8 REPERTORIO AMERICANO Hudson y Thoreau Por LUIS FRANCO (De Argentina Libre. Buenos Aires, de Agosto de 1941. ndeza.
Con quien Hudson se liga con una seme ha hecho de su vida un patio de cárcel, esta janza quizá más íntima que cualquiera otra álacre invitación a conocer sus propios lies con ese maravilloso Thoreau, que para mites, a comulgar por la intensidad, con lo el criterio de la puritana nueva Inglaterra eterno: No llenamos todos nuestros poros fue eclipsado, no sólo por los Emerson, con nuestra sangre, no inspiramos y espirasino por los Longfellow, Alcott, Channing mos lo bastante completamente, de modo que y demás, pero sobre quienes, con Whit la ola, la rompiente de cada iuspiración, se man, tienen la radical ventaja de ser mucho rompa en nuestras orillas más extremas.
menos un producto de universidades y li iOjalá nuestra respiración pudiese crear un brerías un mero saldo de la cultura euro viento en un dia de calmal. Debéis vipea que un fruto vivo de la experiencia vir en el presente, arrojaros a todas las olas, y la naturaleza de América, pero en su senencontrar vuestra eternidad a cada momenlido más substancial y espléndido, no en el to.
de esa ogresiva vulgaridad que tipifican los Thoreau cree que por lo menos en lo esenFord, los Hoover o los Babbits. no sólo cial la cultura apenas ha agregado nada a pospuesto a valores muy por debajo de él la naturaleza: veces en una hoja volanfué Thoreau, sino que, como lo advierte la te se puede oír todo lo que ha predicado crítica más sagaz de hoy, su época no supo vuestro cristianismo.
nada de él, absolutamente nada.
El hondisimo poeta y zahori de Concord los credos revelados y los dogmas piaPero él no desconfia sólo agudamente de Hudson no pretendió como los estabulizados poe dosos; desconfía por igual de los dogmas tas de la civilización cristiana catequizar cientificos, y ante todo, de la sobreestima(Por Victor Delhez. la naturaleza para inscribirla en la apolilla ción de la cultura, y más aún, de la cegueda tabla de sus convenciones morales y rera para los valores profundos de la crea vista de su vigor inagotable. Nos regocijamos ligiosas, sino que se acercó libremente esto ción. En la naturaleza más salvaje no so viendo al buitre alimentarse de la carroña que es, humilde e intrépidamente a la naturalelamente existe el material de la vida más cul nos disgusta y pugna a nosotros pero que za, procurando captar alcunos de sus intentivada, y una especie de anticipación del úl a él le da sulud y fuerza. bien, basta recortos o secretos, asimilar algunas de sus lecmo resultado, sino, incluso, un refinamiento ciones de serenidad, de coraje, de hermodar apenas eso para a avertir que misteriomayor que el que puede olcanzar el hombre. sos y visibles hilos ngan a hombre de Walsura, de insondable Pero si a más de lo transcrito agrego que den con el hombre que nació y vivió treinta El monto de sabiduría y de riqueza es Thoreau creia que el hombre debe avanzar y tres anos en as lianuras del sur y se retiró piritual que, pese a sus limitaciones y conhacia la conciencia de todo lo vivienle, y a la isla de Shakespeare, como a una cueva, tradicciones, amasó el solitario de Walden, es de tal modo espléndido, que su nombre trumento cósmico; que pensaba que el estaes o debe ser. antes que nada, un ins a madurar y destilar sus experiencias de maravi losa intensidad, de maravillosa libertad, junto al del inmenso Whitman, figurará como do intelectual a que llegan ciertos hombres de maravillosa alegria, recogidas en la el de los dos adelantados con que América a trueque de la decadencia de sus facultades pampa.
anticipó el porvenir en un mundo caduco.
