REPERTORIO AMERICANO 263 Quillota. De Sintesis. Buenos Aires. Año II, junio de 1928, Nº. 13)
eran mar.
Para los turistas que parten de Santiago a El artículo de Sarmiento que puede verse Viña del Mar, ansiosos de llegar a la ribera. en tomo primero de sus Obras, tan benchido Quillota es apenas el nombre de una estación de substancia chilena) describe luego el origen sobre el camino. Para los chilenos, Quillota es de esta ciudad, sus fiestas sociales, sus práctiuna aldea rutinaria, desprovista de motivos es cas religiosas, uniendo a la pintura la crítica, téticos que justifiquen un viaje hasta ella. Pacon esa mezcla de ingenuo romanticismo y de ra mi, en cambio, Quillota era una ciudad de propósitos sociales que entonces procuraba realeyenda, por haber Alberdi escrito allí contra lizar en sus escritos.
Sarmiento las formidables epístolas que lla Ochenta años después que Sarmiento, he mamos Las Quillotanas, precisamente por ei realizado yo mismo su itinerario; pero en fesitio en que las escribió.
rrocarril, como él lo hubiera deseado. El caCuando algunos amigos chilenos oyéronme mino ha cambiado un tanto, en población, en decir una tarde en la redacción de El Mercurio, nombres, y en cultivos. Cuál es el Cerro Aleque deseaba visitar este pueblo, todos me des gre de antaño. Cuál es el Campo de las Sieanimaren, asegurándome que carecía de interés. te Hermanas, donde apretaba el corazón del Para mí lo tiene respondi.
caminante una leyenda de bandidos. Por Para por qué?
aquel entonces Viña del Mar no existía, ni Porque allí vivió Alberdi durante una tan extensas las hoy famosas viñas de época decisiva de su vida.
Limache. Cuando el tren ha pasado este lugar. Es un noble motivo me observaron. el panorama se abre en un anfiteatro de altas pero no es suficiente para ir a padecer malos serranías, y el convoy entra por lo que debió hospedajes. Allí no van sino viajantes de co ser la antigua calle Larga, entre quintas que Alberdi en 1879 1881 mercio y agricultores de la región.
sazonan el aire con el perfume de las más sa Me bastaría estar allí unas horas, para brosas frutas. En la estación, las vendedoras poder decir que he estado en ella, y que Qui se acercan a los coches ofreciendo manojos de llota, como la Mancha, existe.
flores en sus canastillas, suculentas ciruelas, Pocos días después realicé mi propósito.
La buena mujer se mostró muy hospitalacarnosos priscos, refrescantes peras de agua.
Un rápido mañanero que corre de Valparia y ladina. Como yo le dijese que en QuiSalí de la estación para recorrer al azar las llota había vivido hacia 1853 el doctor don raíso a Santiago, me llevó en una hora desde calles del pueblo, las calles angostas y rectas, Juan Bautista Alberdi, hombre célebre en Viña a Quillota, y volví en el rápido de la las manzanas cudrangulares, las casas bajas América y le preguntara si ella no lo había tarde, que regresa de Santiago al balneario del con aleros de teja, según el aspecto de las vieoído nombrar, me respondió que no, pero jas villas hispanoamericanas. El ámbito era siQuillota existe, puedo afirmarlo ahora: exisagregó en seguida: lencioso y de una dulce tibieza; el cielo, intente la ciudad que Alberdi hizo famosa en la Más anciano que yo, y de una familia samente azul; las montañas aparecían al fonArgentina, por haber datado allí sus cartas quillotana más vieja, es el propietario de esta do de las calles, con sus moles obscuras. Las contra Sarmiento, después de la caída de Rocasa, don Eleuterio, que vive aquí en los fongentes iban a pie, bajo el dorado sol de la dos; si usted es gustoso de ello, yo lo puedo sas y su sistema.
mañana; unas mujeres, con la canasta al braPero qué digo? Sarmiento mismo estuvo llamar, y él ha de complacerlo mejor que yo zo, volvían de hacer sus provisiones; otras, en Quillota el año 1842 y la describió en El sobre noticias antiguas de este pueblo.
con el manto a la cabeza, volvían de oír su Mercurio de Valparaíso, fingiéndose un turista Fué la señora al traspatio y volvió con don misa. Era Jujuy, acaso. Era el antiguo Tunorteamericano. Hizo el viaje a caballo desde Eleuterio, personaje cuellicorto y obeso, de tez cumán? Quizá vino Alberdi a recogerse en este el puerto; pasó por el Almendral, el Cerro amarillenta, de párpados rojizos y pelados, de pueblo, porque encontraba en él un ambiente Alegre, el Campo de las Siete Hermanas, el hablar pastoso y tartamudo. Lo traía la cuanálogo al de su aldea nativa. La montaña valle de San Pedro, y una hora después su riosidad, pero lo retraía la desconfianza. Don ata ja aquí las brisas de la costa; cálidas aguas cabalgadura entró en la aldea del verdegueante Eleuterio era sordo, pero al fin conseguí que fertilizan el valle; prosperan en la atmósfera quillotano.
me entendiera.
húmeda las naranjas y las chirimoyas; los pa Es Quillota dice Sarmiento una po Sí, señor: le pregunto si usted no ha tios se cubren de lujuriantes helechos y jazblación reducida, con poca extensión y contaoído nombrar a un tal Alberdi, que cuando mines embriagadores; la carne femenina se madas habitaciones en derredor de la única plaza usted era niño, vivió aquí en Quillota.
cera en ensueños de misticismo y sensualidad.
que tiene; la mayor parte de habitantes Algo de todo ello descubrió Sarmiento, en. Valverde, me dize? Como no. Si los bei reside en un arrabal llamado la calle Larga rápida visión, con sus ojos de artista. Mucho conocido. Vivían aquí a la güelta. Los Valque se prolonga por más de dos leguas, aliverdes han sío toos este pueblo.
de todo ello debió sentirlo Alberdi cuando neadas por ambos costados las habitaciones aquí viniera hace ya tantos años. No, señor, Valverde, no. Al ber di, don Juan Bautista Alberdi, un doctor argentino.
mezquinas, pero que abrigan en cambio muYo había querido ir a Quillota, en edad en jeres lindísimas que por lo general ostentan en. Argentino? Entonces ha e ser don Ceque aún sentía estas emociones, sin cartas de su fisonomía y sin el triste auxilio del arte, sáreo Gardel. Zi, pués eze era argentino. Fué presentación, y a nadie conocía en el pueblo.
la bella mezcla de los colores de la azucemi preceltor. El nos enseñó el silabario, a mi Había caminado a la aventura por la calle prinna y de la rosa. El clima es delicioso, dando, y a mi hermana Balbina.
cipal y por el suburbio, viendo acá la tienda por su temperamento ardiente en el estío y Vi que nada podía conseguir con don Eleude un mercader de paños, allá el taller de un benigno en el invierno, crecimiento terio, y pregunté si no había en Quillota alу sazón artesano herrador, acullá la acequia que regaba gún anciano que pudiese darme otras noticias.
a varios árboles de los trópicos; el aromático una huerta, y mientras yo pasaba por ahí atrachirimoyo y el verde lúcumo mezclan sus foLa viejecita de cabellos blancos, deseosa de yendo las miradas de los vecinos, que se acerNajes con el naranjo y el limonero, cuyas mostrarse más amable, me avisó en donde vicaban a ver el forastero, de pronto una anciana frutas gozan de merecida reputación por su vía el Señor X, un octogenario, cuyo padre, sencilla, con esa amabilidad curiosa que suelen exquisito refresco en todo el ámbito de la rehombre principal, había sido un emigrado artener las viejas de los pueblos apacibles, me pública; y aunque los primeros no podían gentino, que se casó en Quillota, y él debía saludó muy gentilmente.
brindarnos sus frutos, los reemplazan con vensaber lo que yo preguntaba. Al oír aquelio, Esta viejecita de cabellos canos, que así me tajas las manzanas camuesas que esceden en se me antojó la ilusión de que podria averisonrie, debe ser la tradición el alma de bondad a todo lo que en otras partes he gusguar hasta en qué casa había escrito Alberdi Quillota, pensé.
tado.
sus Quillotanas. seguro de que hablándola satisfacía mi la plaza llegué caminando primero por curiosidad y la suya, me llegué a la puerta la calle principal, en donde está el comercio. Ricardo Rojas estuvo en Chile en el año 1921, en donde estaba, que era un puesto de frutas cosmopolita, acaparado por gente de nacionasiendo allí objeto de múltiples atenciones. Como resul y le dije: tado de su viaje, ba escrito un pequeño libro intitulado lidad improbable, judíos y sirios en su maGentes y paisajes de Chile. dicho opúsculo pertenece Señora: Yo soy argentino, y he venido yoría, Pasé por la paquetería que se llama el capítulo sobre Quillota que el auttorba cedido a a conocer su pueblo, que es famoso en mi La Flor de Grecia. doblé por otra calle Sintesis como una primicia. de la tierra, donde está la Panadería de los Aliados. a sus