REPERTORIO AMERICANO 277 tisa Amelia Ceide. Creo que documentos Enrique Laguerre, nuestro gran novelis Mucho es sentir la alondra sobre el hombro como estos no deben estar en manos de ta hace obra de reconocimiento internacio y no marchar hacia donde ella marcha.
personas que están constantemente viajan nal con la UNESCO en Pátzcuaro al lado Bastante, estar cansado de cansarse do y deben ir a centros culturales como el de Torres Bodet y del expresidente Cárde y no dormir la siesta al mediodía.
Ateneo. En esta carta que debe estar bajo nas. Allí lo saludamos primero y luego en Mucho también cerner de la lechuza cristal en nuestro Ateneo, decía Chocano a Ciudad de México. Lo presentamos a Mag trinos de lago en noche que la afirman, Lloréns que el presidente Carranza ofrecía dalena Mondragón, Patricia Cox y lo lleva cifrando en la esperanza resignada a Puerto Rico cincuenta mil mexicanos pa mos a casa de Diego Rivera. Asistió a la la próxima jornada, en la que el carro ra que lucharan por su independencia. Fué despedida que me dieron los escritores me se presta a trasladar lo que quisiera.
escrita en 1913. Oh, aquellas tirantes rela xicanos antes de regresar a los Estados Uciones yanki mexicanas! Alma recuerda coYo no soy, según dije, más que ausencia; nidos.
mo su padre hablaba con cariño de nuespero este carro firme en su destierro, Nos despedimos del gran poeta y fiel tra Isla y como recordaba al padre poeta es árbol del olvido, un esqueleto amigo Echeverría del Prado, del joven node los Palés Matos.
silvestre en que se basa el abandono, velista Fernando Roble, de José GoygorEn la biografía de Chocano leemos que matriz reguladora de la calle túa, autor del libro de texto que usamos en hizo su educación en el Colegio Labarthe tejida en su alabanza.
el colegio Pensativa. Saludamos a don de Lima. Con los primos limeños tenemos cuando el pecho Alfonso Reyes, siempre gentil y con una estrechas relaciones. En el Perú, la rama cargado, recargado, dolorido, rosa de amistad en el ojal de su corazón de los Labarthe se ha multiplicado bíblicaenvidia su actitud, se hace preciso para Puerto Rico.
mente. Lo que nos llama la atención a to Salimos de México. mi México. con trisreconocer su norma labradora.
dos es que tanto entre los primos de Lima, teza. Allá queremos vivir y morir. México Poco hay en San Martín que llene, es cierto, como los de México y de California existen es mi novia eterna.
la angosta soledad de la calleja los nombres Adolfo, Julio, Pedro, Juan, Gui Penn. College for Women, como este eterno viudo confiado.
llermo y Arturo.
Pittsburgh, Pa.
Poco me alienta tanto como verle maduro y joven, firme y desposado con rubia mies temprana y con alfalfa, El Poema de los Tres Carros con la tierna hortaliza, con los frutos, con esa apoteosis de los restos Por Enrique AZCOAGA que llamamos los más, de antiguo, estiércol, Lograrse es ley, vivir de lo logrado. En el Rep. Amer. permanecer como una compañía, Para Antonio Sánchez Barbudo importa doblemente, cuando toda la calle que este carro casi habita, Lo que he sufrido y nada todo es nada sabe a cereal propuesta recogida, Miguel Hernández a fruto bien sembrado, bien nutrido, a parva campesina descuidada, quizá porque experiencia de su estirpe EL CARRO no admite en su contorno lo disperso.
No pudo ser reciente, ni ahora añoso.
