REPERTORIO AMERICANO Tomo XLVII CUADERNOS DE CULTURA HISPANA San José, Costa Rica 1952 Lunes 19 de Setiembre Año 33. No. 1142 NO 21 Ariel. espiritualismo y espiritualidad Por José ANTUÑA Es un capítulo del libro Los cincuenta años de Ariel. 1950. Atención del autor, en Montevideo. Ha querido situarse a Ariel en pugna con la doctrina positivista.
En el período transitivo, que no era otro que el de la organización política de los países de Hispanoamérica, se quiso imponer, al mismo impulso renovador, y a veces violento y sincopado de las nuevas ins.
tituciones, una ideología que significara reacción decidida contra la dominación secular de la Colonia. la independencia política tenía que sucederla, pensaban quienes empuñaban la pluma, como si fuera una espada, y articulaban el verbo post revolucionario en los Ateneos y en las cátedras, la liberación del pensamiento social, filosófico, literario. De aquí el Positivismo, que procuró imponerse como si fuera el instrumento de la nueva Era, esgrimido por educadores y por publicistas.
Procuraron superar lo que se consideró la etapa romántica, importada de ultramar, y olvidaron que fué, precisamente, el verbo romántico el que articularon los hom.
bres de la Revolución. Olvidaron que la Revolución avanzó al compás de los himnos románticos; y que, en América, 10mántico quiere decir: civilización, personalidad humana, comercio libre del pensamiento, reivindicaciones nacionales y sociales, imperio de la magistratura civil.
La cosa se fué volviendo demasiado unilateral y ortodoxa. La Diosa Razón terminó alarmando a sus propios admiradores, cuando acaparando la mayúscula, los demás dioses: placer, dolor, amor, temiendo por su exterminio se amotinaron, y la re.
dujeron a su condición originaria. La razón se hace agnóstica o mística, todo menos racional, nos advierte entonces, el profesor de Filosofía. El culto de la acción crece como un río hasta salirse de madre. Goethe, formuló con la anticipación propia del genio, la fe de nuestros días: en el principio era la acción.
No es que la acción, abarcando el fondo inmutable del hombre, deba darse, como en la concepción comteana en la única categoría, cuya consecuencia es el hecho probado. Sólo en este tono podía hablarse de la verdadera naturaleza de las cosas, la in.
timidad del espíritu y el misterio del mundo, siempre aparte de los transportes de la poesía; la convivencia con los modelos imperecederos, el mundo de la creación y los mitos, no contrapuestos, pero apartados de los dominios de la acción?
Vuelve encarnizadamente a su tema, y nos presenta al homúnculo activo salido José Enrique Rodó (Retrato de Vázquez Díaz. 1911. de las redomas de Wagner: el estudiantón, soldado de esta grande guerra, un creyente de la Diosa Acción y en la radical acefalía del mundo.
El autor de Los Complementarios. profesor de Filosofía, es también un Poeta, con toda la mayúscula, el más grande de los poetas de todas las Españas, Antonio Machado. helo aquí desarrollado su tema en verso lapidario. Siglo disperso y gregario de la originalidad: siglo multitudinario ahito de soledad. Siglo que olvidó a Platón y lapidó al Cristo vivo; Wagner, el Estudiantón, le dió su homunculo activo. Azogado y errabundo, sensible y sensacional, tuvo una fe: la esencial acefalia del mundo.
Se había considerado efectivamente que ya mediado el siglo de las independencias, que era fuerza inaugurar el ciclo doctrinario del positivismo, importado de Sajonia, sobre todo, el evolucionismo spenceriano.
Era fuerza situarse, frente a España, en actitud airada, opuesta a la mentalidad de tipo colonial, y emancipar a la inteligencia americana, como complemento indispensable de la libertad política. Para tales fines, se imponía el planteamiento de normas distintas, capaces de facilitar la transformación, el progreso y la moral de los pueblos y de las instituciones. Desembocó el movimiento, en algunas partes, hacia el fragor polémico. Y, en el Uruguay, a una campaña desatada contra el espiritualismo. Fué entonces que la novedad ideológica se transformó en novelería política y, por lo general, de proyecciones insustan.
ciales.
Pasaría a mejor vida nuestro spencerismo y las teorías de James, como pasó el comtismo brasileño. Ya no juramos por Spencer y por Darwin decía Picón Salas como hace siete décadas, y perdimos la ilusión de que las ciencias de la naturaleza, no sólo nos aclaren los misterios del mundo, sino que nos alivien de todas las angustias del alma.
Otras veces su faena constructiva. Como ocurriera en Cuba, por virtud del impetu ideológico y patriótico de Enrique José Varona.
Fué el insigne cubano positivista auténtico en la sinceridad de sus propósitos y en la abnegación de su vida.
Con una trayectoria filosófica y una metodología propia, concibió su sueño de coadyuvar a la independencia de su país, en la política lo mismo que en la moral y en la educación pública.
VA MASSACUER Dr. Enrique José Varona Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica