310 REPERTORIO AMERICANO Evocación, fuga y regreso Fijese bien en todo, y recuerde, Usted zo llegar a Ministro. Pero ahora soy otra desde entonces entre una nube sale de casa y del pueblo, limpio. Completa negra, vez el niño que sigue exactos los pasos de su mente limpio del alma y del cuerpo. Así deentre las explosiones y las quejas padre, y no puede aceptar lo que no sea realbe regresar. Si no. La emoción no lo de y el ruido de las botas forasteras, mente recto. Mis actuaciones políticas, todos jó terminar. Lo miré. Tenía los ojos llenos y el chocar de brillantes bayonetas lo saben, son magníficas. Pero al principio.
de lágrimas y trataba de hacerse el fuerte. Lo y el salvaje estampido de los máuseres cuando nadie me conocía, iqué torcidas fueabracé estrechamente, y los dos lloramos. y el repique epiléptico ron! Tengo que apartarlas de mí. Todas. Al revivir la escena, también se dejó dominar y hambriento empezar de nuevo a trabajar, como a Dios por el llanto. Yo no pude hablar, porque.
de las metrallas incansables, negras le gusta, y a papá. Haré una vida hermosa, de asesinar obreros por lo mismo. Muy emocionado, prosiguió aunque los demás no la comprendan, y me Julio: y labriegos.
iré a abrazar al viejo. Hasta hoy vuelvo a llorar, desde entonces. estas lágrimas me limpian. Siento Yo te perdí como se pierde un sueño Unos días más tarde, cuando todo el munque soy el mismo de antes, el que estudiaba a fuerza de explosiones y de fuego.
agricultura.
do trataba de ser amigo de un nuevo Minis Yo te perdí en aquella nube negra Le di unas palmadas en el hombro, y cotro, y lo adulaban, comentando en voz baja que amortajó siniestra mencé a pasearme por la oficina, sin atinar los pretendidos motivos de la destitución del tu cuerpo dulce y fresco de doncella.
a decir nada. él prosiguió: que se iba, recibí una carta de mi amigo, sen En los Estados Unidos comencé muy cilla, franca, rebozante de paz; entre otras III bien mis estudios. Pero no sé qué me pasó.
cosas me decía:. nada hay en este mundo Llegaron en una ocasión unos exilados poque pueda compensar el regreso al hogar. Pero has de regresar: regresaremos líticos, y allí comencé yo a enredarme en sus cuando se desvanezcan asuntos y sus intereses. No terminé mi carre.
En San José de Costa Rica.
el humo de la pólvora, el siniestro, ra, y me hundi en un torbellino que me hi de enero de 1950.
armado paso de los forasteros, y la sangre fecunda del labrador y del obrero florezca por las eras y senderos.
De nuevo habrá bullicio en las plazuelas, a donde lleva el campesino sus cosechas. En Rep. Amer. Renacerán las guarias en las peñas Carlos Luis Sáenz, con su brillante seda; amigo ausente de la patria y el poró y el jocote de las cercas el terror infantil de puerta en puerta.
presentarán sus armas indefensas, Yo te recuerdo, patria de la infancia, como un arco de paz a las carretas, Con tus ríos tranquilos, perfumados como constante floración que lentas y risueñas en la tierra de selva y de vergel van marcando sus huellas presente.
y de heliotropos, paralelas, II en donde el agua fluye mansamente; mientras sus bellas rosas de los vientos con tus tardes rosadas y celestes confunden sus colores dando vueltas.
Un día se estremeció la gleba y tus sabanas verdes De nuevo habrá en los barrios y aldehuelas y huyó el labriego a sus montes indomables.
enanos caballitos de madera que se extienden Una nube siniestra con su manto, oloroso y el diablo por las calles correrá cubrió tu cara fresca de doncella.
con su vejiga alerta; mar terrestre; La sangre derramada por los campos con tus largos caminos colorados, otra vez en las taquillas, olorosas víctimas de la carreta persistente, y en las calles tranquilas de la aldea, a guaro y a pimienta y a manteca, fué como río interminable y múltiple, yo te recuerdo, patria de la infancia, rústicas universidades de los pueblos, que hizo brotar más ríos como constante floración se oirán las discusiones y la abierta de amargo llanto que humedeció la tierra.
boca de la guitarra cantará presente.
Yo abracé las cinturas fugitivas Invasores llegaron como fieras junto a los campesinos ebrios.
armados de machetes y metrallas, de tus sonoras fuentes, y mis labios besaron tus caminos para regar la muerte entre tus selvas Aromas de resedas, de heliotropos bordeados de jocotes y lebreles.
fragantes y serenas.
que habitan los arroyos y senderos me hundí entre la espuma cayeron las guarias de las peñas, volverán a encender marchitas por la pólvora y el plomo, de tus selvas mi corazón de nuevo.
cesó el bullicio dominical, alegre para absorber tu aroma y tu sonriente en las tranquilas fuentes escondidas de los mercados y las plazoletas.
caleidoscopio tropical de ensueño.
bajo tu espesa, verde cabellera, Resedas, azahares, huele noche, Sólo quedó un silencio sólo se escuchará la peregrina jazmines, heliotropos, sacanjunches, duro, denso, amargo, inmenso, canción del agua olor de tierra negra y prodigiosa, salpicado de explosiones y estridencias inmaculada y tersa.
entre mi corazón se encienden.
en que la bayoneta, Por fin borradas las odiosas huellas, Verdura de los montes indomados, amenaza constante, abrió los surcos sin la sangre del pueblo ya en la greda, escamosos y frescos como peces, que llevan a la muerte y en la greda se grabarán las plantas del labriego brillantes litorales que conozco amasada con sangre de labriegos, junto a las paralelas hasta la última concha reluciente, como un sello siniestro y traicionero que dejó la carreta, fantasía circular de las carretas grabó su tosca bota el forastero.
novia de los caminos con su alegre con sonidos de péndulos, presentes Tus brazos amorosos se entreabrieron vestido de amapolas y claveles.
para estrechar tus muertos, siempre en mi corazón de tierra, como la tuya ardiente, caídos junto a la trinchera Volverás. Volveremos, patria mía.
aromada de rosas y silvestre.
o en la montaña ensombrecida y fresca. besaré otra vez Confusión de lamentos y de quejas El tibio vaho de los trapiches vuelve tu cabellera vegetal y fresca.
en el perfil lejano de las sierras como en las tardes del invierno verde, beberé tu sangre cristalina dulce aliento de buey, olor a caña y en las enrojecidas carreteras, entre mis manos secas.
olorosas a sangre ardiente y buena.
que es como vara de mágicos poderes. me hundiré en la espuma de tus selvas Acuarelas del campo: alegres fiestas: Sangre, más sangre, sangre del labriego para aspirar tu aroma y tu presencia.
caballitos enanos de madera, y sangre del obrero.
el diablo suelto en las calles de la aldea Pedro ANDINO.
Sangre. Sangre. Más sangre.
con su vejiga alerta que va sembrando Yo te perdi, dulce visión lejana, Costa Rica, junio de 1950. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica