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EMPRESA EDITORA ZIG ZAG, Casilla 84 Santiago de Chile Los últimos libros: ros Mira, José Manuel, no te vengas a esta casa. Desde que murió aquí el zambo Huerta, nadie ha podido vivir en ella sin tener alguna desgracia en la familia. La casa está apestada; tiene colocolo.
Mi padre se rió con tamaña boca. Colocolo!
Eso estaba bueno para las viejas y para asustar a los chiquillos, pero a los hombrecitos como él no se les contaba esas mentiras. No tengas, cuidado, abuela; en cuanto el colocolo asome el hocico, lo hago ñaco de un pisotón.
Se fué la veterana, moviendo la cabeza, y no sotros terminamos la mudanza. La casa era muy sucia, había remillones de pulgas y las murallas estaban llenas de cuevas de ratones. En el primer tiempo no sucedió nada, pero, a poco andar, mi padre empezó a toser y a ponerse pálido; se fué enflaqueciendo y en la mañana despertaba acalorado. De noche tosia tan fuerte que nos despertaba a todos. Le dolía la espalda y sentia vahidos de cabeza. Qué diablos me está dando? decía.
Mi madre le preparo algunos remedios caseу le daba friegas. No mejoraba nada. Por qué no ves un médico, José Manuel. le decía mi madre. No, mujer, si esto no es nada. Debe ser el garrotazo el que me ha dado. Pasará pronto.
Pero no pasaba; al contrario, empeoraba cada día más. Después le vino fiebre y un día echó sangre por la boca. Se quejaba de dolores en la espalda y en los brazos. No pudo ir a trabajar.
Una noche se acostó con fiebre. Como a las doce, mi madre, que dormía cerca de él, lo sintió sentarse en la cama y gritar. El colocolo. El colocolo. Qué te pasa, José Manuel? le preguntó mi madre, llorando. El colocolo. Me estaba chupando la saliva!
Nos levantamos todos. Mi padre ardia de fiebre y gritaba que había sentido al colocolo encima de su cara y que le estaba chupando saliva. Esa noche nos amanecimos con él. Al otro día llamamos un médico, lo examinó y dijo que había que darle estos y otros remedios. Los compramos, pero mi padre no los quiso tomar, diél no tenía ninguna enfermedad y que lo que lo estaba matando era el colocolo. el colocolo el colocolo de ahí no lo sacaba nadie. dale con el colocolo. murmuró Vicente Montero.
Oscar Castro Huellas en la tierra.
Cuentos. En la Biblioteca Americana, dirigida por Armando Bazán.
Manuel Frontaura Argandoña: El precursor o sea El Romance de don Joseph Alonso de Ibañez, Villa Imperial de Potosí, Año del Señor de MDCXII. En la Biblioteca Americana.
Walter von Hollander: Después de los 40 años. Traducción de Luis Briones Carvajal.
ciendo que a Se le undieron los ojos y las orejas se le una gallina. Cuando se deja abandonado un huepusieron como si fueran de cera. Tosia hasta vo así, sin hacerlo tiras, viene una culebra, se lo quedar sin alientos y respiraba seguidito.
lleva lo empolla; cuando nace, ella le da de No me dejen sólo decía. En cuanto us mamar y le enseña a chupar la saliva de las tedes se van y me empiezo a quedar dormido, personas que duermen con la boca abierta.
viene el colocolo. Es como un ratón con plumas, Se fué la señora, dejándonos más asustados con el hocico bien puntiagudo. Se me pone en de lo que estábamos antes. Esa noche llenamos cima de la boca y me chupa la saliva. No lo de harina todo el piso de la pieza, desparramánhe podido agarrar, porque en cuanto quiero des dola de adentro para afuera, de modo que no pertar se deja caer al suelo y lo veo cuando va quedara rastro alguno. Mi hermano Andrés y arrancando. No me dejen solo, por diosito! y yo nos tendimos en la puerta, de guardia, arEn la casa estábamos con alma en un hilo, mados de piedras y palos, listos para entrar cuanandábamos despacito como fantasmas y no sado mi padre llamara. Conversando y fumando, bíamos qué diablos hacer. No es broma ver que nos quedamos dormidos. media noche nos desa un hombre tan fuerte como un roble se lo pertó el grito de mi padre: lleva la Pelada sin decir ni ¡ay. El colocolo. El colocolo!
Hasta que mi padre pidió que llamaramos a la Entramos, pero no hallamos al dichoso bicho.
viejita que le había aconsejado que no nos fué Buscamos las huellas, pero había tantas que nos ramos a esa casa. Fuimos a buscar a la señora, salió lo mismo que si no hubiera ninguna. En tovino, y cuando vió el estado en que se encontraba das las bocas de las cuevas había huellas de enmi padre, le dijo: tradas salidas de ratones. Cómo ibamos. No te dije, José Manuel Pincheira, que no saber cuáles eran las del colocolo?
te vinieras a esta casa, que había colocolo?
Al otro día se repitió la pantomima. Mi padre Sí, abuelita, tenía razón usted. Pero. qué estaba muy mal, tosía y tenía una fiebre de case puede hacer ahora?
ballo. Más o menos a la misma hora de la no Ahora, lo único que se puede hacer es a che anterior, sentimos que mi padre se quejaba guaitar al colocolo y matarlo. Para esto hay que como una persona que no puede respirar. Escusaber en qué cueva vive; a veces se sabe por el chamos un rato y oímos como un gemido de niruido que hace; se queja y llora como una gua no chico. De repente mi padre se sentó en la cagua recién nacida. Cuando no grita, para en ma y dió un grito terrible. Entramos corriendo contrarlo hay que hacer lo siguiente: espolvorear vimos al colocolo; iba subiendo por la muralla el suelo con harta harina echándola de modo que hacia el techo.
no quede ninguna huella encima. El otro día se. Allá va, Andrés, mátalo!
busca en la harina el rastro del colocolo Mi hermano, que estaba del lado en que el vez que se ha dado con la cueva, se la llena de animal iba subiendo, le tiró un peñascazo, con parafina mezclada con agua bendita. Con es tanta puntería que le pegó medio a medio del esto no vuelve nunca más.
pinazo. Se sintió un grito agudo, como de mujer. Es un ratón el colocolo. preguntó mi el colocolo cayó en un rincón. Si lo hubiéramos madre.
buscado en seguida, tal vez lo habríamos encon No, mi señora, parece un ratón y no lo es; trado, pero con el miedo que teníamos y con lo parece un pájaro y no es pájaro; llora como una que nos demoramos en tomar la luz, el colocolo guagua y no es guagua; tiene plumas y no es desapareció dejando rastros de sangre a la entrada de una cueva. Qué es, entonces?
En la mañana murió mi padre. Vino el médico Es. el colocolo. Nace del huevo huero y dijo que había muerto de la calientita, que la Zapatería FINA DE José León Pérez Veinte varas al Este del Cuerpo de Bomberos y una Calzado a la medida y gusto del cliente Calidad Garantizada SAN JOSE, APARTADO 379 ave.