REPERTORIO AMERICANO 227 La locura campesina Por el Dr. GARCÍA CARRILLO (En el Rep. Amer. San José, Costa Rica, agosto de 1941)
Beba cervera SELECTA De malta y lúpulo. es S, dos farmacológicos obtenidos de este insecto producen sin embargo efectos tan tóxicos, y aún la muerte, que es dadoso que se utilicen realmente para influir sobre el erotismo o la fidelidad. de las presuntas víctimas.
en En estas mismas columnas, hace algún tiempo (Rep. Amer. XXXVI: 45, 12 de noviembre 1938. presentamos un cuadro del campesino, pobre y enfermo, que llega a las puertas de nuestros hospitales en busca de alivio. Tal página llamó la atención, quizás por ser posiblemente la primeca vez en las letras costarricenses, que un médico se extendía sobre las expresiones folklóricas en la enfermedad. También emocionó, la dedicada maestra guanacasteca, Señora María de Noguera, nos dió una escena teatral para representar en las escuelas y que llamó Las Recetas (Rep. Amer. XXXVII:327, de octubre 1940. Recogía en ella ciertas expresiones del decir popular de su provincia. Sirvanos esta introducción de pretexto para reincidir.
En Nuestro Pueblo ante la Enfermedad decíamos que en el Hospital las manifestaciones nerviosas de la enfermedad no eran muy frecuentes, y con razón, pues hay en Costa Rica una institución especializada en el asilo y tratamiento de los trastornados; es el Hospital Nacional de Insanos, corrientemente conocido como Asilo Chapuí, hoy bajo la dirección del reputado doctor Chacón Paut, secundado por jóvenes psiquiatras de valer. él y a ellos nuestro agradecimiento por habernos abierto el acceso a la documentación sobre el campesino loco. En La Casa de las Palmeras. como popularmente se llama nuestro Asilo aludiendo las majestuosas plantas que adornan la entrada, numerosos enfermos de la mente se aislan temporalmente del mundo y recobran con frecuencia su lucidez; otros caen progresivamente en la desintegeación mental y física que los conduce al reposo definitivo.
También recoge el Asilo transitoriamente, jóvenes delincuentes dados a fumar marihuana o al alcoholismo crónico, los vicios más baratos.
Rara vez se transforma el Asilo en lugar de reclusión perpetua de algún criminal demente. No en todos los casos es posible recogec expresiones fácilmente comprensibles de boca del paciente; en efecto, muchos pasan el tiempo casi en completo mutismo, sumergidos en su mundo interior o atentos a trágicas alucinaciones. Otros quizás sólo vegetan, no habiéndose desarrollado su mente al contacto de la enseñanza, pues fueron rudos en las aulas escolares que pronto abandonaron para vivir del jornal.
No se observa en general, como a la entrada del Hospital, que los pacientes traigan recomendaciones de algún personaje local, pero cierto Jefe Político enviaba una mujer porque padecía de furor uterino y se hacía insoportable en el pueblo. Algún viejo senil lo trae la policía acusado de exhibiciones deshonestas en la via pública. Un padre puede introducir así a su hijo: Lo traigo porque las babosadas que dice son burradas. Algunos entran sumamente excitados, con esposas o mecates sujetándoles los brazos. Es muy raro aquel que hace loco únicamente con el fin de conseguir techo comida.
Un enfermo decía así: Yo lo que cobro es la sangre porque la sangre vale oro y hay enfermedades intérnicas porque están entre carne hueso otras iprovénicas que están entre las orejas. El Presidente es como un chiquito embarcado de ayote. Etc. etc. Con semejantes discursos, cualquiera hace el diagnóstico de chifladura. El pueblo dice estar ido del sentido o distraído del pensamiento. también tener los nervios regaos en la sangre. Otros pacientes ateperetadamente cajan una sentencia sobre otra sin mayor lógica en el conjunto de la frase o introduciendo curiosos neologismos en el lenguaje como iprové nicas o intérnicas. a veces guiados por lo que en apariencia es un sentido puramente eufónico. El simbolismo de la frase anterior se vislumbra considerando la separación relativa entre las afecciones médicas internas y las mentales, es decir, entre las orejas o iprovénicas. por qué no. Sin embargo, no todos los dementes aceptan su locura. Uno de ellos se expresaba así: El que haya dicho que yo soy loco será un grandísimo loquero, vividor de las hechicerías que existen en la humanidad. Cuando dicen estar débil del celebro o atarantado de la cabeza. generalmente lo justifican no ya por el frío o pasmo de otras enfermedades, si no por influencias exteriores atribuídas a maleficios o friegas de las brujas. Los más modernos sienten que los maneja un magneto. o tienen un radio en la cabeza.
La influencia de poderes misteriosos y ocultos se acepta universalmente. El pisuicas. y las ánimas en pena se reparten con las brujas los atributos de la hechicería. El mecanismo mismo de tal influencia no se logra conocer; sin embargo se atribuye a polvos y a cochinadas introducidas en la comida, la puerta de entrada del mal. No estoy loca. decía una enferma, pero a fuerza de venenos lo lograrán, y no como porque le echan vidrio molido (a la comida. Es muy conocida en nuestro pueblo y aún en las clases educadas, la cantáride. Los preparateny En los hospicios europeos se encuentran con frecuencia enfermos cuyo delirio los hace decir que son Napoleón o algún personaje de la antigua realeza. Entre nosotros, faltos de tal tradición, a lo que más se llega, es a compararse con figuras de la actualidad internacional, como aquel que creía ser Benito Mussolini! o figurarse víctimas de la Gestapo. En la mayor parte de los casos, se recurre a la tradición católica que se educa al pueblo. Así la invocación de diversos santos es corriente. Un enfermo puede decir que es el Rey del Mundo y que nació en el Paraíso. otro, que él es la reencarnación de Jesucristo.
Comúnmente se denomina este trastorno como delirio de grandeza. Lo hay también de persecución, a veces muy sutil y rodeado de aparente verdad en los hechos incriminados. Más curioso es cuando un enfermo se cree poseído por sus perseguidores. Uno de ellos decía así refiriéndose a sus enemigos: Los tengo aquí en el estómago y me piden de comer; yo no les doy y me molestan mucho insultándome y amenazándome con arma blanca. Me van a matar. Etc. etc. Se llega en este caso al recuerdo del mito antiguo del buitre que devoraba las entrañas.
Como decíamos, en muchos casos predomina más bien una dencia a evitar el contacto con el mundo externo. El enfermo ha sido idiático y se siente suspendido por las cosas que piensa. Se vuelve como idiotizado. aparece dundo o dundao de la cabeza.
No será entonces raro que padezca de ataques de llanto y tristeza. o que se queje de un miedo como un recelo o de un apocamiento. tal vez de un murimiento general, es decir, siente que se muere. Otros dicen sentir un desatino en el cuerpo que los impulsa a acciones sin fin lógico, posiblemente en ciertos casos activados por sus alucinaciones visuales (ver bultos. cruces, culebras, etc. o auditivas (oir voces o ruidos de chicharras. etc. o cenestésicas (corrientes de eleteicidad en el cuerpo. Un enfermo decia que tales ruidos lo amuinaban y le nublaban la cabeza. pero es raro que lleguen a asuicidarse. En otros casos el impulso patológico los desvía hacia un estudio afanoso y generalmente estéril, a lecturas ininterrumpidas o a la masturbación repetida, hechos que hacen creer popularmente que el mucho estudio o los abusos genésicos conducen la locura. Naturalmente con el cambio de la personalidad, algunos pacientes tienen reacciones sumamente violentas que queden llegar al crimen. un enfermo cuando le daban altezas. sentía que se le cuajaba la sangre por dentro en pelotas. otros que algo sube por dentro a ahogarlos.
El origen de estos trastornos mentales se piensa que radica esencial.
mente en un factor constitucional y hereditario. Las familias en que se asocia la demencia, la epilepsia, el alcoholismo crónico las taras psico páticas, son mucho más frecuentes que aquellas en que aparece casualmente aislado, un caso del mismo trastorno o aún un caso de sífilis del sistema nervioso con trastornos síquicos. La vida en nuestros pueblos con todas sus limitaciones, trae consigo los matrimonios consanguíneos, los hijos ilegitimos. Muchas veces la falta de eugenesia resulta en productos con alteraciones lamentables en las esfecas cerebrales y mentales. Entre las otras razas que conviven con los nativos, los chinos se caracterizan por el poco número de trastornados que dan al Asilo; en cambio los negros con frecuencia degeneran en dementes. De uno de ellos, homicida ena y men