REPERTORIO AMERICANO 163 Caballeros: sus vestidos de casimir Así mi impulso al aura de la vida, y así mi musa a su ilusión liviana de que brote la carne un lirio místico. Bestia de los demonios poseída, oh carne! es hora ya del don eucarístico.
Cintila el cielo en gajos de luceros, y querubes de vuelos melodiosos revuelan de luceros a luceros.
Señoras y Señoritas: gus abrigos a la medida o sus vestidos de estilo sastre, sólo la SASTRERIA LA COLOMBIANA de FRANCISCO GOMEZ e HIJO podrá complacerlos; única especializada en esta clase de trabajos.
HAGA UNA VISITA SERA BIEN ATENDIDO 50 varas al Sur de la Cantina Chelles, Paseo de los Estudiantes TELEFONO 3283 ¡Oh, menguado saber de la iracunda vida, que ante mis ojos se renueva, germinal y cruel, ciega y profunda; madre de los mil partos y el misterio que al barro humilla y a Psiquis subleva!
Como ventana que el azul del cielo circunscribe, se entreabren los sentidos. Pobre, ruin saber! Y, sin embargo, la leve mariposa del anhelo entra por la ventana sin ruidos.
Cuaja en el corazón de la manzana la dulzura estival: la mariposa vuela del fondo de la carne humana.
Que al claro cielo suba el anhelo.
Por ese vuelo, la heredad natía canté con tima de ideal retorno, en la ingenua parábola temprana.
En el turquí del éter desleia una nácar tenue mi primer mañana.
For eso anhelo, entre los acres pinos y las cosas en llamas del ocaso, al hablar dejo la palabra trunca.
El tiempo es breve y el vigor escaso, y la Amada ideal no vino nunca.
Por eso anhelo en rimas balbucientes canto el rojo camino que a la tarde se pinta en la montaña evocadora o a la vívida luz del sol temprano como una obsesión conturbadora de sangre y sangre en el azul lejano. por él amo, en fin, y por él sueño con una honda transfusión divina de la luz en mi carne de tortura, puesto que está la estrelia vespertina sobre el horror de esta prisión obscura!
Columpia el mar su cauda nacarina, y en ustorios relámpagos de espejos esplende en bruma fúlgida la carne de la ony fulge Acuarimántima a lo lejos. dina, Sucursal en CARTAGO: 50 vs. al Norte del Teatro Apolo. Sucursal en HEREDIA: frente al Teatro ASTRAL.
иннннннннн mumunumunumaN Tengo la sensación de que discurto delante de los pórticos sagrados; alguien canta mi canto en la distancia; brotan dulces jardines los collados y asumen mi ternura en su fragancia.
Claridad estelar, templo encendido, rima errante en la noche de pavura, huerto a la luz de Vésper. En olvido mi sér se muere, mi canción no dura, y fui no más que un lúgubre alatido?
Carne, bestia, mi Amiga y mi Enemiga: yo soy Tú, que por leyes ominosas, cual vano mimbre que meció una espiga te haces nada en el polvo de la cosas. la divina psiquis, la Rosa entre las cosas. mis amores, que irisé de lágrimas. mi ciudad nebúlea tras la ilusión del día. mis antorchas que erigi de emblema. esta quietud, y este impetu anhelante hacia una ley o una verdad suprema?
Peso sobre tus pétalos ¡oh Rosa Espiritual! tan lúgubre y cerrada la noche, tan vacía y rencorosa, que en vano el brillo de tu broche efunde.
Amor. Deleite. Horror. Pavesas. Nada. Nada, nada por siempre! merecía mi Alma, por los dioses engañada, la Verdad, y la Ley, y la Armonía.
Sé digna de este horror y de esta nada, y activa y valerosa joh Alma mía! Como en la vaguedad de un espejismo. qué sabes. mi conciencia me intercogi, fluida en llanto entre mi propio abismo. miro al mar ardiente, al monte flavo que suaviza el azul, la estrella límpida rielando en el rocio del capullo; y, en sus cunas, los cándidos infantes, cazados con las redes del arrullo por el Sueño, de manos hechizantes. vuelto a mi, gimiendo el corazón. qué sabes. vanamente me interrogo, mudo, bajo la múltiple emoción.
Sólo un saber escondo claro y justo: llévole como antorcha y como daga en medio del cerrado laberinto; en su vasta amplitud mi fe naufraga y hallo en su anchura incómodo recinto.
Se oyen sordos, roncos lamentos, y alzan sus puños en el vacío los Pensamientos. Oh, menguado saber, pobre riqueza de formas en imágenes trocadas, ley ondeante, ciencia que alucina, que cada noche en el silencio empieza y cada día con el sol calmina! 4 Yo descendi de la antioqueña cumbre, el alma en paz y el corazón en lumbre, de austera estirpe que el honor decora, y el claro sortilegio de la aurora bruno mi lita y la libro de herrumbre. fui, viajero de nivoso monte, y umbría roza de maíz, al valle que dá a la luz su fruta entre su llama, y había miel de filtros de zinzonte que derrama canción de cama en rama. el mar, divino, a mi divinamente su honda virtud hizo afluir entera: gusté su yodo. y la embriaguez ignola de no sé cuál sagrada primavera bajo la paz de una ciudad remota.
Fulgia en mi ilusión Acuarimántima.
Ciudad de bien, fastuosa, legendaria, ciudad de amor y esfuerzo y armonía y de meditación y de plegaria; una ciudad azúlea, egregia, fuerte, una Jerusalem de poesía. como los cruzados medioevales ceñime al torso fúlgida coraza y fuime en pos de la ciudad cautiva, burlando la guadaña de la muerte, y la fortuna a mi querer esquiva.
La ondulante odisea rememoro con amor y dolor. Un linde vago, de súbito sangriento, ya cetrino.
Un buque, un muelle, un joven noctivago.
y el tono de la voz y el pan marcino.
La maravilla clara y transparente de las noches de junio por la hondura de un huerto viola, en ácidos alcores, y alli la levadura de unos cantos hecha de mezquindad, y sinsabores. aquella niña del amor florido y oloroso y ritual y enardecido, el seno como un fruto no oprimido, y un dulzor en los besos diluído, y un no sé qué, que túrbanme el sentido. la hurana beldad, el mármol yerto e inconmovible; y la infantina huranc que era el postrer jazmín que daba un huerto.
Me figuro las luces de sus ojos como dos cirios de un cariño muerto. el arduo afán en el impulso vario para resolver el canto en melodía.
Derrame un ruiseñor en el himnario toda la miel del dia.
Silencios de armonía.
Un tumor milenario, y la luz de tu lámpara joh Sophia. Húmedos los cabellos cristalinos caireles de agua y sol aún ondulan fantásticas on (diras; pero danza en la luz un coro de donceles, en la playa, al influjo de las sales marinas. Turbaban mi conciencia en el precario vivir, el ala inquieta, el viento vario, fantasmas familiares, misterios presentidos, amores y cantares de jóvenes floridos, COLOUR Distinguida y fina Cerveza GAMBRINUS es siempre la CNCO2Uw CULT Numbene Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica