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REPERTORIO AMERICANO 143 dose con nosotros. Su filosofía, su matemá. comida para esperar la hora de la siguiente: tica, su poesía y su ciencia fueron tanto es almendras o frutas secas, confituras, y a pañolas como árabes. España y Arabia no veces macarrones o trozos de pescado frito.
han sido la una para la otra un mero epi El noble anciano entretenía las horas de ensodio. América y España, sí.
trecomidas engullendo de todo aquello. Parece que había escrito algún libro folklóri3 co y algún otro sobre los toros, vistos desde la barrera naturalmente. La Historia de Los otros dos obstáculos que hacen a nuestra literatura, ha injustamente sin du Germán Arciniegas exclamar con gesto du da, olvidado su nombre. Algunas veces bitativo ¿Qué hacemos con la Historia? pienso que el bolsillo toráxico del señor conporque se interponen entre la verdad histó de madrileño viene a ser como un símbolo rica, sus investigadores y sus gentes, son la de la Academia en general. Se encuentra Academia y la Oratoria, aunque en rigor en ellos de todo. Discursos, fichas, fechas, son una misma cosa. El seductor tema Uni odas, conmemoraciones, genealogías, y otras versidad contra Academia no es tampoco golosinas. Pero no todos los Académicos, de este instante. Es otro toro bravo. sin duda ya ninguno, son tan golosos como Pero, hagamos como Arciniegas: tratar el del cuento o historia. Por el coliala Academia ironicamente. Con la mayor rio, pienso que Germán Arciniegas se exsuma posible de respetos y sin ninguna in cede en desconfianza hacia ellos. El mismo tención trascendente. Había en Madrid un es un Académico. Las fortalezas se conacadémico conde. Padecía en los últimos quistan desde dentro. Dentro de unos años, años de su larguísima vida hace ya mu cuando toda la Academia esté compuesta cho tiempo. esa gula solemne de los vie allí y mas allá de Arciniegas o cuando jos viejísimos y no logrando acabar de sa German Arciniegas se academice un poco tisfacerla en las comidas usuales, usó este podrá preguntar con mucho menos recelo recurso: Utilizaba en las prendas de vestir Qué hacemos con la Historia?
para andar por casa un enorme bolsillo cuadrado extendido a todo lo ancho de su proJOSÉ LUIS TRINCADO.
pio pecho. Allí depositaba residuos de una 19 XII 40.
Inventario. Viene de la pág. 135)
sión regresiva que hay en todos los hombres de volver a hundirse en el limo y las tinieblas.
Lo primero que nos toca hacer ahora a nosotros es trazar nuestra linea con igual claridad en esos tres frentes. Es precio que luchemos contra el fascismo político, lo que significa la guerra sin cuartel contra Hitler. Es preciso que luchemos contra la injusticia estratificada del capitalismo, lo que significa la revolución social. es preciso que reconozcamos lo que la mayoría de los radicales y liberales ignoran: que, incluyendo los otros dos frentes, está el tercer frente: la defensa de la santidad del hombre, la canalización de la energía religiosa del desenvolvimiento humano en nuevas formas democráticas, contra las oscuras solicitaciones del infantilismo primario, que tiran de nosotros hacia abajo y que los fascistas han explotado hábilmente. Solamente con una guerra total en defensa del hombre podremos hacer frente a la guerra totalitaria contra el hombre.
Es seguro que un tal cambio de actitud encontrará en sí mismo su recompensa. Si es lo suficientemente real y positivo entre nosotros, no tardará en propagarse. Inflamará los organismos obreros y las Iglesias, uniéndolas al fin. Tendrá una resonancia en las reblandecidas taifas políticas, a las que hemos permitido durante demasiado tiempo que olvidason que una política que no se halla arraigada en el ethos intuitivo y religioso del puebio es una política mala. Provocará incendios semejantes en la América española. Si los pueblos de Francia e Inglaterra hubiesen experimentado tal cambio de actitud con respecto a la libertad humana, en cualquier momento del pe.
ríodo que va de 1920 a 1939, no podría haber un Hitler victorioso. Aquellas dos grandes naciones han creado mundos en los tiempos pasados. Ahora nos toca a nosotros.
Poemas nuevos (En el Rep. Amer)
El árbol caído en el camino Manos limpias Se agitaron sus ramas en un grito de auxilio: nadie oyó. en la angustia de un dolor sin alivio, cayó el árbol inmóvil a mitad del camino, implorando los brazos de los hombres amigos; los que bajo su fronda encontraron asilo, para quienes mil veces se pintó de racimos.
Desfilaron los hombres y en un largo martirio, le pisaron las ramas sin oír sus gemidos. en la inmensa tristeza de un dolor sin alivio, quedó el árbol inmóvil a mitad del camino.
Guarda tus manos limpias, obrero. Desde el lodo, dalas al viento, blancas como dos suaves lotos.
La vida beba en ellas, diáfana, fresca, a sorbos, toda el alma fragante que canta en los arroyos.
No las salpique el agua de la charca del oro; déjalas sueltas, francas bajo los soles torvos.
Guarda tus manos limpias, que por tus dedos rotos, libre de sus cadenas ha de elevarse el globo.
Pablo. Viene de la pág. 136. Se quebraba en las sombras el sollozo del río; divagaba en los aires la plegaria de un trino. vicio de los pueblos que luchan contra el nazi facismo. Un libro macizo, España en el Corazón, marca el inicio de este aspecto del gran poeta chileno, cuando en el heroico Madrid de noviembre de 1936 no vacilo en ponerse incondicionalmente al la.
do del pueblo español. Después, su labor en pro de los refugiados españoles ha sido fecunda, igual que su generosa acción de cada momento, contra la barbarie nazi facista.
Neruda ama profundamente a nuestro pueblo, y conoce sus luchas y sus ansias. el poeta, él lo sabe, tiene el cariño y la simpatía del pueblo cubano, que a su vez conoce su obra noble y bella y su ejemplar militancia antifascista. El mejor saludo que podemos brindarle es el del triunfo de la candidatura popular de Unión Revolucionaria Comunista en el día de hoy.
Por lo que significa este triunfo de los votos del pueblo en este minuto histórico, como contribución en la lucha antifascista de América, el gran poeta de nuestro continente po apreciará mejor recepción.
ANGEL AUGUIER Tú y Yo Somos dos niños castigados por la plana mal hecha de la hora.
Desoímos la voz del uniforme: tú, amo y señor en ti; yo, soñadora.
Figúrate qué absurdos en la escuela del convencionalismo de la vida: tú siempre, siempre en tu verdad despierto; yo cada vez más en mi yo dormida.
Merecemos el látigo, confiesas. incorregibles en la plana trunca.
La sencilla lección de la careta, ni tú ni yo la aprenderemos nunca.
ALICIA PRADO SACASA.
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