66 REPERTORIO AMERICANO COC NOUOC Distinguida y fina Cerveza GAMBRINUS es siempre la des hay estas frases sobre el triunfo de los alemanes en el año terrible: la raza que triunfa es la representativa del reverso de to da civilización y cultura, el bruto poder que esclaviza la inteligencia y supedita sus obras para hacer retroceder la libertad y poner en lugar de ella la brujería y las supersticiones de la edad media. Estas palabras íntimas en boca de un hombre de ciencia, de un filósofo dado a los más profundos estudios de lógica y de metafísica representan más que otra cosa el estado de espíritu creado en los países del norte por la soberanía de la intolerancia.
Al regreso de su viaje de observación de estudios, Brandes se sentía preparado para entrar a la lucha. La voracidad de su inteligencia en la adquisición de conocimientos se hace presente en las frases con que describe sus primeras visitas a ese repertorio de la ciencia y de la humana curiosidad que es la biblioteca del museo británico, modestamente llamado por los ingleses cuarto de lectura. Desi cribe en su diario, como las horas más felices de su vida, aquellas que pasó en Londres satisfaciendo anhelos de saber, que la biblioteca nacional de su país, con medio millón de volúmenes, no había podido colmar.
Ya había escrito obras de pensamiento, como el estudio sobre la estética de Taine, y formó el propósito de dar conferencias libres sobre La literatura de Europa en el siglo XIX representada en sus principales corrientes. Tal es el título de los discursos pronunciados ante un auditorio numeroso y atento que buscaba y encontraba en las palabras del conferenciante el origen de los males que afectaban la vida danesa y la explicación de cuanto era la remota posibilidad de curarlos.
De esas conferencias, que conmovieron re ciamente la contextura intelectual de Dinainarca, Brandes hizo un libro en seis volúmenes con el título de que se ha hecho mención. Ese título ha sido abreviado por la avidez de los lectores y críticos, y hoy la obra es conocida con el nombre de las Corrientes. Del danés la obra pasó en la traducción alemana a conocimiento del público europeo. Algunos tomos fueron traducidos por el mismo Brandes al alemán, otros circulaban por el mundo en ediciones pirateadas por hábiles tudescos en el negocio de librería. Con esta obra el nombre de su autor vino a ser símbolo de autoridad en la crítica literaria de Europa. Pronto pasó del alemán al inglés y en tal idioma se difundió por todo el mundo. El título de la obra da una idea completa e inteligente de sus propd.
sitos. La literatura de un país no es una vegetación aislada originaria exclusivamente de su suelo y sin nexos con la vida intelectual y la obra pensante de otros países. El pensamiento humano es de apariencias homogéneas en sus más elevadas manifestaciones; hay una especie de corrientes telúricas que ponen en contacto a unas inteligencias con otras, al través de enormes distancias, en el tiempo y en el espacio. Las ideas a que se debe la aparición de obras semejantes entre sí en comarcas distantes unas de otras, sin contacto intelectual entre ellas, parecen hacer su rumbo espiritualmente como las semillas de algunas vegetales en el pico de las aves o en las corrientes del aire. Brandes nos muestra en su obra capital el nacimiento y la difusión de las ideas literarias y las formas, ea que éstas van envueltas como un drama grandioso, en seis actos, de una movilidad apasionante. Empieza por caracterizar a los franceses que les dieron salida a sus pensamientos en tierra extraña a f1 nes del siglo XVIII y principios del XIX. En el tomo sobre la Literatura de los emigrantes, narración y análisis de vigor y luminosidad fascinadoras, en el segundo acto, de título la Reacción en Francia, analiza la tendencia demoledora de los dos espíritus predo.
minantes en la época, De Maistre y Bonald, y prepara el escenario de los actos siguientes en que los actores del romanticismo alemán. las obras insuperables de los románticos franceses. la literatura naturalista de la Gran Bretaña y la actividad variada, graciosa, sentimental o lánguida de la Joven Alemania van llenando alternativamente las tablas del mundial escenario. La época se prestaba magníficamente para una presentación escénica de los grandes movimientos estudiados por Brandes en su obra de más vasto significado. Los hombres de ese período portentoso y abigarrado tuvieron o quisieron tener vidas caracterizada.
