264 REPERTORIO AMERICANO EDITORIAL LOSADA y no. nea.
cuya puef. a aguardaba un hirsuto burrito con Jana ARC las árganas repletas de bollos perfumados, y llegué sin mucho andar a la esquina de la plaza. Había en torno la inevitable iglesia, la necesaria botica, la indispensable escribanía, (Alsina 1131. Buenos Aires, Rep. Argentina)
entre los frondosos árboles del centro, el quiosco de las eróticas retretas en donde suelen poLos últimos libros publicados: lolear las bellas quillotanas. Una paz realmente provinciana reinaba en aquel lugar. El Carlos Onetti: Tierra de naMontaigne: Ensayos. Tomo II.
sol de mediodía doraba ya las aceras die. Novela. 2do. Premio del Traducción de Román y Saу las concurso Ricardo Güiraldes polvorosas calzadas. En un banco de la plalamero, revisada y corregida. 00 za, guarecido a la sombra, estaba un chiquiorganizado por la Editorial Lollo harapiento, pregonando diarios; me vensada. Bs. Aires. 1941. 00 En la Colección Cristal del Tiemdió El Mercurio de Valparaíso, de esa mañana po: y él me avisó cuál era la casa que yo buscaba.
En la Colección de Textos LiteAmérico Castro: La peculiaridad La casa que me indicó era baja, con rejas rarios: Lingüística Rioplatense y su a la calle y ancho zaguán cuya cancel dejaba Juan Ruiz, Arcipreste de Hita: sentido histórico.
admirar el espacioso patio florecido. Mientras Libro de Buen Amor. SelecCómo se habla y cómo se deaguardaba a que viniesen a abrirme, eché una ción. Edición con estudio be hablar en la Rep. Argentiojeada al periódico de Valparaíso, y con gratas de María Rosa Lida 00 na. Cuestiones lingüísticas de ta sorpresa vi mi retrato y mi nombre en Amado Alonso dirige la Colecgran trascendencia 50 grandes letras, seguido de un artículo que me ción de Textos Literarios.
saludaba por haber estado el día anterior en aquel puerto. He aquí una buena presentación En las Biografías Históricas Félix Martí Alpera: Metodoloу para el señor pensé. La criada que me Novelescas: gia del Lenguaje. En las Pude atendió díjome que el amo no estaba en casa; blicaciones de la Revista Pablo Rojas Paz: Alberdi, el acababa de salir a ver un hermano muy enferCiudadano de la soledad 00 Pedagogia 00 mo; pero el señor era, precisamente, aquel caballero que iba entrando en la plaza, y, si yo El pensamiento vivo de MaquiaRicardo Rojas: Blasón de Plata.
tenía urgencia, podía alcanzarlo. Así lo hice.
velo. Presentado por el ConEn la Biblioteca ContemporáMe acerqué al caballero, un hombre distinguide Carlo Sforza. Traducción 50 do, de tez rosada y barba blanca. Le di mi por Luis Echávarri 00 tarjeta y el número de El Mercurio; le pedí Georges Gurvitch: Las formas excusas por aquella manera de presentarme y En La Pajarita de Papel dirigida de la sociabilidad. Ensayos de le dije que estaba pasando unos días en Viña; por Guillermo de la Torre: Sociologia. Traducción por que se me había ocurrido conocer Quillota Francisco Ayala. Es el ler. voPaul Claudel: El Libro de Cristopor haber vivido en ella nuestro Alberdi; que bal Colón. Traducción de Julumen de la nueva colección yo estaba encantado de su pueblo, y que deseoBiblioteca de Sociología 00 lio Payro 00 so de saber si alguien recordaba allí al autor de las Quillotanas, me había dirigido a él, por En Las Cien Obras Maestras de la Henri Michaud: Un bárbaro en ser en cierto modo argentino.
Literatura y el Pensamiento Asia. Ediciones SUR. Traduc Yo soy chileno, señor me contestó seUniversal: ción por Jorge Luis Borges. 00 camente. Sí, señor. Me dicen que usted nació en Los precios señalados son en moneda nacional argentina Quillota, hace ya setenta años, pero que su señor padre fué argentino.
uuuuuuuUDION JUUUUUUUUUUUUUUUUUUU Qud INDUA El era de Córdoba, donde dejó muchos parientes.
sas, contra Sarmiento, a quien acaso habrá oí señanza primaria de uno otro país, en am. Debió venir a Chile en la época de la do nombrar usted.
bos lados de los Andes, podría divulgar ciertiranía de Rosas?
Mi interlocutor me miró silencioso.
tos nombres que dan persistencia a la tradi Sí, el año 40. Después de una revolución Pues vea usted qué cosa más absurda, ción local de una aldea y que te jen la trama que hicieron en Córdoba.
observé: Quillota es conocida de los argenti de dos naciones en una sola cultura: Henri Luego, pues, ha sido compañero de ad nos por Alberdi, y aquí nadie lo recuerda. Yo quez, Bilbao, Lastarria, para los argentinos; versidades con los otros argentinos que semi creía que usted al menos, conocería su nom Mitre, Sarmiento, Alberdi, para los chilenos.
graron a Chile. Alberdi entre ellos.
bre. Perdóneme usted, señor. mientras me encaminaba de regreso a. Quién? me alejé, saludándolo con mucha reve Viña del Mar, mi silencioso monólogo evoca Alberdi.
rencia.
ba esos nombres en el ambiente de aquella al No lo conozco.
Después de aquel diálogo frustrado, resolví dea borrosa, y de sus hejanas montañas azules. No lo conoce usted?
regresar a Viña en el primer tren, y me encaperdidas en el horizonte. No, señor miné a la estación reflexionando sobre estos RICARDO ROJAS Eso es raro, siendo usted quillotano e mitos que nos forjamos a veces los hombres hijo de argentino. Aquí vivió Alberdi, com familiarizados con la historia. De pronto, una patriota de su señor padre, traídos los dos por experiencia nos revela que nuestra ilusión inCosa singular! Cuando en el extranuna misma fatalidad, y aquí escribió Alberdi dividual no corresponde a la realidad colectijero oímos hablar de una ciudad donde un libro que los argentinos tlamamos Cartas va. Así Quillota existe en Alberdi, pero Albervive tal o cual grande hombre, nos lo Quillotanas, escrito después de la caída de Ro di no existe en Quillota. Yo creo que la enimaginamos a éste involuntariamente como el punto céntrico de esa ciudad, cuyos mismos techos irradian su gloria.
Qué sorpresa la nuestra al llegar a ella y tener que informarnos largamente antes de descubrirla entre el montón! De igual modo el viajero descubre desde una gran distancia la catedral de una ciudad; pero una vez en ella, ésta desaparece de su vista, y sólo después de recorrer una cantidad de calles estrechas y el tortuosas, Situada 200 vrs. al Este de la Iglesia del Carmen.
gran edificio se le presenta de nuevo, en la vecindad de casas ordinarias y de almacenes que lo tienen casi escondido.
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