14 REPERTORIO AMERICANO de aire y el jugo de la tierra, para que gocen de ellos los que trabajan y producen; ya los que desenvuelven los dones del vellón, de la espiga o de la veta, ya los que cuecen, con el fuego tenaz del pensamiento, el pan que nutre y fortifica las almas. En el ensayo que comentamos dice Towsend Ezcurra, con flagrante injusticia, si ello no finca en un desconocimiento de la obra que intenta rever. La enseñanza idealizante de Rodó tuvo una falla original e insuperable para su mentalidad. Al acentuar las diferencias entre América sajona e Indoamérica, no creyó nunca en la posibilidad de una cultura autónoma de la Gran Patria. La sintió como prolongación y complemento de Europa meridional, cobijada por las águilas romanas y los dioses helénicos. No hay trasunto en sus páginas de su espíritu ni de la naturaleza americanas.
Para destacar, de manera concluyente, de qué modo sintió Rodó el problema de la americanidad, bastarán las siguientes transcripciones en las que el espíritu de Rodó dilucida la cuestión con claridad meridiana, que excluye toda otra aclaración: De Magna Patria: Patria es, para los hispanoamericanos, la América Española. Dentro del sentimiento de la patria cabe el sentimiento de adhesión, no menos natural e indestructible, a la provincia, a la región, a la comarca; y provincias, regiones o comarcas de aquella gran patria (el subrayado es de Rodó) nuestra, son las naciones en que ella políticamente se divide. Por mi parte, siempre lo he entendido así, o mejor, siempre lo he sentido así. La unidad política que consagre y encarne esa unidad moral el sueño de Bolivar es aún un sueno, cuya realidad no verán quizás las generaciones hoy vivas. Qué importa!
De La Vuelta de Juan Carlos Gómez: Alta es la idea de la patria, pero en los pueblos de la América latina, en esta viva armonía de naciones vinculadas por todos los lazos de la tradición, de la raza, de las instituciones, del idioma, como nunca las presentó juntas y abarcando tan vasto espacio la historia del mundo, bien podemos decir que hay algo aún más alto que la idea de la patria, y es la idea de la América: la idea de América, concebida como una grande e imperecedera unidad, como una excelsa y máxima patria. el subrayado es nuestro) con sus héroes, sus educadores, sus tribunos; desde el golfo de Méjico hasta los hielos sempiternos del Sur.
De Ibero América: No necesitamos los suramericanos, cuando se trate de abonar esta unidad de raza, hablar de una América latins, no necesitamos llamarnos latinoamericanos para levantarnos a un nombre general que nos comprenda a todos, porque podemos llamarnos algo que signifique una unidad mucho más íntima y concreta: podemos llamarnos iberoamericanos. pietos de la heroica y civilizadora raza que sólo políticamente se ha fragmentado en dos naciones europeas, y aun podríamos ir más allá y decir que el mismo nombre de hispanoamericanos conviene también a los nativos del Brasil. Concluye en la entrega próxima)
Sonetos del Arcángel Anighet 134 (En el Rep. Amer. Estimado don Joaquía: III Le mando mis Sonetos del Arcángel, que ganaron el segundo premio de Poesía en el Concurso Centroamericano de Literatura, celebrado en Guatemala el mes pasado.
Los escribí hace cinco años. Por eso están tan aiejados de lo que ahora debe ser motivo y forma de la creación artística: la lucha por un mundo mejor.
Si son de su agrado búsqueles un rinconcito en su Revista.
Felices Pascuas y cordial saludo.
Amor, eres radiante como el día y como el agua, transparente y puro.
Vienes de la más clara lejanía con un panal de sol, rico maduro.
Por ti el silencio cambia en armonía su angusta singular, su anillo oscuro. anuncian resplandores del futuro el vuelo de una azul pajarería. yo, que siento ante la luz la viva atracción que domina y que cautiva al mirasol girante y empinado, busco tu claridad de maravilla, y el corazón desnuda flor sencilla define, en lo solar, forma y estado. CLAUDIA LARS IV Claudia Lars (Está leyendo sus Cantos de la Madre)
Vista por Amighetti. 1934 Quiero, para nombrarte, voz tan fina y tan honda. conciencia de la rosa, eje del aire, lla:na melodiosa, cambiante y desolada voz marina.
Vaivén de arrullo, trémolo o sordina, rumor que el mundo y el azul rebosa, arpegio de la escala luminosa donde el canto de amor sube y se afina.
Para nombrarte debo ser tan clara como lira perfecta que tocara mano imposible, de belleza viva. ha de vibrar, dulcísimo, tu nombre: verbo del ángel, música del hombre, en mi delgada lengua sensitiva.
quiebra el ángulo frio de la muerte!
Nada puede igualarte. ni la estrella que es ojo y brasa, joya y flor deseada.
Ni la flor: ala tímida, clavada al barro humilde que la forma sella. Palma invisible, fugitiva huella, criatura y ángel, brisa y llamarada. Para tejer tu gracia ilimitada toda cosa prestó su línea bella.
Porque sé que en lo bello lo divino guarda el poder de misterioso rayo que vuelve el lodo humano cristalino, mi gajo en madurez, mi flor de mayo, trémulos en su pausa de dulzura han sido ofrenda a la belleza pura.
II ¡Amor, pequeño amor, amor gigante!
Gusanillo de luz y sol de Enero.
Playa de siglos, clima del instante, ancla fija en el golfo marinero.
Almena sobre rumbos del levante.
Alta señal de guía y de pionero.
Espejo que refleja la distante linea de lo perfecto y verdadero.
Por ti, devotamente, a toda hora, alza ensueño su celeste llama y se humilla la carne pecadora, Para seguir tus huestes he nacido: simbolo eterno que mi voz proclama, alado capitán jamás vencido!
VI Te busca el hombre, terco y confundido isol que al ojo cobarde ha deslumbrado. dardo de lo infinito que has herido con punta de virtud mente costado!
Sosteniendo el valor de su latido, arrastrando su carne de pecado, es ala de ansiedad, niño perdido, queriendo conocer lo adivinado. va, con soledad de espina y hielo, buscando por el mundo y por el cielo lo que en milagro le será ofrecido. te vislumbra, intacto y silencioso. resuelto en torbellinos sin reposo 7y entre prismas de lágrimas erguido!
CLAUDIA LARS Te elevo sobre el mundo y el ensileño escultura de luz, de aroma y canto!
Alas abiertas en un vuelo santo; tácito y puro en vida y en diseño.
Te sostiene mi pecho tan pequeño peana de espuma, base del encantoy en vigilias y vórtices de llanto sierva soy, al servicio de mi dueno.
Toda belleza en ti dobla su gracia: toda gracia precisa sus virtudes; toda virtud aumenta su eficacia. Se alza de mi verdad tu nombre fuerte, y en espacio de soles laudes En la ciudad de Nueva York consigue usted este semanario con STECHERT Co.
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