mente dramáticas. Rousseau, enfermo de manía persecutoria, es un personaje de drama pasional de análisis; Chateaubriand, Byron, Shelley llenan el mundo con sus hechos, con sus fastuosos amores, com el ritmo y el pensamiento angustiado de sus obras; De Bonald y De Maistre hacen llegar a los espectadores el zapateo del coturno antes de mostrarse en el tablado; Beyle se atormenta con sus cogitaciones y lanza al escenario paradojas como dardos; Musset ostenta sus desengaños como un lisiado sus dolencias. Hay gentes discretas como Merimée, que odian la publicidad y des precian la idea de entregarle a un mundo indiferente o suspicaz la intimidad de sus sentimientos. Su actitud le da variedad a la escena y al andar del drama. Personajes de natural hosco, de inteligencia maligna, fabulosamente equipada, por nacimiento y por estudio para conocer al hombre y lastimarlo sin herirlo, tales como Sainte Beuve, llenan su fin en este drama de la pasión, de la vida intensa y del análisis. No hay que esconder la verdad de que mirada de ciertos ángulos la obra es defectuosa y por necesidad incompleta, pero no había entonces ni se ha hecho hasta hoy, trabajo en su clase de tantos alcances, que encierre en tan poco espacio las facetas más importantes de un período de vida intelectual sin émulo en la historia del pensamiento moderno. Enumeraciones frías, catálogos parecidos a un bostezo, historias desarticuladas de éste de otros períodos y aun del ciclo entero de la literatura de todos los tiempos hay por docenas y aún han de escribirse muchos. De los existentes ninguno tiene la fascinación y la vitalidad palpitante y cálida de esta obra que no sólo enseña y entretiene sino que apa: siona, haciendo ver la vida en aspectos de interés sorprendente.
Las ideas políticas de Brandes, su concepto de la vida, le hacían imposible ganarse el sustento en Dinamarca. En algnno de sus escritos pinta con frases de dolor comunicativa la amargura de quien se siente no solamente in comprendido sino odiado en su patria. Por su parte él sentía desdén suficiente por la mayor parte de las gentes que dirigían la opinión en general, que imponían su gusto en literatura y arte y su voluntad en el gobierno; sitación doblemente penosa para un sér de sensibilidad aguda que amaba a su patria con pasión reflexiva y sin reservas mentales. Sus páginas sobre el sentimiento nacional, sobre los caracteres específicos del alma danesa conmueven por su delicadeza, por su profundidad y exactitud.
Por los años de 1880 tuvo la idea de trasladarse a Berlín, para adquirir dominio absoluto del idioma alemán y ganarse la vida es.
cribiendo en esa lengua. El ambiente le fue propicio; Berliner Tageblatt publicaba semanalmente un artículo y la Deutsche Bundschau daba de cuando en cuando ensayos o estudios literarios de Brandes. Fue en esta revsita donde el autor del presente escrito vio por primera vez el nombre de Brandes al pie de un sagaz, iluminado y desprevenido análisis de la obra de Emilio Zola. De sus estudios de esa época se formó el tomo Menschen und Werke, publicado en 1894, con estudios sobre los per.
sonajes literarios que llenaban el ambiente de esa hora, aunque ya hubieran muerto, con el rumor creado por sus obras y sus ideas. Allí está el estudio sobre Zola, un delicioso análisis de la obra de Jacobsen, el primer trabajo serio y concienzudo sobre Federico Nietzsche, conjunto de conferencias leídas en Copenhague, con las cuales empezó a romperse la capa de hielo que los profesores alemanes habían soplado con académica consagración al rededor de su nombre. Brandes le debió Nietzsche el principio de su fama y a Brandes importa que acudamos para comprender la tenacidad con que el ambiente de la filosofía alemana opuso resistencia a uno de los más claros y más profundos pensadores del último cuarto del siglo XIX, cuya, actividad mental influyó no solamente sobre el rumbo de los espíritus sino también sobre los recursos y la indole de la lengua alemana.
No hay espacio para mencionar toda la obra literaria de Brandes y acaso no sea necesario. Los dieciocho tomos en cuarto mayor de que ella se compone son como un diario de la vida espiritual de Europa desde 1875 hasta la muerte del autor en 1927. Conocía Brandes casi todas las lenguas cultas de Europa y escribía con desembarazo en dos o tres, a más de la propia. Llegó a señorear el alemán hasta escribir, como se ha dicho, para diarios y rel.
vistas de la mayor competencia como textos de lengua; pero su amor se concretaba lengua danesa, su idioma nativo, en cuyas hermosas propiedades de claridad, elegancia y fastuosa hospitalidad ponía todas sus complacencias. Preguntado alguna vez sobre cuáles eran las mejores obras suyas publicadas en alemán, rsepondió: Si desea usted saber lo que soy y puedo hacer como escritor, lea mis libros en danés.
No se daría, sin embargo, una idea de la estructura mental de Brandes si no se mencionaran a lo menos algunas de sus últimas obras.
Es natural que el crítico interesado en la descripción de los estados de espíritu de un escritor, según se los muestran las obras del personaje estudiado, gire hacia los estudios biográficos. De la representación de las carrientes literarias Brandes hizo rumbo a las en la Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica