Civil War

REPERTORIO AMERICANO 201 El premio Augusto Almar (En el Rep. Amer. Envío de don Joaquín Larrain, Encargado de Negocios de Chile en Costa Rica. Por primera vez se ha otorgado en Chile el Premio Nacional de Literatura, que creara el Presidente Aguirre Cerda y que está destinado a destacar la obra en conjunto de un escritor. Hasta ahora, sólo existían los Premios Municipales, que anualmente se distribuyen entre la mejor novela, el mejor tomo de poesía y la mejor obra de teatrol. tampoco hasta ahora se había asignado a este objeto una suma de tal importancia. Hay que agradecer al malogrado Presidente agradecerlo, destacarlo y repetirlo el interés que siempre demostró por la gente de letras, no en palabras sino en hechos, buscando soluciones prácticas a sus problemas gremiales, atendiendo cuanta solicitud le llegaba por ellos formulada, reuniéndolos periódicamente para seguir la trayectoria de su pensamiento, cautelando sus intereses, haciéndolos incluir en su Gobierno como colaboradores efectivos. Ningún gobernante chileno se preocupó jamás con mayor celo del hombre intelectual que Don Pedro Aguirre Cerda, y de ahí ese respecto, esa estimación, esa admiración profunda y tierna con que todos lo rodeábamos.
El premiado en un dad. Vigorosa, cruda, dispareja como manifestación estilística, nada tiene esta novela que ver con el resto de la producción de Augusto Halmar, ni aún siquiera con la que le sigue en orden cronológico: La lámpara en el molino, en que ya apunta algo del estilo poemático, introspectivo, lírico y colorista que ba de ser la característica de su producción posterior.
Entre la publicación de Juana Lucero y La lámpara en el molino, ha pasado la época de la capilla de Los Diez y de esa otra aventura que parece de niños y en la cual una parte de los integrantes de aquella, seducidos por las preceptivas tolstoianas, resueltos a una existencia enraizada a la tierra, dispuestos a oír el mensaje telúrico y a revolucionar las normas de lo social, se cofinan campo, alejados de todo, trabajando la gleba, entregados a la meditación y a su obra de artistas. Un ramalazo de entusiasmo que apenas si dura de luna a luna y que los devuelve a la ciudad, curados de casacas rusas, de paseos a la luz de las estrellas, ampolladas las manos con el azadón y la pala, resueltamente curados de tolstoianismo para siempre.
Entonces empieza la vida errante del Hermano errante. Se va al Perú como Cónsul de Chile. Luego vuelve a Chile y en seguida parte para Europa, visita Egipto y luego Asia, donde por largos años reside en una y otra ciudad. Regresa a Europa, París y Madrid fueron entonces sus imanes, atraído tanto por el espíritu galo como por el hispano. Conquistado al fin por este último, se fija en Madrid definitivamente. De allí tan sólo pudo sacarlo el vendabal de la guerra civil, como a tantos otros talentos adictos a lo republicano y que ahora medran en el clima de libertad que les ofrece América.
Desde entonces vive en Chile, en su casita de calleja de puerto, en el Valparaíso que lo viera nacer y que con su ancha bahía abierta a los mares le marcara el rumbo de los infinitos viajes.
FIN1 PICAugusto Almar (Por Fantasio) El Gran Premio Nacional de Literatura se asignó a Augusto Halmar. Sesenta y dos años de vida dedicada a la tarea de escribir, han culminado con este honor que en todos los círculos ha sido aplaudido. Su generación Pedro Prado, Rafael Maluenda, Armando Donoso, Alberto Ried, Fernando Santiván, Acario Cotapos, Alfonso Leng, menos los dos últimos, todos escritores se regocija con la consagración que oficialmente se concede al más brillante, al más inquieto, al más arbitrario de todos ellos. Es la generación que desde principios de siglo ha dado a Chile, constantemente, la flor de su talento, artistas natos, trabajadores afanosos en busca de nuevas formas, conscientes de su responsabili.
dad como creador y como directores de masas, sin que ninguno de ellos haya desertado ni del oficio de escritor ni de la dignidad que entraña. La generación que se ha llamado de Los Diez. porque fueron los componentes de la capilla literaria más interesante que hayamos tenido, y a la cual nuestra cultura más le debe, no sólo por el aporte de la obra propia de cada cual, sino por la divulgación de nuevos hombres y escuelas literarias que sistemáticamente realizaban, ya por medio de conferencias o de artículos, ya por la revista que terminaron por fundar y que durante años fué el exponente más exacto del pensamiento universal. Revista que al igual que la capilla se llamaba Los Diez.
En este grupo, Augusto Halmar fué El hermano errante.
Porque entre Los Diez no había nombres propios, sino que hermanos con algún adjetivo que determinara la esencia de su personalidad. Ninguno más justo que el de errante para este hombre que vagó muchos años por el mundo detrás del humo de su pipa, hasta que al cabo de la cincuentena lo devolvió a su tierra natal con la carga de su experiencia, largando el ancla en Valparaíso, serenamente entregado a la tarea de toda su vida: escribir, escribir y nada más que escribir.
Su obra El hombre de un bohemio de Mürger, suelta la chaqueta de terciopelo, fantástica la corbata y tras el humo de su pipa, Augusto Halmar en ese entonces Augusto Thomson por solidaridad racial con la abueladespavoriza a los buenos burgueses con la lectura de sus poemas simbólicos en las memorables sesiones del naciente Ateneo de Santiago.
Tiene la apostura de un arcángel rebelde y una voz magnífica de comediante manejada con un arte maestro. su alrededor se forma el grupo de amigos que hasta ahora son sus amigos y que a través de las contingencias de dispares destinos han seguido fieles a su afecto y a la admiración por su obra.
Termina el siglo xix y el romanticismo cae demolido por las manos de ese tremendo picapedrero que es Emilio Zola. La juventud se deleita en las ruinas y se plasma en la nueva forma que el tremendo picapedrero construye cimentada hechos reales, músculo y sangre dolorida de masas humanas.
Esa influencia pesa sobre Augusto Halmar, y la primera novela que da a la estampa: Juana Lucero, es un fiel reflejo naturalista de la existencia sórdida de una muchacha de la clase media chilena, que rueda rodando llega a los más bajos estratos de la socieen con Se llama Augusto Goéminne Thomson, y nació en Valparaíso el año 1880. Su padre era un señor francés y su madre chilena, a su vez hija de noruegos. en su infancia y adolescencia, no son sus progenitores los que tienen mayor ascendencia en su formación, sino la abuela noruega, una de esas adorables y absurdas señoras que jamás dejó de usar capota con plumas y de leer la Biblia, de nutrir al nieto bienamado con las leyendas de los varegos y de impulsar sus arrestos de escritor novel y revolucionario. los dieciocho años, bello coLuzbel y presentando la estampa La influencia de Emilio Zolá está tan lejos que ni siquiera un leve rastro delata su presencia. Loti y Farrere, son ahora sus favoritos.
Pero en Asia conoce a sus macstros y Tagore y Gibrán pasan al primer sitio de su entusiasmo. Regresa a Europa y en París tiene otros conocimientos, otras lecturas, otras influencias y es entonces cuando traduce a Crommelick y a Lublio Miloz. Publica Nirvana y después La sombra del humo en el espejo, ambas con la prosa depurada y esa melancolía vagorosa que parece trazar la curva de una melodía repentinamente interrumpida. Siempre hay algo que no se precisa en su frase. Dice: Cada Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica