Lorenzo Vives Entrevista con el ex Presidente don Ricardo Jiménez Héctor Medina Planas Manuel Crespo Adalberto Ortiz Rodó, lector del Quijote (Del libro Rodó en la cátedra, por Juan Carlos Sabat Pebet. Montevideo. 1931. 17.
Rodó da una magnífica idea de con ambrosia de la imaginación. Contiénelo el junto acerca de la figura y obra del Man Quijote, donde a cada página está trasparenco de Lepanto. Estudia sus orígenes mo tándose, bajo la que se narra o se describe, el destos: hombre que ha andado por el mundo.(M. de Cap. XCVI. Vulgo y elegidos del porvenir se confunden indescriptiblemente en esas leves multitusu vocación por la carrera de las ar.
des, donde reina la más sagrada igualdad: la mas: igualdad de la común esperanza. Levantándose más alto. no es el Discur Para quien sutil y cuidadosamente la ob so de las armas y las letras un indicio de que serve, la agitación de esos bulliciosos enjam en la predilección y el respeto de Cervantes bres está llena de revelaciones que permiten co ocupaba el primer lugar, no la vocación de lumbrar algo del secreto de los futuros amores la fantasía novelesca (aunque también la conde la Gloria. Aquel niño de ojos alegres que, sagrara amor y orgullo. sino aquella otra, en las calles de una ciudad de estudiantes, se nunca llegada a completo desenvolvimiento, inclina a recoger del suelo los papeles donde que le movió en la juventud a perseguir la ve letras impresas, y los guarda con esmero so gloria militar, hasta caer cautivo después de lícito, es Miguel de Cervantes Saavedra (M. dejar la mano compañera de la que había de de Cap. XLIV. escribir el Quijote peleando en la más alta ocasu incesante peregrinar: sión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan los venideros. de Este soplo (el de los viajes) más se siente Cap. LXVIII que se define. Los libros que lo contienen son Cuáles podrían ser, para Rodo, las causas de la realización del Quijote? En primer término, un desplazamiento del teatro a la novela. Frecuente es el hecho de que la excelsa superioridad alcanzada por un grande espíritu en cierto género de arte o literatura, mueva a otro que la cultivaba a desistir de él y a igualar esa gloria mediante el cultivo de un distinto género, en el cual se define dichosamente su vocación, la que, a no ser por este benéfico prurito de diferenciarse, no hubiera tal vez pasado de la relativa inferioridad en que quedo dentro de su aplicación primera. Cuando el estrépito triunfal de las comedias de Lope llenó los ámbitos de la escena, Cervantes deja la pluma de Los tratos de Argel y la Numancia, con que soñó fijar rumbos al teatro; y la pluma que en adelante maneja es la de Cide Hamete Benengeli. de Cap. LVI. un pueblo; o la fugitiva visión de algún hidalgo escuálido, que lee un libro de caballerías junto al estante de sus armas; o bien una anécdota leída sobre la singular monomanía de un loco; o, simplemente, un rasgo recordado en las soledades de la cárcel, del Amadís, o el Esplandián, son la chispa por la que comienza a iluminarse, en la mente de Miguel de Cervantes, la portentosa figuración de su héroe.
Esta primera idea enamora el alma del artista; y del amor, que es padre del deseo, nace el de completarla y realizarla. de. La estatua de Cesárea. Además, habría otra causa de carácter puramente personal: Por tratarse de páginas de indiscutible interés acerca del significado alegórico del Quijote, remito a mis lectores a los artículos titulados El Cristo a la jineta, de El Mirador de Próspero. y La filosofía del Quijote y el descubrimiento de América, de El Camino de Paros. Continuando en esta lectura. qué lector de Cervantes no entontrará exactísima 1: observación siguiente. Nada aparentemente más inconciliable que el sentimiento de la admiración conmovida y el de la risa burlesca, manera del desprecio, pero ¿tienes más que volver a leer ciertas escenas del Quijote, para sentirlos, enlazados en Cierto día, una percepción o representación dichosa suscita en el alma dotada del sentimiento de hermosura la idea original, la primitiva célula, vago y levísimo esbozo de un personaje imaginario. Un acto de ilusa insensatez o vano arrojo, presenciado de paso pot José Enrique Rodó (Retrato de Vázquez Díaz. 1911. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica