120 REPERTORIO AMERICANO Poesías de Chela Reyes (En el Rep. Amer. Recuerdo Canción desatinada (Del libro Epoca del Alma)
Fuimos al mar, ardiente y luminoso.
Fuimos al mar, lisura de tu mano.
Triunfal, azul, un litio en el ocaso, fresco silencio en párpado mojado.
Batiendo palmas, por la entraña parda asciendo, azul burbuja, destinada, y entre los flancos de la tierra negra nazco, en un parto, rosa llamar ada.
Altas las copas tibias, embriagada, fuerte embriaguez sólo de viento y agua.
Fuimos al mar que abajo nos reia, con una dulce boca enamorada.
Vengo del mar, caliente gota dulce por el contagio de la primavera, para golpear en la campana sorda con un badajo de ciudades muertas.
Fuimos al mar azul, acariciante.
Fuimos al mar los dos una mañana. Todo mi cuerpo era un rosal inmenso, como una rosa en su más alta rama!
Con una estrella de olvidado signo, con unas manos de obstinada seda, con una boca submarina y ávida en fresco roce y abismal esencia.
Triunfal, azul, mi mano y tu recuerdo.
Levadura de ayer, huella del alma.
Raiz que vive y morirá en mi tierra.
Como una ola vienes a mi playa!
Vengo a golpear el corazón del hombre, donde la sangte se cuajó en estrella y donde el sueño se vistió de lumbre y el loco amor abandonó sus flechas.
Alma de Francia Share Sola. y en espiral de tierra y sangre estás, dulce figura arrebatada, junto a ti las ciudades te saludan, y alfombra de misterio las torvas avenidas de tu danza.
Traigo una carta del país del sueño y en la garganta una espiral rosada y estoy de pie sobre la comba verde en un cuerpo de sal y pies de plata.
Chela Reyes (1941)
Soy una flor en pálido prestigio con su raíz de sangre atormentada. Dame tu oido, corazón del mundo, para verter canción desatinada!
Tienes los pies candidamente grises y por los muslos túnica encrespada, y bates en el viento de la muerte los brazos temblorosos como banderas anchamente vagas.
Noticia de Chela Reyes ¡No hay que olvidar la rosa por la sangre.
la rosa que en el aire atravesada deja caer, sobre la tierra muerta su sombra de infinita llamarada! es un silencio de clamor ajeno y una tremenda libertad intacta la que despide tu nimbada frente ¡oh niña majestuosa soñando y de fulgor alucinada. No hay que olvidar el sueño por el llanto, ni la estrella despierta, por la espada. Hurta tu oído, corazón del mundo, que he puesto fin al toque de llamada!
Cae la lluvia en torno de tus brazos y tú alzas la cabeza hacia tu alma, y como flores de extenuadas hojas, levantas un sollozo una rosa de sangre y una lágrima.
o de Sueño (Del libro Epoca del Alma) las ciudades te saludan lentas y se despiden porque están cansadas, nuevos cometas romperán el aire y tratarán en vano de romper la armonía de tu danza.
Es joven y carece de afectación. Habla sencillamente de sus libros, de su arte, de su marido a cuyo fino espíritu artístico debe tanto en estímulo, y que es también un artista del decorado, Luis Meléndez. Es femenina y regalona y no posa de intelectual y menos de poetisa. Ha escrito varios libros, ensayos, teatro. Tiene su poesía una alta calidad poética y aunque maneje admirablemente bien la metáfora, no abusa de sus sugerencias y nos da imágenes de una limpidez de agua cristal. Ama el mar, el gran gerenador, y habría sido con gusto sirena o alga marina. cosa extraordinaria, no ha sufrido. Nos dará por ello su poesía ese frescor de fuente en primavera que es la poesía de la Ibarbourou, la mujer sin pesares? Sin embargo, fluye de toda ella un hálito de nostalgia, de insatisfacción que le da el tono a sus más bellos poemas. Su libro, que ha merecido la más alta distinción en Chile, Premio Atenea 1940, un acierto en el fondo y en la forma.
Puertas Verdes y Caminos Blancos de corte moderno, acusa el temperamento artístico de su autora en plena madurez de producción.
Con este libro Chela Reyes se ha manifestado novelista, que es una calidad más en su título de escritora de poetisa. Sensibilidad vibrante, ágil, sutil y captadora, Chela Reyes representa bien la intelectualidad chilena tan gallarda y tan madura, tan en primera línea entre la producción americana.
Que este nuevo mensaje de la autora llegue a todos los espíritus alertas en nuestra vasta tierra americana.
Cargada de silencio mi palabra en la noche te busca, dulce nombre.
Te busca en la ceniza del triste plenilunio te busca, niño ausente, que en tu presencia añoro, y que aun bajo tu frente no sé donde se ha ido la llama de tus ojos.
es Pero tú en esa espera te deslizas en ademán de sueño y de campana, en torvas avenidas nadie espera y en el ritmo del viento no se mueve sino tu campanada.
La tela que te cierra el horizonte del clamor y la sangre te separa y es débilmente coloreada en aire y en hondo terciopelo, oh dolorosa danzarina blanca!
Mi palabra en la noche te busca, dulce nombre, con infinita angustia, tu cabeza en la almohada descansa de la vida, en ese extraño viaje que te aleja de mi alma, y que aún bajo tu boca no se dónde me llama la premura de tu ansia.
Ya las ciudades te dejaron sola, si no recuerdas, porque están cansadas, y en corto cielo, con los brazos tenues y el sueño de los ojos, lánguidamente, hasta el final, tú danzas!
Mi palabra en la noche te busca, dulce nombre, porque sé que me llamas, pero no sé en qué mundo de dulzura y de música, pero no sé en qué mundo de tristeza y de ansia, que aún bajo tu pecho, no sé donde me nombra tu clamor de esperanza.
MAGDA PORTAL Mayo de 1940.
Santiago, Chile, enero de 1941.