188 REPERTORIO AMERICANO CON Moore. Cottrell North Cohocton. Y, consigue Ud. una suscrición a este emanario no se curará sino hasta el dia y policromos cromos de tonos mil, en que duerma a sus anchas oye los constelados versos mitrinos, en una angosta sepultura fria, escúchame esta historia Rubéndariaca, lejos del mundo y de la vida loca, de la Princesa Verde y el Paje Abril, entre un negro ataúd de cuatro planchas, rubio y sutil.
con un puño de cal entre la boca.
En bizantino esmalte do irisa el tayo Respecto del suicidio y otros pormenores de las purpuradas gemas; que enflora Junio su vida, no cupo Imayor incomprensión en si Helio recorre el cielo de azul edén, Unamuno. Por dicha, un colombiano cons. es libelial albura que esboza Mayo picuo, Guillermo Valencia, armado de todas en una noche diáfana de plenilunio, armas, con absoluta comprensión puso de vuel cuando las crisondinas nieblas se ven ta y media al doctor escolástico en libre pena tutiplén.
samiento.
Silva, a su vez, no comprendió a Rubén En las vividas márgenes que espuma el Cauca, Darío, ni lo que su escuela revolucionaria y aureo pico, a la eburnea cucurruquea promisoria representaba. Ya en su citada co de sedeñas verduras bajo el dosel, rrespondencia, refiriéndose a Venezuela, de de la perlada onda se esfuma glauca, cía: es palmera, es estrella o azul idea. De Rubén Dariacos, imitadores de Catu labra el emblema heráldico de áureo broquel lle Mendes como cuentistas; de críticos al róseo rondel.
modo de pero que no han estado en Europa, y de pensadores que escriben frases que se Vibran sagradas liras que ensueña Psiquis, pueden volver como calcetines y quedan lo Son argentados cisnes, hadas y gnomos, mismo de profundas, están llenos el diarismo y edenales olores, lirio y jazmin, las revistas. En cuanto a la poesía lo haría y vuelan entelequias y tiquismiquis a usted feliz si tuviera tiempo de copiarle al de cordales, tritones, memos y monos gunas muestras. lo más curioso de todo es del horizonte lírico, nieve y carmin que en conjunto la producción literaria tiene hasta el confin.
como sello la imitación de alguien (inevitablemente) y que si usted tiene la paciencia de Liliales manos vírgenes al són aplauden, leer no encuentra una sola línea, una sola páy se englaucan los líquidos y cabrillean gina, vividas, sentidas o pensadas. Hojarasca con medioevales himnos al abedul.
y más hojarasca. Palabras, palabras, como de Desde arriba Orión, Venus, que Sechis lauden.
cia el melancólico príncipe.
miran como pupilas que cintilean Bien es cierto que el enorme poeta nicarapor los abismos húmedos de negro tul güense no había popularizado la frase de Ridel cielo azul.
cardo Wagner a Augusta Holmes: Lo primreo, no imitar a nadie, y sobre todo a mi.
Tras de las cordilleras sombras, la blanca No se habían impuesto, con sonoro prestigio, los nombres de Gutiérrez Nájera, Casal, DaSelene entre las nubes, Ópalo y tetras, río, Silva y Martí, los verdaderos precursores urge como argentifero tulipán, que insuflaron ligereza, vigor y gracia al idioy por entre lo negro que se esparnanca, huyen los bizantinos de nuestras letras ma de Castilla Copiamos a continuación los versos en sol.
con grande afán.
fa que contra Rubén Darío escribió José Asunción Silva con el seudónimo de Benja Ritmica Reina lirica! Con venusinos min Bibelot Ramirez, los cuales se exhuman cantos de sol y rosa, de mirra y laca, como curiosidad literaria: y policromos cromos de tonos mil, estos son los caóticos versos mirrinos. SINFONIA COLOR DE FRESA esta es la decadencia Rubéndariaca EN LECHE de la Princesa Verde y el Paje Abril rubio y sutil. Ritmica Reina lirica! Con venusinos cantos de sol y rosa, de mitra y laca, Mi yo, mi verdadero yo, no está encerrado en este cuerpo inmóvil. Mi yo auténtico viaja por el firmamento; está diluido en las tinie.
blas que pesan sobre mis ojos; vibra en cada onda luminosa que recorre los espacios infi.
nitos. Mi yo, mi auténtico yo, tiembla en la hoja del rosal que crece en mi jardín.
