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244 REPERTORIO AMERICANO Raphaël Odin Appy (Parisiense)
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APARTADO 1499 cidos de frutas y agua helada. Querian mostrarnos y lo consiguieron que más allá de aquella imágen popular del americano bussines man y coleccionista de artefactos mecánicos, existe otra América más concentrada y reflexiva. Acaso nos pedían con puritano idealismo mucho más de lo que nosotros podiamos darles: el secreto para crear un diálogo espiritual entre las dos Américas, para mantener una convivencia sincera, para defender la libertad del hombre, aquel sencillo bill of rights. tan humano y tan cómodo que escribieron unos lores de peluca en Inglaterra a fines del siglo XVII y que durante dos siglos y medio nos permitió viajar, escribir en los papeles, adorar a nuestro propio Dios sin tener que destruir la iglesia del vecino. Con su levita provinciana cortada en Illinois, sus botas de caminador, sus barbas y su bondadosa cara plebeyota de maestro o pastor rural que puede explicar la Biblia en las ceremonias del domingo, Abraham Lincoln, el buen Abbe de la estatua sobre el que se posan los gorriones en la primavera de Washington City, seguía siendo su mejor arquetipo moral. Nada más distinto de los bustos cesáreos, de los mentones clásicos, de aquellos procónsules de Roma que inspiraron a Maquiavelo y a Mussolini que nuestro buen Abbe. El no habla en idioma grandilocuente, ni convierte en proa la quijada, ni saluda las águilas imperiales. Es amigo de la familia Smith; la visita el domingo cuando sale de la Iglesia, da buenos consejos, se interesa por la cosecha y la salud de los muchachos de tiempo en tiempo se lleva la mano a la cadena del reloj. Pero su filosofía, que también la tiene, aunque no la exprese en cláusulas ciceronianas, es la que veíamos fructificar a pesar de todo, en lo mejor y más positivo de la civilización yangui: el servicio socail, la libertad de escribir, de hablar y de andar. Cómo no cambiarían esos legionarios del Duce o del Fuhrer, suntuosamente uniformados, de marcial y desafiante a postura, pero con el estómago un tanto vacío, su belicoso destino, por el de uno de estos obreros americanos que consumen los mayores sandwiches y las más colmadas tazas de café con leche que se sirven en el mundo? Pero hay que hacer Historia heroica, dicen los dictadores. Muy bien, pero los héroes son muy pocos, y los John Smith, vaquero en Texas o fruticultor en California, son innumerables. Los pueblos se hacen con poquísimos héroes muchísimos John Smith que piden escuelas limpias, salarios fijos, alimentos sanos y la libertad de irse al campo un día domingo en su carrito Ford sin estar pensando en la mística del Partido, en el mesianismo de los arios o en la Teoria del Imperio. Ya sabemos me decía un profesor norteamericano que esta Democracia, y la Democracia en general, contiene enormes deficiencias. Cada año salen de las prensas universitarias de Harvard, de Columbia, de Michigan varias decenas de libros en que recientes doctores en Política hacen el balance y descubren las fallas del sistema democrático. Pero cualquiera democracia es preferible a la mejor dictadura por una sola razón, empírica y biológica, que se le ha olvidado a los tratadistas modernos, pero que encontré en días pasados en uno de esos pensadores ingleses del siglo XVIII no sé bien si en Locke o en HumeCon la democracia hay la posibilidad de que las cosas se renueven; biológicamente la democracia perfecta podría compararse con un buen sistema de irrigación sanguínea en que llega siempre al corazón el trabajo de las arterias, mientras que las dictaduras dende todas las funciones de la sociedad las absorbe el tirano, perecen de embolia histórica. El drama de toda dictadura es su envejecimiento, la obturación de su sistema sanguíneo. Después de un tiempo las dictaduras se hacen más viejas que las democracias porque no obedecen al ciclo vital del grupo renovado, sino del tirano que se torna infalible y maniático. Cuando pase la transitoria elocuencia de los miformes pardos, de las ideas y los mitos simplificados que mueven a los hombres como marionetas mecánicas, se volverá a buscar en los pensadores del siglo XVIII formas de organización que habrán de parecernos modernisimas.
