REPERTORIO AMERICANO 195 para ella cosas.
nos.
Labor ardua es tener fe en sí mismo. No se cceí sepultaría toda la amargura de mi vida an. Eso no es cierto. Sólo tu sensibilidad enfersaca de la nada. Jamás la conseguiré. Momenterior. Pero no: ahí está ante mi, cantándome miza puede llevarte a decir tales cosas. Exagetos hay en que adopto uan actitud de suficien con voz acerba su canción de desaliento. Oigo ras en este caso como en lo de mi actitud con tu cia: soy inteligente, capaz de grandes cosas. y las notas graves y como si tocara la mano de un mamá. Ella merecía todo lo bueno y el destino niño travieso. Sin embargo, el recuerdo de esa sólo le deparó el dolor. La quise tánto! tú, me yergo un poco. De pronto, un bochorno me sofoca y la caída es peor. Curioso, al decir caída felicidad, pone su nota alegre en este tormento su recuerdo más precioso, no quieres hacer el esmío. Ibamos en un ansioso peregrinar por mu fuerzo de realizar el sueño que para ti acarició.
pensé en el bastón que lleva Stephen Dedalus durante todo el día y con el cual suele dialogar.
seos, salas de concierto, teatros. en la búsque Tú, tan capaz. dijo Amelia en un musitar dulUn bastón es fiel compañero: calla siempre y no da febril y agotadora de paisajes apenas soñados. císimo.
Pensaba en mi madre, de granito puro, que sólo se cansa de oír (otra vez mi yoísmo en juego. Es también sostén magnífico; yo usaría uno fuerconoció deberes y sacrificios. también recordé Es un afán malsano, prótervo, ir a lacerar este, pero el ridículo sería insoportable. No es cualmucho a la mujer que, en su santidad prolífica, píritu tan fino. Pero. a quién ir con mis absurrecogió a mamá en su caída. Mi madre cayó, didades, a descargar mi egoísmo feroz, sino a la quiera el que vale tanto como para desafiarlo!
Es como lanzarse a la crítica, si es que la crítica pero él no. Oh la estupidez e iniquidad de las paciente Amelia? Sólo ella sabrá el prodigioso hace el honor de salicle a uno al encuentro.
leyes que se dicen humanas! El puso en el ojal resultado del viaje. Un cierto pudor me obliga He arreglado gran parte de mis papeles mede su americana, una nueva flor como símbolo a callar tal locura a la pobre Alina. No sospemorias de un fracasado de inmenso valor para de una conquista más. Cierto es que hubo de chó jamás que se había casado con un demente.
el especialista en sentimientos de inferioridad.
luchar para rendir aquella plaza fuerte. Ame Ir a Europa, mi salvación. Qué ironía! Gastar En algunas ocasiones, leo lia! La amiga leal de mi madre; a ella voy cuan.
releo lo que he estanto; sufrir ires у venires sin fin para culminar crito, con ánimo libre de parcialidad, y lo juzgo do el monólogo es mínima válvula de escape a en el acto de la más estúpida vanidad. Quién muy bueno. Igual cosa me sucede con mis commi angustia. Es demasiada crueldad sacrificar creyera! Amelia no salía de su estupor cuando posiciones musicales. Cuando ejecutó Canción más a la incomparable Alina.
se lo dije. Alina no comprendía mi insistencia de la vida profunda sobre la poesia de Barba en visitar aquellas tumbas romanas.
Jacob, siento que estoy ante algo grande. Súbi. Si, Amelia, fué un viaje espléndido. Está. Vea, me decía el cierone: en un sistema cotamente me asalta el temor de ser un autocrítico bamos seguros de su pensamiento constante en modo de ventilación que permite la fácil llegada demasiado benévolo y dejo mis creaciones sólo nosotros. Lo sabemos de fidelidad cristalina. del aire hasta el ataúd. Ahí nació mi idea, mael pequeño grupo de amigos di. cómo viene el ánimo de mi pequeño? Se gistral como todo lo mío. Construirme una tumlettanti. en el descenso en la propia estima guramente ya has resuelto la publicación de tus ba semejante y que me pongan en un ataúd deción, me debato como un moribundo. vienen leznable. Fué un alivio. no más dudas ni desa golpearme las palabras del Ulysses. Aún no. Hasta llego a creer que pasó el alientos. Valga o no valga lo que he hecho en la. Qué es un fantasma. preguntó Stephen. tiempo propicio. Además, ya soy viejo y mejor vida, quedará inédito. No me resuelvo a aceptar Un hombre que se ha desvanecido hasta ser imes ir pensando en morir en paz con los huma el ridículo de hacer obra mediocre, ni tampoco palpable por muerte, por ausencia, por cambio de tengo fe suficiente para creer que lo mío merece costumbres. Yo soy un fantasma por ausencia. Qué diré yo, entonces, que te llevo más de la estimación de los capaces.
de algo vital que no alcanzo a precisar.
veinte años?
