Violence

REPERTORIO AMERICANO 325 Una oda y un poema (En el Rep. Amer. Desde México, IX 41. Beba cervera SELECTA ODA CATALUÑA DESDE LOS TROPICOS Entre aquel febrero y este noviembre la nostalgia no.
No la nostalgia de pupilas inmóviles y lentas lágrimas que necesita orfeones y leyendas, sino la difícil dureza del tiempo ya sin esperaque hace navegables los recuerdos, da rutas inflexibles a las imágenes sepultadas y destierra los incendios fríos de los crepúsculos sin raza.
No la goteante nostalgia que llora un techo, renueva el gusto de olvidadas barinds y despierta la sombra de una flor en una frente: solamente el domado grito, el grito que se humilla en un murmullo sin fin. De malta y lúpulo. Desesperado vigor del vuelo de mi sangre sin diálogo. joh sangre mía buscando respuestas entre las semillas más altas del cielo! cenit eterno dominando mi espíritu y las marchas mutables eres tú, Patria!
Soles, lluvias, tierras y mares me ocultan el uniforme de tu tristeza ennoblecida y callada, pero me llegan todas las barcas que enlutas clandestinamente.
Sabes que ando perdido por las islas, mordiendo la delicada raíz de tu nombre.
esta vigilancia del alma que hace comparar a las tuyas todas las flores del mundo, astro vertiginoso atado al ancla de mi angustia, limpio dentro del fango, claro en la moviente obscuridad de la noche maritima.
Tú eres la tierra, el árbol, el fuego.
Invenciblemente hay que ir levantando el sonido de tu caida, el violado peso joven de tu libertad enterrada ha de brotar, en las cumbres, bajo los arcos del alba nueva.
Yo solamente vivo por la entrada luminosa de tus pájaros en los gra neros del mundo, por la resurrección exacta de tu voz en las espumas.
Santo Domingo, noviembre de 1940.
Aquí, donde Africa y los ciclones se citaron, la sal de esas aguas socava la lejana alegria de mis ojos, cl trópico clava flores de plata líquida en mis sienes.
Aquí, escúchame. me sorprendo en las playas buscando la ruina de un palúdico ángel de madrépora.
Extraño dentro del aire extraño, circulo entre las argenteas columnas de los templos de palmeras, sintiendo cómo mi corazón accede a la cruel sirga de los continentes, comprendiendo el rictus secreto de esas rocas tan fabulosamente distantes de los pinos.
UN POEMA DE LA ISLA Rolfe Huphries. Oh patria que tan amada has sido con lágrimas. dime. qué hago aquí fugitivo como siempre de toda llegada, sitiado por atléticos perfumes, dentro de las tardes de caballos y arcos iris, cerca de los ríos que ignoran la línea de mi cuerpo?
Yo también podría llorarte, sollozar sobre las radiosas manos de los dias adornadas con los sencillos anillos de las horas, porque aquí todo es distancia para el anhelo nómada, todo es lejanía para la tristeza que, a través de las ramas negras, iba antes a inmovilizarse en la luz de los inviernos.
Llanto y sollozo quizás, pero la nostalgia no. Cómo puedes ser nostalgia si no te has desprendido de mi, si eres tan fuerte en existencia que lo terrible se soporta ligeramente, como la silenciosa violencia del amor en el refugio de los cuerpos?
Tu grito inmenso. detonación de velas en la bruma ha roto el anuncio de la sonrisa del universo que se iniciaba en mis cansadas plegarias.
Total y sin límites en mi, sintiéndote, minándote, incorporándote al instante que se eleva con las alas rotas, hallándote entre la realidad abrupta de la orilla y el rápido sueño de la corriente.
Que los negros no canten, que no entren más barcos en esta desembocadura de lunas bajas.
La noche rompe sus cántaros bajo las palmeras.
Huyo del aire, del minuto que roe los ojos vacíos, de la luciérnaga que habita su agujero de luz, de la boca de la costa que no ha mordido nunca frío.
Porque aqui te pienso, día como un caballo de oro perdido en la niebla, en esta sombra, en esta noche de sal lenta, olvidado de mis manos roto como una estatua de azúcar entre la canción de los grillos.
No veo la ciudad ciega, la ventana, las estrellas, las piedras tan terribles y últimas como el orden en la mano de un muerto: no sé nada de lo que sostiene destinos y roba el incendio de las amapolas para las banderas.
Devuélveme, dia, tu cicatriz de sol, haz que la torre de las campanas y el ciprés, el camino loco de tarde y romero, vayan a buscarme dentro de las aguas de Tamariu donde mi cuerpo abierto volaba lentamente tuteando a barcas y montañas.
Quiero ir de nuevo hacia el nacimiento estrecho del trueno en etapas que salten de hoja a hoja, hundirme en el olor de los vestidos de los pescadores, Deja que, una vez más, las espigas pongan un ritmor de insecto entre mi piel y la camisa mojada.
No puedo olvidar que cuando las muchachas se iban con sus rostros de girasol yo podía dormir, cubierto de pájaros, con retama fría en el valle del vientre.
AGUSTÍ BARTRA (Traducción del catalán. Tú estás en todas partes, Tú estás allí donde la muerte crece y se ensancha como una desembocadura u va, con sus santos y héroes, a abrir la boca del silencio.
Vives en el grito del vencido que se perpetúa pasando de las raíce.
a las cunas, esperas en las constelaciones del destino que ya está escogiendo la forma de la esperanza.
Tú estás allí donde nace la bondad del hombre, donde los pueblos con estrella de justicia se sientan mirándose tranquilamente a la cara, tú respiras coronada de montañas y vestida de mar y espigas.
Tú eres la paloma que descansa en el arado del tiempo, la resistencia de tus hijos a caer y callar,