2 REPERTORIO AMERICANO Escolios a una apasionada revisión de Rodó Por José PEREIRA RODRÍGUEZ (Es un folleto. Montevideo, setiembre, 1938. Envío del autor. COLECCIÓN ARIEL No 122 un con JOSE ENRIQUE RODO YU:nuyo, catedrático de literatura en Montevideo, autor de ARIEL. libro muy interesante dedicado a la juventud de la Aincrica Latinal.
El entusiasmo y la esperanza en la juventud Quisiera a hora para mi palabra la más suave y persuasiva unción (2) que ella haya tenido jamás.
Pienso que hablar la juventud sobre nobles y elevados motivos, cualesquiera que sean, es un género de oratoria sagrada. Pienso también que el espíritu de la juventud es un terreno generoso donde la simiente de una palabra oportuna suele Tendir, en eorto tiempo, los frutos de una inniortal vegetación (1) ARIEL E» La Tempestad del gran foeta inglls Guiller0 Shitesnare. ARTET un iene illo traveso. inteligente, actal srinio vel sabio master ARIEL simboliza la conucta tinerosa, la tridimolle estiritual del hombre. Se pone a otro Tomat del mismo do rural munstr. 30 CALIBHAV e sinbolo dono de los casos estimulos, whora probablemente los lectores onderin por qué noumos enero del riu ARIEL Tatrala Colecion que hoxe con entusiasmo ispara nos 474 445 6440 ala trasparentezinisada del penicillo bondatosancantador de REL Cor HR ET. está la fuerza y su triuno sorriunfo del pensamiento. He aqui el sencillo lema de ARIEI. Hagamos reflexionar a las rentes (2) Swarorsuasita wación un estado de ánimo suave y convincente El escritor peruano Andrés Towsend Ezcurra publicó en Repertorio Americano. el siempre interesante semanario de García Monge un ensayo apasionado Recuerdo revisión de Rodó que, recientemente, llegó a nuestro conocimiento por la transcripción, aparecida en esa magnífica publicación mexicana, mensual de cultura popular, que se llama Universidad.
Towsend Ezcurra, con clara visión retrospectiva, esquematiza cuadro del momento y del ambiente en que se levanta la palabra alciónica de Rodó, una época de contradicción y transformaciones, de holgura económica y ambiente materialista. Pero, juntamente, certeras observaciones críticas, Towsend Ezcurra intercala afirmaciones, en cierto modo, injustas, que evidencian una equivocada interpretación del espíritu de la obra de Rodó, quizás motivada por la ausencia de una adecuada documentación, sobre la obra y aun sobre la vida de nuestro gran prosista.
Tenía que venirnos de afuera iya era tiempo! la revaloración de Rodó. De lejos, nos había llegado el primer grito de entusiasmo.
También, desde la Argentina, Alfredo Colmo lanzó su primer dardo heridor. Pero luego, no el olvido, ni la indiferencia. otros afanesfueron extendiendo su inmensa capa de aceite, atemperadora de todas las borrascas. Ahora, tora vez de lejos, llega un viento huracanado. Mas la estatua inmortal permanecerá firme en su plinto.
Bien está la negación fundada en asertos incontrovertibles. No es posible, sin embargo, criticar en totalidad, cuando un sector de la producción juzgada queda fuera del ámbito de lo controvertido. La visión parcial siempre está condenada a ser incompleta, aun cuando el investigador literario sea como el paleontologo imaginativo que reconstruye al animal desaparecido con la vértebra salvada del olvido por el médano viajero.
En Rodó la visión total es imperativa, porque en su abor y con su vida realizó una unidad perfecta, de tipo paradigmático. Hombre y escritor se presentan de tal modo consubstanciados que no es posible estudiar uno sin invadir los dominios del otro. Precisamente, esta unidad lo diferencia del común de las gentes de pluma americanas, que toman la literatura, el arte o la ciencia, en general, por deporte para las horas de ocio o como remanso en la agitación de la vida cotidiana. Rodó fué, en su medio y en su momento, el escritor, cien por cien, como es grato decir ahora. Esta total consagración a su destino no obnubiló su visión humana, ni cegó el hontanar de sus sentimientos cívicos. Fué, también, el activo ciudadano, consciente de sus deberes, y el soldado partidario que formó en las huestes apasionadas, sin darle a la pasión nada más que su sed de verdad. está claro, en un medio arisco, donde como diría Carlos A:turo Torres, la pasión rompe la concatenación del raciocinio. un reflexivo ni ciego, ni indiferente resulta, por fatalidad del sino, una benemérita excepción.
II Towsend Ezcurra, luego de exponer sintéticamente el momento histórico en que aparece Ariel, asegura que para el uruguayo (Rodo) nuestra disparidad con los Estados Unidos no era social y económica, sino ética filosófica.
Aclaremos. Ariel es, en rigor de preceptiva, una alocución de fin de curso en la que todo tiene que ser apretada síntesis, sugestión y programa. Rodó cumple con el canon retórico y hace que Próspero diga su discurso con frase de belleza y de pensamiento. Para contener a la nordomanía imperante. que invade el continente y conquista los espíritus que salen de la angustia y del caos, Rodó, por boca de un Maestro, dice a sus discípulos: Sin el brazo que nivela y construye no tendría paz el que sirve de apoyo a la noble frente que piensa. Sin la conquista de cierto bienestar material es imposible en las sociedades humanas, el reino del espíritu. completa su pensamiento augurando: La obra del positivismo norteamericano servirá a la causa de Ariel, en último término. Como se advierte, Rodó trata de conciliar lo social y lo económico con lo ético y filosófico.
Está puesto en evidencia que, por posición ideológica respetable, aboga porque esa conjunción se realice para satisfacer los intereses del alma y los derechos del espíritu.
Mas de lo transcripto puede inferirse que el impugnador de Ariel no acierta cuando asegura que los lectores (de Rodó) no ven turbado su deliqiuio por la baja preocupación material. No la verán, si son (Pasa a la pág. 13)
La Colección Ariel, de la que damos el facsímil de la lra. página de la lra.
entrega, respondia, claro está, a la convocación ideal de Rodó. Se publicó de setiembre de 1907. diciembre de 1916. Alcanzó a juntar 10 tomos en 146 cuadernos de misceláneas, o dedicados a un solo autor; a veces, diversos en tamaño y número de páginas. Entre ellos, uno titulado Cervantes en Costa Rica. abril de 1916. en el 3er. centenario de la muerte del insigne escritor; y otro, con el titulo de Lecturas de Rodó. trozos. sacadas de El Mirador de Próspero. Alguna vez habrá que recoger y publicar el índice de estos 10 tomos; interesa a la bibliografía literaria hispanoamericana.
De 1911 a 1923, la Colección Ariel se continuó en cuadernos más, con el título de Ediciones Sarmiento; dos de ellas dedicadas a Rubén Darío en Costa Rica.
El mismo empeño editorial arielista se prolongó tambien (de 1916 a 1925)
con el nombre de El Convivio. tomos, con 49 titulos, tantos como autores escogidos. Entre ellos, el Discurso de Bolivar en el Congreso de Angostura, y 12 Cuentos Filosóficos de Rodó, sacados de los Motivos de Proteo. Nada de Rubén Dario en El Convivio. no permitió cierta vez hacerie un tomito con algunas de sus producciones, prosa y verso. Rodo si estuvo muy anuente; hemos de publicar su carta amable y animadora, un caso ejemplar. no olvidemos en este recuento El Convivio de los Niños, de 1921 a 1923. titulos; entre ellos: Cuentos a Sonny, de Pérez Triana y La Edad de Oro de José Martí, en dos tomos. Tampoco olvidemos las Ediciones de autores costarricenses (luego, centroamericanos. 1917 1921, de que salieron 12 tomitos; ni la Biblioteca del Rep. Amer. 1921 a 1923. con 12 obritas.
Por falta de propaganda, de apoyo y de lectores suficientes (hemos trabajado al crédito durante 35 años. estos esfuerzos editoriales anclaron hace tiempo. Véase Rep. Amer. Nº 16 del Vol. XXXIV, octubre 30 de 1937. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica