Democracy

REPERTORIO AMERICANO 27 Los abogados del Uruguay (De Galicia. Bs. Aires, 20 VII 40. El Colegio de Abogados de Montevideo acaba de dar un ejemplo al mundo adoptando por unanimidad los siguientes acuerdos: Dolor en el Parque Central, donde la honorable orden de los Hoboes tiene su cuartel general y se prohibe echarse en la yerba a tomar el sol.
dolor bullanguero de un millón de niños que juegan en la calle entre las ruedas de un coche camión; dolor que se llevan mil trenes aullando Park Avenue arriba y por los tubos del río; dolor que tus mil difusoras disfrazan y sincopan en canciones de Blues; dolor espeso, húmedo, pestilente, frío, cruel, atenaceante, embruteciente, que tortura el cuerpo y estruja el alma y despedaza nervios y estalla en blasfemias.
boxeo, Base Ball, y sandwiches: opio, opio, opio, mezclado con chewing gum.
Qué carga inmensa de dolor. Dolor en el racket monumental de tu estupenda Feria Mundial.
Dolor en tu calle de Wall, donde quita el sueño a los amos y les agria la digestión el miedo de la Revolución. Dolor del Nuevo Trato frustrado: dolor de falta de pan.
doior de falta de sol.
Dolor de Manhattan, dolor frio, dolor.
y este pequeño dolor mío. ENAMORADO CUESTA Nueva York, otoño, 1939. Dolor que rumian ocho millones: la radio, el Times el Subway, Elegía 1) Ratificar su fe y adhesión a la democracia, que es síntesis de la civilización lograda por la propia y leal evolución de la misma democracia, cumpliéndose en un clima de libertad y al amparo del derecho. 2) Afirmar su absoluta confianza en que el derecho, pese a tremendas pero transitorias regresiones, será la norma de solución, firme, estable y acatada de los conflictos de orden internacicmal. 3) En presencia de las inexcusables e inauditas transgresiones de las más elementales reglas jurídicas acordadas en trabajos y convenciones y en las buenas costumbres internacionales que regulan la beligerancia y la neutralidad, y cometidas reiterada y desembozadamente por Alemania en la actual contienda, expresa su más enérgica condenación a esta inconducta que lesiona los principios de la humanidad que en esta encrucijada de la historia defienden, con admirable denuedo, las democracias aliadas. 4) Señala, para la vigilante prevención de su acción disolvente y su enérgica represión, la conducta de quienes, aprovechando con máxima deslealtad de la buena fe nacional, aspiran en servicio de regímenes totalitarios de la especie que fueren a conmover la estabilidad de nuestro país atacándolo en su soberanía o en su sistema democrático. 5) Expresa su firme confianza en que en cualquier trance, la República evidenciará su auténtico sentimiento patriótico y su indeclinable vocación democrática. Para España Peregrina, México, Cortesía del autor. sin embargo, hay que persistir. El mal no ha vencido, mientras haya un puño que se levante. Todas las religiones juntas y todas las filosofías a un tiempo están de nuestra parte. Aún hay sol en las bardas. dice Don Quijote.
Hay que hacer fuego con la conciencia, usar la verdad como catapulta.
No he de callar, por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo.
Malos hados presidieron siempre a estas celebraciones simbólicas que se dió en llamar la Fiesta de la Raza. Primero se nos deshacían en vanas verbalidades y en ejercicios de epidictica oficial, el peor género de retórica que conoce el mundo. Luego, tienden a contaminarse con ese tufo de sangre y crimen que hoy por hoy acompaña a la política fundada en los pretextos étnicos. La ciencia rebajada en alcahueta de las ambiciones imperiales le llama raza a lo que manden los dioses bestiales de la guerra.
Por último, en estos días de ferias agrícolas y ganaderas, ya no sabe uno, cuando se habla de raza, si se trata de los bípedos envilecidos o de los irresponsables cuadrúpedos. todavía, colmo de los colmos y abominación sobre abominación, andan por ahí haciendo, debajo de la palabra hispanismo, no sé qué ruido de hojalatería barata que le roba toda su dignidad, su sentido de civilización y concordia. para hablar de fiestas estamos entre este sembradero de tumbas. ya no es posible pensar siquiera con serenidad, con sinceridad, con candor, en aquellas grandes nociones que han sido, para la humanidad, faros de esperanza, banderas de luz entre las tempestades del mundo. Oh, no hay más raza que la humana, ni caen fuera de ella más que los hombres enemigos del hombre! Ya no hay, otra vez, más que el bien y el mal absolutos, a uno y otro lado de la espada que parte en dos mitades la tierra. Fiesta de la Raza, quién te vió y quién te ve: propuesta un día a la meditación de los pueblos como cifra y norma de ideales que integran y completan al ser de las naciones hermanas; hundida hoy cenagosamente en aquel caos de Empédocles donde flotan las miradas sin ojos, los gritos sin garganta y todos los miembros desarticulados, como antes de que se alzara, entre las formas confusas, el pobre muñeco de barro que soñó en imponer el cosmos sobre el caos y en recomponer la mole con la mente! acá por América, agarrados a la última orilla, unos cuantos náufragos: la América que fertilizar los sueños utópicos del mundo, los anhelos y los ensayos de la República Perfecta; la América donde Vasco de Quiroga fundaba sus instituciones de amor y de trabajo; la América de la nueva libertad que buscaron los peregrinos; la América donde los refugiados todavía esperan del bien; la América cuyos hijos se nos andan dejando embaucar por una sirena que es más bien medusa: sierpes los cabellos, relámpagos los ojos, desapaci.
bles rugidos las canciones y el alma vuelta de revés.
Pero demos su parte al dolor y su parte a la meditación; su hora al Hanto y su hora al pensamiento, como dice más o menos el Eclesiastés. América ha absorbido a España en su seno. Ahora sí que somos de la misma sagre. Nada de Metrópoli y colonias. Nada de cambiarse injurias o palabras ceremoniales de uno a otro lado del mar. Acá está, entre nosotros, lo que todavía se salva. Hagamos el inventario, contemos los huecos en las filas y que se levanten los muertos. Seamos capaces del destino. Aquí está la masa, aquí están las manos. Que no falte la voluntad. Hasta la vergüenza se cansa de exhibir sus vergüenzas. El que perdura tiene razón. No estamos de más sobre la tierra. Hay que esperar labrando. Nosotros no importamos ya: importan nuestros hijos, a quienes tenemos que legar, al menos, una memoria honrada, para que no nazcan venci.
dos.
ALFONSO REYES.
México. octubre, 1940.
Caballeros: He ahí una buena conducta y una muestra que me permito recomendar a los abogados de todos los países. El jurista ha de ser, por esencia, liberal, demócrata, sereno y valiente. No se concibe un servidor del Derecho que no respete el juicio de los demás, que no reconozca ser la ley obra de la sociedad toda, que no tenga un pensamiento ecuánime para resistir la contradicción, que no cuente con una voluntad decidida y acerada para defender el bien contra el mal. Quien se pone cobardemente al servicio de la fuerza bruta tiene un alma lacayuna y servil. Qué mayor miseria se concibe sino la de creer que el Derecho no radica en la mente sino en los puños!
Se explica que después de triunfar el déspo.
ta, se rinda el Letrado al miedo y no tenga decisión para contrarrestar a aquél. Se trata de una posición física y entonces el juicio ya no tiene valor ninguno. Actúa el terror, no la conciencia. Pero mientras ese momento no ha llegado, mientras queda un rayo de libertad moral, votar por el tirano es una deserción del deber y una abyección espiritual.
Claro es que los abogados no tenemos cañones, ni tanques, ni ametralladoras.
nuestra fuerza es enorme lo dicen nuestros propios enemigos. Por qué nos odian con tanta virulencia. Por qué Napoleón quería cortamos la lengua. Por qué al atacar en 1933 Getulio Vargas a las Constituyentes de su país decia, por voz de su ministro de la guerra, que a sus granaderos correspondía decir la última palabra después que los abogados dejasen de charlar?
El déspota no se siente seguro mientras los abogados puedan hablar contra él. En cambio, cobra absoluta tranquilidad en cuanto cuantos juristas (abogados, jueces, catedráticos, escritores) se envilecen lo bastante para sus vestidos de casimir Señoras y Señoritas: Pero que nació para sus abrigos a la medida o sus vestidos de estilo sastre, sólo la SASTRERIA LA COLOMBIANA de FRANCISCO GOMEZ e HIJO podrá complacerlos; única especializada en esta clase de trabajos.
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