Pero mientras hablábamos de la Democracia y del humano destino de segura felicidad que parecíhın buscar mejor que cualquiera otro pueblo contemporáneo en el planeta, los Estados Unidos, Europa nos remitía, ensimismándonos y entristeciéndonos, su nubarrón de noticias. Por aquellas dos semanas de diálogoen Norte América, pasaban momentos de oscura zozobra. veces encontrábamos pueril nuestra asistencia a una asamblea de catedráticos donde se hablaba de algún nuevo método de Pedagogía o de la manera más eficaz de sefortalecer la cooperación intelectual. No será todo esto un juego vano, una distracción transitoria, mientras las fuerzas destructivas de la Cultura llegan también a América y establecen aquí su ofuscada voluntad de fuerza? Una noche precisamente la misma en que las tropas alemanas consumaron la ocupación de Bélgica y Holanda Arturo Toscanini daba un ccacierto para los delegados al Congreso Científico; y recordé cierto relato que había leído en la Nouvelle Revue Francaise pocas manas antes. Describía dicha narración un festival de música celebrado en Salzburgo y que vino a coincidir, trágicamente, con el momento en que los nazis invadieron a Austria. Cuando los últimos más dorados compases de Mozart dorados como las cúpulas barrocas a Salzburgo mueren en el teatro de la graciosa ciudad, los asistentes salen a la calle. Sobre los pinos y el paisaje alpestre se levanta ahoTa una luna plácida como la que debió alumbrar las pequeñas ciudades alemanas, llenas de arte y buena artesanía, de cortes danzantes, donde Mozart viviera. Por sobre todas las cosas dolientes queda siempre al hombre la buena liberación de la música, pensaban los pacíficos vecinos de Salzburgo, que acogían y conservaban el arte de Mozart como si fuera el áureo y tibio disco del sol que a través de las montañas nevadas embellece su jubiloso invierno. Hay en la concurrencia cierto crítico judío que escribirá, precisamente esta noche, su reseña de festival. Pero ya las tropas de Hitler tocando sus ásperas marchas muy diversas de los ondulantes compases mozartianos entraban a las calles de Salzburgo. el escritor que narraba estas cosas, estos faits divers casi sin importancia ante las noticias de mayor volumen que llenan los periódicos, hacía notar cómo dicha noche sintió morir en Salzburgo Salzburgo punto de confluencia entre el Norte y el Mediodía. sintió morir la Cultura europea. Lo que puede venir ya es indescriptible. concluía el articulista. Lo que puede venir ya lo estaban conociendo no sólo Austria y Alemania sino toda Europa.
En aquella noche de Washington, tan llena de pesimistas presagios, Arturo Toscanini no ofrecía la música de Mozart sino la de Beethoven; es decir una música que había ya pasado por la Revolución, más teñida de angustia que la del adolescente principe de La Flauta Mágica. Ante nosotros el estupendo viejo Toscacini, domador que se hace esperar, que modela previamente en su batuta los ríos, las cascadas, las ondinas de que poblará nuestro paisaje, desplegó la gran cuadriga del Egmont de Beethoven.
Obra simbólica, en el mismo día de la invasión de Bélgica y Holanda. Lo medioeval, en la angustia y el hambre del país invadido, en las piras de los autos de fé que van a quemar los herejes, en el dolor de puemultitud que signa los primeros compases, se contrasta, alli, con lo moderno que es el claro canto de libertad que sale del pecho de Egmont. Investido del dolor de todo su pueblo, la schilleriana figura del joven héroe, se levanta en limpio vuelo azul; cumple su muerCARLOS MANUEL FERNANDEZ Cirujano Dentista SAN JOSE, COSTA RICA APARTADO 1252 TELEFONOS: 2552 Oficina 4201 Habitación John Keith Co.
San José, Costa Rica AGENTES REPRESENTANTES DE CASAS EXTRANJERAS Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. Máquinas de Calcular MONROE Refrigeradoras Eléctricas NORGE Refrigeradoras de Canfín SERVEL ELECTROLUX Plantas Eléctricas Portátiles ONAN Frasquería en general (Owens Illinois Glass Co. Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. Equipos KARDEX (Remington Rnad Inc. Maquinaria en general (James Motley, JOHN KEITH Socio Gerente RAMON RAMIREZ Socio Gerente blo y 1111111