poéticas, es un rebajamiento; que el dijo un Es, pues, perpetrar un cobarde equivoco Escuchad un momento: Deseaba afrontar día: Con nuestros instrumentos de observa el hablar de Hudson ponderando su gran únicamente los hechos esenciales de la vida ción alteramos el equilibrio y la armonia de sentido del paisaje y conociendo de la vida y no descubrir, a la hora de mi muerte, que la naturaleza. y otro. Quién nos situó gauchesca y su inimitable estilo, pero dejanno había vivido. Precisaba vivir profunda dotados de ojos entre un mundo microscópi do en el tintero, como si fuera nada, ese es mente y chupar todo el tuétano de la vida, vico y un mundo telescópico. que vió que el su genial sentimiento pánico de la naturaleza vir tan vigorosamente y espartanamente como poder creador del hombre se eclipsa casi a que me he referido más alas, su conceppara eliminar todo lo que no fuese la vida.
siempre ante el de la naturaleza. Qué im ción ét co religiosa de la vida o mejor, sus Oid este estremecido grito lanzado contra los adoradores de idolos, de herbarios portan las joyerías? Nada hay más hermoso concepciones profundamente cpuestas a las que un copo de nieve. que repugnaba de re igiones corrientes y a la moral corriente.
o momias: Utilizad vuestros sentidos. Que la pleyaria, del arrepentimiento, de la cari. Tiene razón, y sobrada, un cristiano consréis vivir o queréis que os embalsamen? dad, de la compasión y de todo el sistema ciente como el señor Emiliano Mc Donag al ¿Queréis vivir aunque sea a horcajadas en de obediencia a un Dios personal. por re quejarse del misticismo caduco, ol modo un rayo de sol o queréis reposar a salvo putarlas inmorales, esto es, feamente hipócri literario infapagano, que omenguan algunos en las catacumbas durante un millar de años?
Escuchad ahora este reto al hombre que bre: que sólo concebía la felicidad a través fiempo. tas y amenguadoras y enjauladoras del hom capítulos del libro Alla lejos y hace mucho de la lucha y por tanto nunca aspiró a una Hudson es algo más que un aficionado a vida celestial, es decir, a esa especie de jar los pájaros o a las plantas, a una especie de din inmarcesible para impedidos y jubilados; fil télico de la naturaleza, eso que suelen ser que pensaba que los diarios, las iglesias, las casi siempre los artistas o ios eru titos de diversiones públicas, la educación, tales como nuestra civilización. Tampoco es posible las conocemos hasta anora no sólo son insí compararlo con los hombres de ciencia, pues pidas, sino tombién dañinas; que advirtió que gºneralmente, aun los mejores padecen de si el hedonismo o beateria del pacer lleva al cierta limitación de parroquia para lo verhastío, una especie de ascetismo claro y lim daderamente espiritual. El cho es que junpio de be tería (pocas ropas, pocas comidas to a la suhleza y a la independencia vibrante ningún lujo y trabaj) libre y sin exceso) puede de Hudson, hombres como Darwin y Humllev y lleva al contento de sí mismo; que el boldt aparecen pesados y no sin sus hilachas hombre debe venerar tonto como la santidad de filisteos y Hudson no deja de clavarles de su entendimi nto, la deus instintos, y que sus banderillas al pasar.
la vida no ha sido hecha para prueba o para Hudson cutivo dos intensidades: la del copregusto de recompensas o castigos venideros nocimiento y la de la belleza; pero su actitud sino que tiene su fin en sí misma y debe go es simple única: es un nuevo camino en que zarsela hasta en sus menores detalles. que se funden dos senderos que sólo la superficiavió que la naturaleza rebasa inmensamente lidad vuelve diverg ntes. Con ello está dicho el sistema de pesos y medidas morales y men por qué Hudson es un artista prodigiosamentales del hombre de cualquier tiempo, y que te vital. Ha en él una sensibilidad tan proen el esfuerzo por ponerse a tono con ella, funda que está en contacto con lo substanpor elev irse a su altura, aumentará el hom cial del mundo, y si algo lo equivale, es la bre su liberación y hallará su grandeza su profundidad de su conciencia, esto es, de su alegría: Nunca podemos caosarnos de la inteligencia liberrima y de su conducta libéHenry Thoreau naturaleza. Necesitamos vivificarnos con la trima. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica