REPERTORIO AMERICANO Una discutible semblanza de Bolívar (De El Gráfico. Bogotá, 7, IX, 40. Bolivar en 1828 (Boceto para un retrato del Libertador. La interpretación que el notable artista bogotano don Santiago Martínez Delgado acaba de hacer de la cabeza del Libertador Simón Bolívar es un acontecimiento pictórico que no puede pasar inadvertido, por la doble causa de su finalidad y de su origen. Si se tratase de un héroe secundario, cuya imagen no hubiese sufrido los debates esgematológicos que ha soportado la del más insigne de los fundadores de la nacionalidad colombiana, y si el creador de la última estampa no ocupase sitio tan eminente en la vida del arte patrio, como el que ya tiene ganado Martinez Delgado, nada mejor podríamos hacer que cubrir con un tupido velo de indiferencia el ensayo realizado bajo la inspiración de un concepto muy personal del General José Antonio Páez, escrito en época en que su admiración por el genio ilustre se trocó en franca animadversión hacia la egregia individualidad de éste. El General es decididamente feo y de esta a los españoles. es la impresión fisionómica y estética que de Bolivar llegó a tener el centauro apureño; y superando la noción de Páez, el famoso dibujante Martinez Delgado lo ha concebido decididamente feo y contrario a los esbozos y explicaciones que de pintores y amigos del Libertador hemos recibido como un legado de leal verosimilitud.
Es evidente que el entusiasmo y simpatia suscitados por la vida extraordinaria de un personaje superior pueden influir sustancialmente en el proceso de inspiración de poetas y artistas en el momento de encomendar a la pluma o al pincel el producto de sus sensaciones intimas. En ocasiones aun la afinidad racial reclama las características de sus propios fueros, y por ello se advierte que la faz de Jesucristo cobra los atributos de cada medio étnico, según la procedencia del pintor que la traslada a su lienzo. El alemán lo imagina nacido y criado en las cercanías del Rhin, donde las azucenas que embalsamaron la leyenda de Nibelungos y Walkirias, tiñen de azul el amplio círculo de las pupilas. El español meridional, tostado por los vientos calurosos que se desprenden de las costas africanas, renunciaría a su propósito antes que diseñarlo con los atributos de un hombre que no fuese trigueño, móvil y esbelto. su turno el holandés presumiría traicionar sus viejas tradiciones, si sus Cristos no tuviesen la gruesa robustez de los pescadores que hinchan sus músculos arrojando la red sobre las aguas de sus mares circundantes.
El impulso que en los últimos años ha tomado la pintura negra en tierras de la América española ha creado en los artistas jóvenes la veleidosa tendencia de impregnar las más castizas fisonomías con los caracteres antropológicos de la raza de color. Nuestro hábil dibujante no pudo escaparse a esa imposición del ambiente continental, y nos ha ofrecdio un ejemplar de Bolivar amulatado y desapacible, no obstante las anotaciones y comentarios de sujetos respetables que lo describieron de otra manera.
Los varios documentos que la literatura bolivariana conserva entre sus abundantes páginas, contradicen el tipo humano que se le asigna al Libertador distinto del que el consenso general acepta como el trasunto de una noble y delicada personalidad física. Uno de aquellos testimonios es el del oficial irlandés Daniel Florencio Leary, quien por el trato intimo y continuado que mantuvo con Bolívar, estaba en capacidad de presentarlo en sus relieves peculiares con excepcional fidelidad. Del espozo de Leary resulta que Bolívar tenía la frente al.
ta, pero no muy ancha y surcada de arrugas desde temprana edad, indicio de pensador. Pobladas y bien formadas las cejas. Los ojos negros y penetrantes, la nariz larga y perfecta; tuvo en ella un lobanillo que le preocupó mucho, hasta que desapareció en 1820, dejando una señal imperceptible. Los pómulos salientes; las mejillas hundidas, desde que le conocí en 1818. La boca fea y los labios gruesos. La distancia de la nariz a la boca era notable. Los dientes blancos, uniformes y bellísimos; cuidábalos con esmero. Las orejas grandes, pero bien puestas. El pelo negro, fino y crespo. En esta descripción no asoma el ejemplar negroide que en forma tan franca y notoria se trasluce a través de las líneas finas y seguras del joven intérprete colombiano. La calidad de la cabellera crespa, que no es signo diferenciador de la gente de color, como que entre los judíos es corriente tal característica, ofrecía la de su finura, opuesta a la dureza y rigidez del cabello de los negros.
En el año de 1823 el Coronel Campbell, miembro de la misión acreditada en Bogotá por Canning, con ese instinto de los ingleses para apreciar las particularidades anatómicas de las razas inferiores, no hace pintura alguna del rostro de Bolívar, pero anota que los modales y presencia del General Bolívar son en extremo suayes y distinguidos. seguro de que un mu.
lato no le hubiese arrancado la perentoria declaración Por aquel tiempo otro súbdito británico, el Cónsul de Inglaterra, General Henderson, comunica una impresión más explícita cuando dice: La estatura del General Bolívar no es tan pequeña como ordinariamente se informa. Es delgado, pero tiene las más finas proporciones.
Su tez es ahora oscura a causa de su vida a la intemperie. Cuando no habla, su semblante to.
ma el tinte de la melancolía. De pelo negro, ligeramente rizado y tan bien dispuesto por la naturaleza que deja despejada su ancha frente.
Ojos oscuros y vivos. Barba más bien puntiaguda. Esta apreciación de un hombre conoce.
dor del mundo, y acostumbrado a ver hombres de todas las expresiones étnicas, es diametralmente opuesta a la del General Páez para quien Bolívar era bajo de cuerpo y con un cráneo cubierto de crespos menudos.
Aunque el Coronel Hamilton, otro comisionado del gobierno inglés en 1823, le concede la razón a Páez en cuanto a la estatura, difiere de éste en el diseño de la nariz de Bolivar, presentándola aguileña y bien formada. Páez la deja ver langa y colgando de una frente alta y angosta, casi sin formar ángulo.
El Comandante Persat, francés que tomó el empeño de crearle atmósfera de antipatía al Libertador y que temblaba de indignación cuando oía que se le parangonaba con Napoleón y con Washington, se abstuvo de considerarlo como mulato, y, violentándose, hubo de confesar que era hombre seductor. Con cuánta complacencia no hubiese aquel envidioso señalado en sus meinorias los perfiles de inferioridad humana que celan la personalidad de un individuo de color.
Finalmente, el santafereño Juan Pablo Carrasquilla, lo transmite a la posteridad así. Tenía (en 1819) la piel tostada por el sol de los Llanos, la cabeza bien modelada y poblada de cabellos negros ensortijados. Los ojos negros, penetrantes y de una movilidad eléctrica.
Así, pues, según este testimonio, los crespos menudos que hoy han venido a inspirar la concepción de una cabeza etiope o senegalesa, no eran sino cabellos ensortijados que lo mismo adonarían el testuz de un Homero que el de un Erasmo o de un Goethe.
Pero a partándonos de simples devaneos liteatendiendo a las representaciones de visu de pintores y dibujantes que gozaron de su inefable presencia, no hemos podido hallar el menor vestigio de facciones africanas ni en la miniatura del mozo de 1804, ni en el óleo de Londres, de 1810, ni en el dibujo de Maurin, ni en el cuadro de Gil, ni en los perfiles de Roullin y David, ni en el boceto de Maucci trabajado en agosto de 1830 en Cartagena, ni en los retratos que en varias épocas tomó Espinosa del natural.
Siendo tan claros y bien definidos los orígenes familiares de Bolívar por una y otra línea ascendentes, no es explicable que en la sangre del héroe corriese mezclada la de la raza de esclavos, como lo presumen algunos escritores negros que en publicaciones intencionadas, tratan de reivindicar para su provecho la fortuna privilegiada de aquel hombre extraordinario. El mismo Páez, mulato fácilmente reconocible, no rarios y Ruben Darío Sánchez vive ahora en esta ciudad. En los altos de la Zapatería El Record Lista de Correos San José de Costa Rica (Ve con simpatía este homenaje a su padre, y nos ayudará con fotografías, papeles y documentos intere antes.