Hitler

REPERTORIO AMERICANO 19 paña nacionalista ni Alemania ni Italia hubie.
ran alcanzado sus actuales victorias. Triste España! No en vano cantaba Rubén, refiriéndose a ella al mismo tiempo que a Hispanoamérica. Cómo dudar con tales antecedentes de que el sentimiento que podía haber informado sus vaticinios es precisamente el contrario que le atribuye el Presidente de la Real Academia Española. Si se oponía al predominio de las fuerza norteamericana ¿con qué impetuosidad no saldría hoy al paso de la dominación desalmada de Hitler y Mussolini, a beneficio de quienes en estos momentos caza el mal sabueso español, personajes que representan la imposición de la fuerza en su bestial absoluto. No son ellos los que acaban de victimar bárbaramente el tercer gran amor de Rubén Darío?
Acordémonos de su poema Francia: siento una fuga de americanos potros y el estertor postrero de un caduco león.
aunque una vez más plantara al final del poema en que esto escribe la esperanza, situada como siempre en las tierras de sol y de armonía de esta América disparada hacia el futuro. Los bárbaros, Francia. Los bárbaros, cara Lutecia!
Bajo áurea rotonda reposa tu gran Paladin.
Del ciclope al golpe. qué pueden las risas de Grecia?
Qué pueden las Gracias, si Herakles agita su crin?
En locas faunalias no sientes el viento que arrecia, el viento que arrecia del lado del férreo Berlin, y alli bajo el templo que tu alma pagana desprecia, tu vate hecho polvo no puede sonar su clarin.
muere la cruz gammada por que se mata, y al reino universal de Dios el reinado particular de la bestia. En sus momentos de angustia ver siempre ese misterioso y abominable término que es necesario vencer para alcanzar la insistente alba de oro que reaparece sin falta al final de sus amargos cantos. Creia Rubén, según se deduce de sus escritos, tanto como en los dogmas católicos, en la existencia inconcreta de un más allá, de un mundo nuevo de alborada relacionado con América y con la esencia espa.
ñola, por más que su temperamento pagano con ribetes maniqueístas, no concibiera superación posible al mundo de Hércules, de la fuerza, con su guerra necesaria: No es humana la paz con que sueñan ilusos profetas; la actividad eterna hace precisa la lucha; este género de encontrados sentimientos obedecen composiciones como la Salutación del Optimista en que se mezclan y confunden no pocas cosas. Era aún demasiado pronto para que la intuición pudiera hacer uso de aquellos materiales que permiten imaginar una más explícita realidad futura. Para él todo se traduce en una palabra mágica: Esperanza, que repite como para asegurarse de que no se encuentra en los infiernos en cuya puerta se exige el abandono de tan dulce compañera. espera en América, y espera en el Aguila, y espera en Cristo, y espera en España. El más significativo de estos poemas es el llamado Canto de Esperanza que, como se ve por su título, constituye el gozne en que gira su libro Cantos de Vida y de Esperanza al que pertenece subalternamente la Salutación del Optimista. En él se leen las siguientes estrofas que seguramente Darío volvería hoy a rezar más que a cantar ante el bestialismo anticristiano del caudillo alemán, de su complice italiano y de su acólito español: Suspende, Bizancio, tu fiesta mortal y divina; joh Roma, suspende la fiesta divina y mortal!
Hay algo que viene como una invasión aquilina Fruto de un temperamento eminentemente sensual, la obra de Rubén Darío se produce en un clima fastuoso, de exhuberante pagania. Nada en él denuncia las preocupaciones interiores del místico a quien mueve el afán de escalar las vertientes espirituales, de abstraerse del mundo desafiar la noche del sentido en busca de una luz de más alta procedencia que le permita contemplar realidades de naturaleza menos inmediata. Al contrario, su experiencia interior es elemental en grado sumo. No pasa de abrigar vagas aspiraciones concenientes a un todo indiferenciado que él conoce con el nombre de psique, asimilada hasta cierto punto con el alma católica.
Sin embargo, al examinar esa obra con algún detenimiento se ve que su autor se halla hondamente obsesionado por el fin del mundo en que vive. El temor que le inspira su muerte personal se multiplica con el temor que siente al fin de lo humano, de lo social o colectivo, a que su conciencia de ser pertenece, temor que se conforma a la enseñanza de las profecías católicas. Ello confiere a su paganismo un tinte religioso. Siente Rubén, en una especie de espontáneo milenarismo, que nuestra sociedad se halla en sus postrimerías. Varias son las referencias al Apocalipsis y al Anticristo que aparecen en sus poemas: que aguarda temblando la curva del Arco Triunfal. Tannhauser! Resuena la marcha marcial y argentina, y vese a lo lejos la gloria de un casco imperial.
Pludo creerse durante la anterior guerra europea que este soneto del Canto errante (1907)
era un vaticinio correspondiente a aquellos días.
Hoy está claro que no. Ahora en 1940 es cuando han entrado verdaderamente los bárbaros en Paris aventando sus decadentes molicies.
Ahora cuando el caudillo alemán se ha personado en la áurea rotonda donde reposa Napoleón y se ha paseado bajo el Arco de Triunfo. Cabe mejor ejemplo ilustrativo de que si alguna profecía puede contenerse en la Salutación del Optimista conviene remitir su verdadero cumplimiento a una segunda etapa de tiempos que esperamos mejores. Porque no ha de faltar ocasión para que la hermandad hispanoamericana se una en el más amplio espíritu de libertad, estemos seguros, en ese mismo espíritu que defendió hasta más allá de la muerte el pueblo español, todavía no bien comprendido.
Señalemos que esta entrada de los bárbaros en Francia se ha llevado a cabo con la complicidad de quienes sirviéndose de todos los me.
dios a su alcance, incluso del nombre de Rubén Darío, pretenden franquearles la puerta de América y facilitarles la posesión del mundo. 7) El 19 de julio, por los mismos días del mensaje de Pemán a la juventud americana proclamaba Franco: El conflicto europeo empezó en España. Sin la colaboración de la Es¿Ha nacido el apocalíptico Anticristo?
Se han sabido presagios y prodigios se han visto, y parece inminente el retorno del Cristo. Ha nacido el Apocalíptico Anticristo. Canto de esperanza) tu caballo blanco, que miró el visionario, pase. Canto de esperanza)
Aguila, que estuviste en las horas sublimes de Patmos. Salutación al águila)
Verdugos de ideales afligieron la tierra; en un pozo de sombra la Humanidad se encierra con los rudos molosos del odio y de la guerra.
Oh, Señor Jesucristo. Por qué tardas. Qué esperas para tendee tu mano de luz sobre las fiecas y hacer brillar al sol tus divinas banderas?
En alguna parte se ha visto el palacio del Anticristo. Agencia)
Para Rubén el temido Anticristo se identifica en principio con Nietzche. 8) como se identifica hoy con su auténtica proyección histórica que ha opuesto a la cruz de Cristo en que se Ven, Señor, para hacer la gloria de ti mismo.
Ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo; ven a traer amor y paz sobre el abismo. tu caballo blanco, que miró el visionario, pase. suene el divino clarin extraordinario Mi corazón será brasa de tu incensario.
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San José, Costa Rica AGENTES REPRESENTANTES DE CASAS EXTRANJERAS Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. Máquinas de Calcular MONROE Refrigeradoras Eléctricas NORGE Refrigeradoras de Canfín SERVEL ELECTROLUX Plantas Eléctricas Portátiles ONAN Frasquería en general (Owens Illinois Glass Co. Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. Equipos KARDEX (Remington Rnad Inc. Maquinaria en general (James Motley, JOHN KEITH Socio Gerente RAMON RAMIREZ Socio Gerente ¿Cómo poner en duda que Rubén Darío hubiera visto con nosotros, en este doloroso trance histórico, que la encamación de la víctima, el mediador entre los dos mundos, entre cielo y tierra, se identificaba con la entidad colectiva del pueblo español inmolado en su cruz a manos de ese bárbaro triunvirato de señores de la mentira y con la complicidad de la mayor parte del mundo. Cómo él, poeta universal, no iba a hacer causa común con sus hermanos los poetas, los españoles, los americanos, férvida muchedumbre cuya sensibilidad intuyó sin vacilar el campo donde se encuentra la virtuali.
dad creadora, la justicia en su especie más cumplida? No se trata, entre otras cosas, de cantar nuevos himnos, de dar lengua suelta y anchas alas a la poesía. Con qué bocas lo haríamos, con las vaticinantes de los poetas o con las de las armas de fuego que las enmudecen? Por otra parte, la sangre mestiza de Rubén Darío, medio española, medio americana. aceptaría que su Salutación del Optimista sirviera de canto de sirena favorable a quienes