Vanitas vanitatis. Quede satisfecho mi an Hay una diferencia honda entre los dos: helo de significación iqué vacío! para después Juandiego es pulcro en el hablar, en el vestir, Ud. tiene una vida plena de sentido. Sus sacri de la muerte. Ni un hijo para depositar en él en su actitud. Viva en él la preocupación de serficios han sido siempre feuctuosos, aunque no pauna esperanza de realización de mis ideales! Havir; vir; lo hace sin aspaviento, silenciosamente, ra Ud. sino para los demás. esto es realizar ré mi tumba con ventilación a la romana. Algucon el deseo de que su solicitud pase inadvertida. obra grande. Mi vida, en cambio, es una lucha nas veces el viento golpeará mi cráneo y cantaré Temperamento artístico poderoso. De continuo sórdida por lo estéril. Dichosamente no alcancé como las arpas eolias.
suave la inflexión de su voz, truécase enfática a atormentar a mamá, pero sí a Ud. y a Alina, a GUIOMAR tantito más alta cuando habla de música, su quienes debo ilímite bondad.
San José, Costa Rica, junio de 1941.
dilección. Matiza su charla amena con términos musicales en las sílabas tónicas de algunos vocablos, emplea el calderón: Beethooven, fiorituuLa circunstancia humana ra, melodiia, cadeencia. Un alargar deleitoso y como cantado. Porque Juandiego canta muy bien. Capítulo de una novela inédita)
Podría ser un espléndido tenor de concierto. En el Rep. Amer. Joyce es un leitmotiv en mis cavilaciones. Un Envío este trabajo a José Bergamin, fueran un árbol de cementerio. Prefería los biógrafo suyo cuenta que vagaba por las calles campeón de la justicia y la verdad es. pinos. Sin embargo, los cipreses no estaban de París repitiéndose los versos que había compañolas.
mal. Estaban, acaso, demasiado bien. Daban puesto. Yo ambulo por calles solitarias tarareanimpresión de paz. Lograban el silencio, su somdo las arias y cancioncillas de mi cosecha. Cómo Hay cosas cuya poesía sólo se nos mani bra fresca un bello introducir de la noche, se juzgaría Joyce mis versos? Yo encuentro agra fiesta cuando estamos lejos de ellas pensa sumía uno donde hubiera querido sumirse si dable mi música. Alina le encanta, pero el ba Eo, acordándose de aquella casa de las afue acaso muriera, y preparaban a una especie de cariño pone opacidad en su juicio. Lo grande en ras. Casa, decía una casa es una cosa, un resurrección en las mañanas. Porque dormido mi vida es Alina; su amor es la fe que me sos caso, un, una. Tenía cipreses que la cubrían uno con la satisfacción de una dulce muerte, tiene.
de sombra cuando el sol estaba por esconderse. las higueras que sólo defendían medio muro ¡Ese viaje juntos! Fué algo maravilloso que Eran sumamente deliciosos esos cipreses si no del sol en las mañanas, resultaban reveladoras. El sol entraba por todas partes en los dormitorios, y si acaso le dieran a uno deseos de mirar por la ventana, vería, primero, el gran de la Biliosidad, Estreñimiento, Dispep resplandor solar; luego la claridad de los cieENCEDOR. sia, Gastralgia, Flatulencia, Fermentacio los; enseguida, los bordes de las montañas, nes, Falta de Apetito, Digestiones difíciles. definidos y maravillosos, y por fin, cuando se bajaba la cabeza, las copas de las higueras, MARAVILLOSO. Exclaman los enfermos después de tomar las con sus hojas extendidas que parecían de plaprimeras cucharaditas del afamado ta, relampagueantes e inmóviles, como flores en vez de hojas, sin aquella movilidad constante de los otros árboles, a cada golpe nuevo de viento.
Son unas maravillosas plantas las higueras. luego los frutos, apenas teñidos de rojo sus vellos de terciopelo, envueltos en bolsas de paPidalo en la Farmacia Revelo, Botica Isabel y toda Botica de importancia pel por alguien que, quitándole el manjar a los Productos «TEXCO)
pájaros, los maduraba hasta que se les formaApartado 92 San José, Costa Rica ra una gota de miel en el ombligo de su vien trecillo oscuro. El, a veces, arrancaba una o Antibilioso TEXCO