REPERTORIO AMERICANO En pasta En pasta En pasta Socorro y algo le doy para que se compre otro conpiño. En el umbral, se pega a mí, cogiendome la rodilla bajo la presión tibia de sus piernas. Me inclino sobre sus grandes ojos negros en los que siempre tiembla el fulgor inquietanCompañía General Editora, te. en ello vuelvo a encontrar la eterna sinceridad de la mujer en la mentira. Apartado 8626. México, México)
25 Algunas de sus ediciones: Mientras volvía Socorro, me puse a ordenar Laura, por el Conde Alfred de Margarita Urueta: El mar la otra vez el rancho y arreglé las cobijas que haVigny.
distraia bían hecho más suaves mis amores con Cristi 75 En rústica 75 na, saqué el saco extendido en el tronco, en el Dr. Ruiz Castañeda: Prolugar de mi mujer. Algo se cayó. Me agaché. 50 filaxis específica del tifo exantemático Sorpresa: un frasquito de azogue. Una sonrisa Ricardo Palma: La monja de la llave Pasta 00 me sale a la cara. Ah! ah! Acaso también SoEn rústica 00 Rústica corro por su parte hacia la diligencia. Pero en 00 50 eso no hay nada que pueda conmoverme. PenJosé María Roa Bárcena: Nosaba ahora en esto. quién puso el azogue. La insuficiencia cardiaca. Por el Dr. Cris che al Raso (Cuentos)
Escarbo en la memoria. Sólo un hombre ha potián Cortés Lladó.
Empastado 00 dido entrar en el rancho, Luis Morales, a quien En rústica 00 En rústica 00 dejé solo un rato mientras le daba de comer 00 Anna Katharina Green: EL a las gallinas. Luis Morales. Bien! Luis u Tirso de Molina: Los tres maDoctor, su esposa y el reloj 75 otro. dejé en su sitio otra vez el azogue.
ridos burlados Conde León Tolstoi: Sergio, 40. 75 el anacoreta 75 26 Heine: El rabino de BaCon el Admor. del Rep. Amer.
Ahora me sustento tanto de comejenes como charach 75 Calcule el dólar a 00.
de frijoles. Estos endiablados animalitos con las alas todavía invaden el rancho y en raci.
mos se cuelgan de mi linterna. Con la mano de la perfecta esposa, cocinar, lavar la ropa, altura más o menos y en ellos se tiende la cartapo el plato y meto la cuchara a hurtadillas.
dormir de panza, cuidar los animales, limpiar ne, cortada en tiras. Debajo, un fuego man.
Empleo astucia y paciencia, me alejo de la luz, los zapatos, engañar a su esposo, engrasarse el so que vigilamos, turnándonos, toda la noche.
soplo en torno mío, grito como los animales.
pelo con aceite de maíz y hacer chiquitos. Creía Descubrimos con frecuencia huellas de tiEn vano. No me llega a la boca la cuchara, que de esta obligación se eximiría, pero ay gres y leones, pero no nos interesan y prosecuando ya está desbordante de intrusos.
ayer me ha hecho tocarle el vientre en donde guimos. La carga comienza a pesarnos, aunRecordé el cuento que me contaba una no acaba de germinar una vida nueva, que no tanto la carne tasajeada, y los indios che, en análogas circunstancias, mi amigo PeSeré padre.
llevan tanto como un caballo. Seguimos la fidro, un notable tropical tramp. Me contaba: Un 28 la de la montaña que se desploma hacia el Paárabe se fue un día al mercado a comprar dácífico y los ranchos quedan lejos. Decidimos tiles. Demoró y ya la noche se venía encima. De De caza. Hace tres días caminamos en el regresar y abandonamos la danta a su buena regreso, el árabe saboreaba en extremo los fru bosque virgen. Somos seis, cinco indios y yo. suerte, tos deliciosamente maduros que acababa de No volveremos a los ranchos antes de una se Caminamos. Nos acercamos a los ranchos.
comprar. Cuando llegó a su casa, seguía co mana. Nos escolta una docena de perros. Se Dos venados hemos añadido a la carga. Camimiendo dátiles, encendió la lámpara. Se dio guimos los ríos, a veces con el agua hasta la namos encorvados y sudorosos y, con el fardo cuenta entonces de que estaban hirviendo de cintura, cortamos la maleza, cuando la pode pegado a las espaldas y sostenidos por una cogusanos. Frunció las cejas y vaciló un momenmos partir sin dificultad con el machete. Sali rrea que ciñe la frente. Mi vecino Ramón tro.
