REPERTORIO AMERICANO 73 Bergamín fueron escritas como prologuillos espontáneos a sus primeros libros Presagios y El Cohete y la Estrella. y se ve claro que están proyectadas hacia el futuro, ya lo dijo Jean Cassou. Es curioso que Salinas, después de su desviación eiffelista, haya querido volver a su camino mejor iniciado en el noble Presagios.
En cuanto a la silueta de Bergamin, sigue siendo lo que fué del precioso librito para el que se hizo. Si Bergamin no hubiera escrito nunca más largo. muchas caricaturas la realidad venida les ha dado una verdad o una mentira que me han sorprendido de varias maneras. No son muchos los modelos que han seguido fieles a su trasunto mío. el retrato no fué verdadero o ellos eran mentirosos (el lector suficiente verá. He dudado si debía dar en esta breve colección todas las caricaturas que van. Las ciocunstancias han cambiado de tal modo en estos últimos tiempos de España, sobre todo desde 1936, personas y cosas son tan diferentes o lo parecen, que para estar medio de acuerdo con mi yo constante tendría que volver escribir casi to.
do este libro. y otros. Pero si consideramos las cosas y las personas desde este punto de vista, el dia de nuestra muerte no dejaríamos nada de nuestra obra, yo de la mía al menos.
Si hemos tenido una determinada estimación por una persona que luego la ha remerecido o desmerecido, el retrato, la caricatura no deben desaparecer ni ser menguados ni aumentados por la pasión afirmativa o negativa. En todo se hace otro retrato, yo los he hecho. si se corrige algo en el hecho ya, debe ser de lo que no esté en relación con ese cambio sino con la forma accesoria estética; un toque que, sin alterar la fisonomía del ente en lo que pueda relacionarlo con nosotros, conmigo, mejore la calidad de perfección o escritura; la corrección de estilo, como la de un poema u otro escrito cualquiera, no la he evitado. Quien debe desaparecer en el peor caso, y de nosotros en particular, es la persona misma. La vengancilla del retrato corregido me parece grotesca o infantil. No se puede corregir un retrato menos una caricatura, menos una caricatura lírica, con arreglo a la conducta sucesiva con uno del caricaturizado, quien es en sí mismo una figura, una presencia. No se trata aqui de la invención poética que crea un ser a gusto y deseo nuestro, sino de la imitación literaria (prosa, literatura) de un ser distinto, que no es, ni podemos ni queremos hacerlo nuestro.
Prólogo del libro Españoles de tres mundos (Lo edita LOSADA, Buenos Aires. En el Rep. Amer. Este librillo de españoles de tres mundos (España, América, la Muerte) es, en su visión y creación completa, panorama de mi época, un libro suficiente. Aquí van 61 caricaturas. El libro entero consta de unas 150 y está dividido en cinco partes: Muertos trasparentes. Rudos y Entrefinos del 98 y demás. Internacionales y Solitarios. Entes de antro y dianche y Estetas de limbo. empieza con Mariano José de Larra, un universal suicida madrileño, y acaba con un andaluz solitario que anhela ser universal; su título jeneral fué primero Retratos y caricaturas de Españoles variados. luego Héroes españoles variados. después Españoles. Al principio pensé separar las siluetais en retratos y caricaturas, retratos de los entes más formales y caricaturas de los más pintorescos. pero pronto comprendi que la división era innecesaria y que todos los retratos podían ser caricaturas. El título actual puede parecer demasiado para una colección tan breve; ya digo que esta es fatalmente fragmentaria; y espero que el destino me deje colmarla un dia.
Lo que ahora falta, está en España: parte en habitación sellada de nuestro piso de Madrid, y otra, no sé cuánta ni cuál, en poder de algunos amigos y conocidos que se la llevaron, con engaño de una mujer decente, y con diversa intención sin duda. Debo decir que uno de Juan Ramón Jiménez los amigos ha devuelto lo que tenía consigo, y (1935)
que creo que los enemigos ocasionales reaccionarán algún día como deben, y harán lo mis.
mo, ya que nada tienen que vengar en mí, ni yo en ellos, y que pasará de moda la moral Quevedo) es donde entra mejor el barroquismo, acomodaticia refleja que hoy exalta a algunos. y soy barroco en muchas de ellas, repito, pero Añado que el allanamiento del piso no fué or con el complemento constante del derecho líridenado por ningún organismo oficial sino por co; la caricatura lírica fué mi ilusión al inparticulares, escritores que están en España y tentar, entre otros. Entes y sombras de mi infuera. los empleados oficiales que mediaron fancia. Hombro compasivo. Cuentos lar.
