Repertorio Americano Tomo XXXIX SEM N RIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1942 Sábado 11 de Abril Año XXIII No. 935 No. Sumario: José Martí en Costa Rica. Garcia Monge propósito de José Martí Humberto Canessa González Anotaciones inconformes a nuestra Ley de Seguro Social Garcia Carrillo Qué hora es. La enseñanza religiosa José Marti Un libro Conangla Fontanilles Max Jiménez Michel Georges Michel Noticia de libros Juárez: símbolo democrático de América Escuela José Martí Alrededor de Maria De la vida en la costa poemas sin título Costa Rica y su declaratoria de guerra al Japón Simbad Documento vivo El separatismo, es muérdago letal Brenes Mesén Enrique Naranjo Maria Leal de Noguera Mario Hernández Guy Johnson Angel Rodriguez José Martí (Del natural. Oleo de Herman Norman. 1891. hombre ha echado a andar. Quien no se junte a la cohorte le servirá de alfombra. en las casas de sus amigos costarricenses. hombres plenos y buenos de América. los llama. se anduvo fijando si había libros. Ese cuidado tuvo Martí, lector asiduo: buscar libros, enterarse si los había buenos, por ejemplo, en los Casinos de las ciudades por donde andaba, si las gentes los leían. Por eso tuvo razón Gabriela Mistral cuando en 1931, de paso por adá, les pidió a los maestros de mi tierra nativa, Desamparados, que a la Biblioteca de la Escuela que lleva mi nombre le pusieran el de José Martí. así se ha hecho. Otras salas de lectura, con los años, en Costa Rica y en América, han de llamarse José Martí. Compruebo lo antedicho con estos renglones del artículo Antonio Maceo. De tomos de París y de lo vivo americano está llena, allá al patio, entre una fuente y una tosa, la librería del hijo joven. Seamos fieles al testimonio de Martí y no les tengamos miedo a las ideas cuando dijo recordándonos. si hay justa de ideas en un salón glorioso, apriétanse a la entrada, para beber primeto, magistrados y presidentes, sastres y escolares, soldado y labrador. Como que en estos años últimos, en eso de temerles a las ideas, de rehuirlas, nos hemos encogido bastante, De Costa Rica escribió primores: De las gracias del mundo, Costa Rica es una. La cáscara aún la oprime, pero ya aquello es república.
Contemos ahora de qué modo hemos correspondido al cariño y aprecio en que nos tuvo José Martí.
Me he referido ya a un folleto de Jinesta. Señalemos también otro folleto: Victor Manuel Cañas: Martí o de la Patria, en que se habla con acierto y donaire de su vida y obra. Se publicó en junio de 1935 como uno de los cuadernos de La Escuela Costarricense, lo que hace pensar que circuló satisfactoriamente entre los maestros y que han debido leerlo con cuidado y provecho.
En 1914, edité, en la Colección Ariel, con el título de Versos, una selección del Ismaelillo, de los Versos sencillos y Versos libres, cogidos de los vols. XI y XII de las Obras de Martí, servicio de Gonzalo de Quesada. esta selección, nuestro Brenes Mesén le puso un prólogo memorable.
En 1917 di sobre Martí algunas conferencias en el Ateneo de Costa Rica, ante un selecto auditorio. ellas asistió lo recuerdo emocionado el prócer don Cleto González Víquez. Impresionaron bien. En escuelas colegios hace años que me vivo poniendo el ejemplo de José Martí en su vida y en José Martí en Costa Rica (Apuntes recogidos para la revista Bohemia, de La Habana, en edición dedicada a Costa Rica Como viador de libertad, José Martí es De su paso por Costa Rica, que yo sepa, tuvo dos veces en Costa Rica: en 1893, una quedan en espíritu una carta (julio 8) a Pío semana del mes de julio en esta ciudad de Víquez, su amigo y Director de El Heraldo San José y, más tarde, del 11 al 18 de junio de Costa Rica, y unos renglones de aprecio de 1894, en el puerto de Puntarenas. De esto por esta patria, al principio del artículo Anha hablado en términos cabales Carlos Ji tonio Maceo (v. el vol. VI de las Obras de nesta en su folleto José Martí en Costa Rica Martí compiladas por Gonzalo de Quesada. 1933. La causa de la libertad de Cuba fué Por cierto que releo la carta a Pío Viquez popular entre los costarricenses despiertos de en estos días trémulos de 1942 la hallo, aquellos años. En Costa Rica vivió Antonio como numerosas páginas suyas, tan previsora.
Maceo una temporada, con otros cubanos co Habla del tierno agradecimiento con que renocidos. En busca de ellos, a coordinar es cordaré siempre la bondad con que Costa Rifuerzos, precisamente, vino Martí. Los hom ca ha premiado en mi, viajero humilde y sibres cordiales de entonces, letrados y perio lencioso, el amor y vigilancia con que los amedistas casi todos, lo recibieron con entusias ricanos, unos en el origen, en la esperanza y mo. Una noche dió en la Escuela de Derecho en el peligro, hemos de mantener a esta Améuna conferencia; el Colegio de Abogados y rica nuestra, sorprendida en su cuenta gestalos estudiantes le formaron un auditorio se ción, en los instantes en que por sus propias lecto. la sala de la reunión entró del bra puertas muda de lugar el mundo. añade: zo de nuestro gran Don Mauro Fernández. no será Costa Rica, entre las naciones de Se conserva en uno de los periódicos de la América, la que llegue a la cita de los munépoca una crónica de tal suceso; la suscribe dos, harto próxima para no disponerse a ella, el poeta Emilio Pacheco. Martí esa noche de sin el desenvolvimiento y persona nacional injó huella imborrable en el alma de los jó dispensable para medirse en salvo con el provenes.
greso invasor. Ya han caído los muros y el Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica