132 REPERTORIO AMERICANO entonces surgieron en mí el pudor, y la vanidad, eso que llaman vergüenza. La posteridad no podía, no debía emitir sobre mi semejante juicio: era imposible; no se debería llegar a decir nunca que Michel Blondin había sido incapaz de realizar las esperanzas que la crítica había cifrado en él; nunca se dicía que Michel Blondin había comenzado su decadencia antes de cumplir treinta años. Entonces, quise pertenecer a la categoria de los frustrados.
No sé si comprenderás lo que te quiero decir con esto, pero estoy seguro de que tú has visto lo que sucede cuando muere un estudiante: se publican dramáticas elegías en los diarios; se pronuncian compungidos discursos ante su tumba; los amigos autorizados meditan en conjunto sobre el muerto, y todos escriben dolientes sobre las cualilades afectivas del difundo. año tras año, en la misma fecha del deceso, se repiten esos llantos se reanudan esas lamentaciones; y como leitmotiv de esas lamentaciones y esos llantos, se nota una frase latente: lo que pudo haber sido, que pudo haber hecho. es decir: lo que se anunció y no se llevó a cabo, lo que se pudo ser o hacer y no se fue ni se hizo, lo que su juven(Madera de Laporte)
tud preconizaba y la muerte interrumpió, lo que pudo haber hecho a los cuarenta años dado lo Fisga criolla que hizo a los veinte, la esperanza que se le frustró al mundo, o en su defecto, a la patria, o en Pobrecita la Dominga!
el peor de los casos, a la familia y a la madre. y todo, porque murió antes de hacerlo, que de (Es un cuento. En el Rep. Amer)
vivir, posiblemente no lo habría hecho.
Entonces senti la necesidad de morir. la Jue pa un verano que don Bernardo me sa que volverse a su tierra pa ayudarle a los tatas de él, sentí, porque pensé que si moría, se hablaría de ci de la finca de Tres Ríos pa llevame con él a Algo de eso hubo. Bueno pa amansar los potros. lo que yo hubiese podido llegar a ser. pudiendo dale un vistazo al ganao que tenía en la finca bueno pa montar los toros, bueno pa tener mudel Guanacaste.
yo entonces reírme desde el infierno, sabiendo chas novias bonitas y buenísimo pa todo lo que que nunca habría sido capaz de hacerlo y que Los ojillos cansados por los muchos años vivi es música. Cuanta cosa le ponían por alante él había cogido a la parca de pretexto. El Concerto dos se animaron una vez comenzado el relato.
no le hacía un ché, más bien la tocaba de oido, era mi obra definitiva y, desgraciadamente, la Era aquél un maravilloso servidor, que había pa al primer tiro. hasta era medio pueta y hacía primera. Sentía el ansia de crear pero me sabía sado a la calidad de un fino joyel de la familia. sus tonadas cuando alguna paisa o alguna coimpotente para superar mi primer momento; el De él siempre se dijo que de muchacho tuvo su madre le ceblandecía el corazón.
Concerto me estaba destruyendo, porque me obli buena voz para serenatear. el viejillo, que No ve que esa vez, cuando veníamos de cagaba a una superación superioc a mi talento; si gustaba echar sus historias mitad verdad mino y por matar rato, que de caballo nos no la lograba, se hablaría de decadencia, tad ficción lo hacía con un chisguete pintoresco, faltaría su tanto pa entrar en Liberia, se venía hay tragedia más viva ni más desnuda que preintercalando en ellas unas o varias canciones, tra ensayando aquella canción hecha de él, y que senciar la decadencia propia; me sentía, pues, cotando de resucitar su ya idas dotes de cantor. dedicaba a una de las muchachas más principales, mo aquel personaje de Poe que asistió a su pro Ibamos a trer un poco de comedera. La la estrenó en una serenata. Deje a ver si me apio entierro; él había visto su muerte física, yo salida de Cañas Dulces jué ya tardecito porque cuerdo. Ah, sí, decía: veía la muerte de mi personalidad, contemplaba el medio día había estado calmito. como dicen Nochecita liberiana mi agonía y no podía quitar la vista de ella. Qui por allá. Así es que ya entradita la noche estase morir; de veras quise morir; que se hablara, ríamos en Liberia. cada nada los caballos lede lunada suavidad, que se escribiera, que se llorara lo que Michel vantaban los conejillos y esos confisgaos cuyeos mágico hechizo blanco nos induce a amar.
Blondin debía haber hecho y no hizo. Quería mo que siempre han de dormirse en el medio camino.
El ensueño de esa noche rir; debía morir; necesitaba morir.
Me acompañaba Tijita, el mandador de la haDesgraciadamente, no tuvo oportunidad de mo cienda. Ese sí que era un cholo muy hombreguardará nuestra memoria, rir ni valor para provocarlo. Todo parece absur que Dios me lo haiga perdonao por si acaso ya que en la fulgente luna do lo creo que lo es, pero es cierto, y no sé si es dijunto. Me había contao que estuvo estudianlucía galas de novia.
Nochecita liberiana debo alegrarme o dolerme de lo que sea. do pa abogao, pero como que no le gustó, o tuvo no podremos olvidar, entonces transformé aquella añorada frase. Si Michel Blondin no hubiese muerto.
esa tibia brisa Tetozona otra más cruel, más tremenda, más despiadada, sin igual.
Caballeros: pero que cubría por completo mi incapacidad y si me ha de crér que de pronto paró la mi tragedia: Si Michel Blondin no bebiese tansus vestidos de casimir tonada, frente a un rancho. Pasando de muy ale Yo me alegro cuando la oigo, porque al oír Señoras y Señoritas: gre a triste me notició que la semana que acaque alguien dice que si Blondin no bebiera tanto baba de pasar, la Dominga la que vivía en habría podido cambiar el panorama musical del sus abrigos a la medida o sus él, se había ido pa siempre a la bajura, muy solimundo, yo le respondo en silencio, pero alegrevestidos de estilo sastre, sólo la ta Ya no quería cuidar el pedazo aquél, que era mente, desde el fondo de mi alma de condenado, que si Blondin se hubiera sentido capaz de cam SASTRERIA LA COLOMBIANA del tata de los Baldiocedas. Pa qué se quedaba?
Así lo dijo ella. Pobrecita la Dominga! Había biar el panorama musical del mundo, no bebería de FRANCISCO GOMEZ e HIJO que considerala con todo lo que había sufrido tanto.
podrá complacerlos; única especializada ella. más después que chorrió lo de la Petra.
Esta es mi necrologia de Michel Blondin; esto en esta clase de trabajos. Usté también quiere saberlo. Que sí? Pues bueno, ahí le va, tal como me lo echó Tijita, es cuanto tengo que decir para justificarlo. Espero HAGA UNA VISITA SERA esa noche que íbamos de Cañas Dulces a Liberia: que no lo olvidéis cuando cigáis hablar de él o BIEN ATENDIDO ¡Ah cosa más rara jué la muerte de esa lopaséis cerca de su tumba sin flores.
Av. Central. Frente a las Cías. Eléctricas quilla Petra! sí que jué. Va y se encontró TELEFONO 3283 entre las matas del cerco un gusano como de a ALBERTO CAÑAS Solicitamos agentes, servicio remunerado jeme de largo, toditico liso, toditico blanco y San José, Costa Rica, 1941.
brillante. Que es que dicen que a la luz de ese y mia no en to.