en este incomprensible asunto, y cuyos nom gos. etc. este libro. He agrupado en el capribres guardo con respeto y cariño en mi con chosamente a todos mis españoles, en una placiencia, sólo debo agradecimiento.
za de mi imajinación, un salón de mi recuerEntre las caricaturas que me faltan, recuer do; así los que no han de ser inmortales do bien algunas. Figaro. Federico de Castro, por sí mismos, los salvo humanamente, como Espronceda, Díaz Mirón, Albéniz, Cajal, Pica en los salones y plazas de la vida, con el roce, sso, Teresa de la Cruz, Pablo Casals, José de el ladeo del permanente verdadero y seguro. De Caso, Maragall, Pedro Henriquez Ureña, Valle los vivos sólo he copiado los que conozco de Inclán, etc. que quisiera tener a mano. No trato o vista; de los muertos, los que creo que puedo ni quiero rehacerlas. También me gusta conozco de vista o trato, en el pensamiento o ría disponer de las réplicas, con diferente vi el sueño, como vivos. El caricaturizado que no sión, de otras (Unamuno, Rubén Darío, Falla, corresponde en valor humano ni divino a la José Ortega y Gasset, Moreno Villa, Pedro Sa calidad general, me ha sido útil al menos, y le linas, etc. Hay además entre mis papeles, no quedo agradecido, para dar empleo a una fortas para muchas siluetas de jóvenes. En la se ma mía de escritura que yo necesito usar, estirie que doy se ve mi interés constante por mis lizando así mi humor y acaso el suyo. cada contemporáneos, los jóvenes sobre todo. Mi uno he procurado caracterizarlo según su carepetida norma, perdón por la citita, es exal tácter. Las fechas puestas debajo de los nomtar a los jóvenes, exijir y castigar a los inadu bres, indican: en los modelos que no he conoros, tolerar a los viejos. Jorge Guillén ¡oh, cido en persona, los muertos trasparentes, la dioses, bah! me reprochó en una torpe epístola de su muerte o su aparición, porque ellas han subterránea este interés mío por la juventud. sido comienzo de la trasparencia; en los que Creía que eran sobrados el interés y las copias conocí o conozco, la de mi visión unas veces, escritas, pero no tiene él una de las mejores. otras la de mi escritura. En las fechas de los Quedan también para cuando pueda ser, algu muertos puede haber error, ya que no tengo nas fantasías de entes imajinarios españoles, aquí documentos de comprueba y me he fiado tipos sintéticos de astrónomo, químico, filólogo, de mi memoria. Que me rectifique, se lo rueingeniero, etc. de las que no tengo ahora nin go, el documentado. He reunido estas caricatuguna. De los americanos he escrito aquí en ras, de copias diversas que conservaban alguAmérica varias, y me propongo escribir otras nos amigos míos; no he podido comparar nincuando vaya conociendo personalmente al su guna de ellas con mis orijinales; es posible, jeto y cuando se me ocurra escribirlas. por lo tanto, que haya variantes, ya que yo vaLas caricaturas están tratadas de diverso mo río siempre mi letra cuando publico de nuevo do, sencillo, barroco, realista, alto, oblicuo, la cualquier pájina mía. sin duda existía la deado, caido, según el modelo. Siempre he creí errata posible en algunas que he copiado de do en la diversidad de la prosa como en la del periódicos, y he tenido que subsanarla en el verso. Pienso que en la caricatura (lo pensó aire. Las siluetas de Pedro Salinas y José caso, JUAN RAMÓN JIMENEZ Coral Gables, La Florida, Oct. 1940.
Tres notas (En vío de La Habana, II 41. En el Rep.
Amer. Anatole France tenía fama de distraído de olvidadizo. Su capacidad de olvido llegó a tener forma de vicio. Hace poco, en una charla pública en Cambridge, André Maurois contaba que, hallándose de servicio durante la guerra de 1914, había publicado su primera novela y se la había enviado al patriarca literario; en respuesta recibió una carta muy amable de France, que lo inivitaba a visitarlo en París cuando obtuviese licencia para ausentarse del frente.
Cuando Maurois obtuvo la licencia, fué a visitar al maestro y descubrió que ya había olvidado el libro y la carta. La conversación fue muy poco animada. Oyendo Anatole France que