Imperialism

1Repertorio Americano SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXVIII San José, Costa Rica 1941 Sábado 22 de Febrero Año XXII Nº 908 Nº En este número. Qué hora es?
Un ruego Gabriela Mistral Ramiro Robles Alejandro Cardona Peña El ler. centenario de la muerte de Morazán Rubén Darío (1940)
Juan Ramón Jiménez El Superhombre de Cova Lorenzo Vives Los músicos chilenos actuales Alejandro Gumucio Harriet Ciudad generosa. Visión de San José Arturo Achiardi Carreño Mi mujer y mi monte (2)
Georges Vidal Primavera Fernando Luján Ahora. es un poeta de la soledad! Germán Pardo Garcia Carlos Garia Prada Carta abierta Presencia de tu nombre. Rubén Darío)
Guiones Hacia un Imperio Hispanoamericano del Espíritu Poesía chilena nueva Noticia de libros Sanin Cano Alberto Baeza Flores El primer centenario de la muerte de Morazán (Colaboración)
es Un año largo falta (setiembre de 1942) para que se cumplan los cien de haber sido fusilado en Costa Rica el Gral. Francisco Morazán; una de las mayores tragedias de la historia nacional: hablamos no sólo de Costa Rica, sino también de la antigua República de Centro América, patria común que nos depara en forma indiscutible el porvenir.
Los separatistas que de buena fe, y con sinceridad creen que es mejor permanecer en la vida de aislamiento que llevamos en nuestras cinco repúblicas, habrán de convenir, si son hombres inteligentes y honrados, en que el valladar que o ponen nuestras fronteras con sus aduanas, al desarrollo del incipiente comercio y peor estado industrial, produce por sus efectos económicos sobre el total de la nación, un colapso como si se tratara de una guerra permanente; por otra parte, si la creación de los Grandes Estados en el siglo pasado reclamó en forma imperativa la unión política de nuestro Istmo, con mayor razón, se hace ello preciso, en este siglo de los Grandes Imperialismos; porque no hay que engañarse con va.
nos espejismos: la actual política de Estados Unidos, es algo contingente, que depende de un ciclo especial de su desarrollo y cultura; pero nosotros no sabemos cuánto tiempo puede durar allá ese criterio de respeto a las nacionalidades pequeñas; y realmente no es país, en el verdadero sentido de la palabra, aquel cuya independencia está necesariamente ligada al giro politico de otra nación.
Si para juzgar la personalidad de Morazán, sólo hubiéramos de recurrir a los juicios de eminentes costarricenses como los ilustres historiadores Francisco Montero Barrantes y don Ricardo Fernández Guardia más o menos implicados, por sentimiento con aquellos que actuaron en la revolución popular que terminó con el gobierno y existencia del paladin que nos ocupa, tenemos que admitir, y así gustosos lo hacemos, que el General Morazán fué un ilustre caudillo federalista; el hombre más conspicuo de Centro América; que nunca podía actuar con mengua de su decoro; que en los trances más dificiles no se departió de su entereza y serenidad; que fué un estoico que tuvo una muerte heroica, digna de quien había consagrado su vida, su talento y sus energías a un gran ideal; sereno y valeroso fué al patíbulo con paso firme y esperó la muerte frente a un pelotón, de cara y erguido, y dió las voces para la ejecución.
La Tertulia de diciembre de 1834, citada por Fernández Guardia, siete años largos antes de la tragedia, con ocasión del viaje que en calidad de particular hizo Morazán a Costa Rica, se refería a él como el caudillo de la libertad, y agregaba que la que en aquel entonces se disfrutaba estaba enlazada íntimamente con la que él había restaurado en todos los Estados.
Según Montero Barrantes, una figura de la historia de Centro América en general y de Costa Rica en particular. El partido Liberal Unionista de la América Central ha hecho ya su apoteosis, declarándolo héroe y mártir de la grandiosa idea. Grande hombre a quien todos o la mayor parte consideraron como un verdadero libertador. Fué victima desgraciada de la ignorancia, a quien no inmoló el pueblo de Costa Rica, sino las pasiones de la época, los enemigos de la unión, la tiranía entronizada en Centro América, siendo ésta, toda la verdadera responsable de la muerte de aquel grande hombre.
Sea de ello lo que fuere, y cualesquiera puntos en que se discrepe al formular juicios sobre la genial personalidad del héroe y mártir de la Unidad Nacional, es necesario convenir en que su muerte lo convirtió en símbolo inmortal; símbolo como Rómulo y Remo en la fundación de Roma; como Moisés para la libertad del pueblo hebreo, y Temistocles para los atenienses; símbolo como Guillermo Tell en Suiza y Kosciuszko en Polonia; y siendo tal el caso, que obliga a Centro América, venimos a insinuar que se conmemore el primer centenario de la muerte de aquel famoso paradigma en un consorcio de gobiernos, sociedades científicas y literarias, y pueblos centroamericanos.
Quedan a la orden las columnas de esta revista para quienes deseen tratar el asunto, Ol General Francisco Morazán, héroe máximo de Centro América, cuya figura simboliza a la Nacionalidad Centroamericana. En la revalorización que se haga de la historica de América, Morazán aparecerá como un héroe tan ético y albo como Sucre o San Martín, tan batallador y genial como Bolivar, tan liberal como Juárez y tan gran guerrero como Morelos.
La iconografía del héroe es escasa. En páginas interiores publicamos un retrato que pudiéramos llamar ofi muy conocido en Cen.
tro América. El dibujo de esta carátula se debe al pintor mexicano Fernando Leal, uno de los pocos artistas cuya conciencia se desplaza con diámetro racial. Este dibujo fue utilizado por el pintor en los grandes frescos murales que realizó en la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México. De Eurindia, México, octubre, 1939)