to. Luego, como era un sabio, apagó la luz y mos de mañana, con el alba, después de un pieza con el nudo de un bejuco y no acaba de siguió comiendo. Dicho esto, mi amigo Pedro desayuno rápido y hasta la tarde, caminamos maldecir. Pero de pronto se queda quieto, sil.
soplaba la linterna y delante de los tizones en sin detenernos. Por la noche nos detenemos ba a los compañeros, se quita la carga y se cendidos del fogón, comíamos en silencio nues y hacemos un ranchito: a la altura de un hom hunde en el bosque. Hacemos lo mismo. Acatros frijoles en comejenes.
bre, y entre dos árboles, una vara, otras per bamos de toparnos con la huella fresca de una Por lo común, me he visto obligado a hacer pendiculares a la primera hasta tocar el sue danta, lo mismo, en tanto que Socorro sonríe, indullo, palmas encima y se acabó. Algunas hojas La fatiga se ha quitado. Descendemos, caegente, secas sirvieron de lecho (hasta en la estación mos, nos deslizamos, nos volvemos a levantar, 27 lluviosa los indios saben hallar hojas secas en sin cuidarnos de espinas ni de serpientes. Rael bosque. La ropa con el calor del cuerpo Economizo.
món, que sigue adelante, nos hace señales con Cuando vivía solo me había acostumbrado a se seca bien durante el sueño.
los brazos: el animal alli está. Nos juntamos alumbrarme con canfin, lo que cuesta mucho, Nos proponíamos: volver a hallar la pista de nuevo con el compañero. El paquidermo de una danta, pero no le hacíamos ché a otras tanto por el transporte a lomo de mula como tranquilamente come en la ribera opuesta del piezas que valieran la pena. Desde luego hay por el precio a que se adquiere en plaza. Soriachuelo. El viento está a favor nuestro y el corro ha establecido en mi casa un modo indio caza suficiente para el sustento, pues apenas animal no nos ha olfateado. Nos acercamos tande alumbrarse. Recoge semillas de higuerilla, trajimos un poco de arroz (no hablo del café, to como posible. Pero ay, al llegar al río ruelas ensarta en un hilo de palmera y ya está del que no prescinde ningún cazador. Alli la da una piedra bajo los pies de uno de nosotros.
la candela. Hay un inconveniente y es que esas caza consiste en pavas silvestres y monos colo y rebota con ruido hasta el agua espumosa. La candelas rudimentarias no arden bien como las rados. De estos hay muchísimos. Cuando se les danta prevenida ha vuelto la cara y huido con otras, de pie, sino horizontalmente. Pero todo oye ladrar en coro uno creería hallarse en el toda presteza de sus patas pesadas. Reanudaes acostumbrarse y la claridad que se obtiene centro de una jauría de galgos locos. Se lan mos la persecución. Sabemos que el animal no zan de un árbol a otro con gracejos que asus irá muy lejos. No es capaz de caminatas disPreciosa Socorro! No ignora un solo deber tan, se dejan caer de cedros gigantes y se aga tantes. Ramón, que posee el instinto del bosrran diez metros más abajo de una rama nue que, ha adivinado el camino que tomaría el aniva, que se dobla y los vuelve a lanzar como mal y ha desaparecido dando la vuelta. Nosotros lo haría una onda. Nos bombardean con palos seguimos la pista regular. De pronto oímos la Entérese secos y se golpean el brasero en las ramas, escopeta de Ramón. Casi al instante, machariéndose a costillas nuestras. En suma, son re cando arbustos y malezas bravías, el animal se Los Cuentos Viejos de María de Noguera, gocijados libertinos de los que hay que desha abre paso delante de nosotros y, furioso, empreciosa muestra folklórica del Guanacaste, cerse sólo por necesidad.
biste al grupo. Al mismo tiempo, disparamos.
Costa Rica, tan al alcance de nuestros niños, Hay otra caza de la que se conserva la car Se ha detenido el animal, ha levantado su tromse hallan a la venta en las Librerías de Trejos ne para venderla. Especialmente tepezcuintles. pilla ridícula como un hombre herido alzaría Hnos. Lehmann Cía. También los vende cabras, y sahinos. Estos últimos hay que sa los brazos al cielo. Gira dos veces y cae. Está el Adr. del Rep. Amer.
larlos y tasajearlos con cuidado. Delante del muerto.
Precio del ejp. 00. Dos ejprs. por un ranchito alzamos cuatro estacas que juntamos Regresamos con sesenta libras a las espaldólar, si del exterior los solicitan.
de modo que formen un cuadro a un metro de das cada uno.
es muy viva.