Y, parece extraño que un día ese yo que hoy es mío, desaparezca de la nómina imaginaria de los hombres y vuelva a ser el mismo, sin las cadenas que lo limitan.
Ese temblor de la rama limpia. no es un pensamiento de una mujer que ama? La sinfonía de los vientos. no es el gemir de las multitudes oprimidas? El perfume de los rosas. no es el alma de un niño dormido que se exhala para acariciar a la madre. Qué nos dice la lluvia mansa que lame los vidrios de la ventana. Qué, la polvareda que galopa por los aires. Qué, el místico rayo de luna que penetra curioso en las habitaciones?
Mi yo, mi auténtico yo, es como un niño travieso. Va de aqui para allá, sube, baja, hus.
mea en todos los rincones y me trae una estrella rutilante, robada del tesoro de la noche.
Cuddro imaginario Ejercicios era el espíritu arco florido, arpa vibrante y solio de dioses. era el hombre vaso frá gil que encerraba divina esencia, y en las manos tenía el don de su felicidad. Oh, cumbres grandiosas. Cuáo bellos paisajes se divisan desde vuestras azules moradas. Oh, aire purísimo. Cómo transfiguras la presencia humana!
Así hablaba el hombre, ensanchada su visión por la majestuosa altura de las tierras que pisaba. Sintiose dueño del mundo, porque en su pequeñez creía que dominaba lo existente. Enamorado de las crestas orgullosas de las montañas, hacía de ellas su vivienda. Fijos en los espacios infinitos sus ojos, era su reloj el reloj de la eternidad. el hombre tornóse an.
ciano. Dijose entonces. Oh, cumbres indiferentes. Cuán soberbias os mostráis! El hombre vive y muere, y vosotras seguís altaneras con vuestras cabelleras desafiando a los vientos. Oh, aire tenue. Cómo te ríes y cómo bordas inconsútiles mantos que aprisionan con su helado contacto!
Por la senda de las montañas baja el ancia.
no que otrora fuera ceitor de la vida. es el espíritu arco marchito, arpa roida por el orio, solio desvencijado. es el hombre vaso frágil que amenaza romperse, tal es la fuerza de la divina esencia y tal la pobreza del recipiente.
El anciano baja, baja rápidamente. La vejez tira de sus ropas, burlona y cruel. llega al valle y mira las cumbres que amara. Tane una campana con sonido grave. El hombre vuelve sus ojos a la tierra humilde y fecunda. Una hormiga va por un repliegue del terreno arrastrando un minúsculo grano de azúcar. El reloi del anciano es entonces la eternidad, pero la eternidad que vibra en el continuo renovarse de las plantas y de los animales. dice. Gracias, Señor, por la lección de humildad que me habéis dado.
HILDA CHEN APUY. En el Rep. Amer. La fuga del ideal Galopante por los surcos apasionados y por cuerpo por helado manto. ries con risa triunlos campos fríos del espiritu, el ideal, jinete y fal porque sabes que en tu etenia fuga llevas corcel de luz, se aleja eternamente. Una legión el destino de la continua adoración de las alde hombres magros, de ojos obsesionados, le mas. Inasequible, te ofreces un instante y luepersigue incansable. En medio de las sombras go burlas el lazo estrecho de la esclavitud.
hipócritas de la noche, el ideal va dejando una Eres libre, siempre libre jinete y corcel de estela luminosa como trazo fantasmagórico de luz galopante por los surcos apasionados y una inmensa mano imaginaria.
por los campos frios oh, gran fugitivo de El cuadro es maravilloso en su simplici los mundos. dad compleja. Quién es éste que lleva sus brazos tendidos en actitud de súplica, como pidiendo clemencia al rostro fulgurante del En voz baja.
ideal. Quién es aquél de cabellos hirsutos que se retuerce como árbol abatido por la imposibi. Las sombras caen sobre los ojos en un silidad de su sueño. Quién es el iluminado don. lencio lleno de armonías. Sube por las escacel que aspira a la dicha de asir la luz con las invisibles los pensamientos y los recuersus manos de ilusión?
dos. Estoy despierta. Soy yo acaso quien tú, oh gran fugitivo, prosigues tu furioso descansa en este lecho tibio? Soy yo realgalope, scoriente y misteriosamente oculto el mente la que suena?
San José, Costa Rica, junio de 1941.