En San Martin, la calle Tabradora gana de un rey aplomo inmarcesible, Cuando la generosidad nos justifica negada por el campo a que se debe, y existe como aquel que poco a poco fracasa el discurrir de las edades.
hay al atardecer o a la mañana, vivió para jugar y para novio, Se arriesga quien lo estime veterano, lo mismo cuando va que cuando vuelve para trabajador y para padre.
lo mismo que el que loe su pujanza.
el hombre labrador de su tarea, un carro, un pobre carro suficiente. Qué olvido alrededor de su tristeza! El carro, el hombre justo y los caminos, altivo como un ser lleno de dudas. Cuánta finura cerca de este trasto!
inmarcesibles dones de la tierra, que apoya sus muñones sin objeto Nada de lo que ocurre le perturba, son frescos, siempre frescos, pues no saben en un olvido vasto y secundario. todo se resume en su talante del blando lamentar ni del gemido.
colmado de paciencia, satisfecho, Se deja recorrer por los pagales.
ya que jamás parece un ser vencido, Puerilidad resulta mi congoja Lo enjoyan criaturas harapientas.
un alma fracasada en su reposo, frente a su sencillez sacrificada.
Parece algo que fué, y es siempre noble, sino un afán logrado que no hubiese Ridícula, pobrísima mi ayuda como el sudor legal de quien lo usa, querido concluir, ni andar siquiera.
cuando el plural estigma de la carga como la casa limpia de su dueña, florece de sentido el yermo abrazo como la albahaca fresca de la fiesta Aunque me ve apoyado en la ventana, que aquí, junto a mi vida quejumbrosa, que aún luce en su costado; tal un mozo sigue en su fiel y abreva eternamente. va a vivir hoy, mañana, a cualquier hora, capaz de respirar toda la dicha Cuando en mi pecho canta el descontento, llevando sobre sí, sobre la angustia que cabe en un domingo, en un descanso.
me cuenta que es de árboles cumplidos.
de ser, lo que lo eleva con su peso Cuando mi amor se cree desesperado, Trajo de allá, del cielo por que anduvo.
él luce las hortensias de sus ruedas Nunca llegué hasta tí, porque supiste una serenidad omnipotente.
que avanzan por amor, por amor solo. mañana ser, cargado de cosechas, Tiene en su haber, en su alma resignada, si adivina muerto mi sosiego pleno de trigo y de ordio tarde suma, cansancio hecho vigor naturalisimo.
derrama su ventura imperturbable.
noche cuando de fiemo rebosante Cantando por el valle de sus ruedas llevabas a la tierra confianza algo más que verdad, más que razones, Claro se ve que es un desesperado.
de una fertilidad considerable.
discurre por deber inexorable; Nunca diré que escéptico o que frío.
Pero ahora aquí, tú noble en el olvido, y en el suspenso pasmo que lo nombra Cuando se rueda tanto y se descansa y yo viéndolo mar donde concluyo, muerto se ve, cual todo lo sencillo.
con esta su sonrisa majestuosa, bendice el corazón tu compañía.
ganas me dan de verlo compungido, Más que fuerte, pervive magro y sano. que es tanto como vivo, como rico, Bendigo haber caído en tu ruinosa En vez de su humildad, su llano orgullo pero no en el instante doloroso provincia callejera sin salida; cautiva poderoso a quien acepta de la bondad, roída por el falso bendigo haberme rehecho en tu consejo la tierna vecindad de su descanso.
discurso del dolor sin esperanza.
local, grandioso, impuro y permanente; Si lo creyese digno, sonreiría.
bendigo tu impiedad característica, Si desleal, capaz de confundirme. Resulta de materia o de ternura?
dorada por la paja y los chiquillos, Vive para un servicio, para nada. Sufre su condición o la redime?
pidiéndote la ley de lo maduro, Pensándose, pensándose y dejando yó yo estoy corrompido, o el significa ese no recordar altisonante la pura mansedumbre a que camino.
que todo lo destierre en su figura, tanto es resignación como victoria, que efunde de tu austera arquitectura, Plantado en si, como si dueño fuera tanto triunfal manera como calma, El orgullo es así, como tú eres.
del barrio y sus establos laboriosos, tanto un amor cumplido como un cuerpo El temple, como tú, raro y seguro.
vigila una pobreza inverosimil, muy puro, que anegase en su pobreza La gallardía, acaso más alegre.
defiende una honradez primaria y viva; la vastedad inmensa del espacio.
Pero hay la confianza, la nobleza. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica