REPERTORIO AMERICANO 311 Al Dios desconocido (De El blasfemo coronado)
muele eternamente y el fruto de su pensamiento muerde en la soledad.
De nuevo soy como un fundidor empeñoso de súbito desmemoriado, miro mi corazón, su haz de despojos levanto, es mi único altar y está nevado. Eres el inmenso árbol de la vida tumbado incesantemente por mí que arde demasiado cerca. eres el padre o el hijo de mi muerte?
Como blanco enjambre, muerte mía, cubridme!
HUMBERTO DÍAZ CASANUEVA Lirios pensativos (Envio de la autora)
Para usted, señor Garcia, acogedor de hondas impresiones, va mi humilde colaboración.
Para Repertorio Americano (Revista constructiva que debe vivir en todos los hogares. Yo digo que alguien está detrás de mí, en Progenitores secretos que os pasáis toda la mascarado y semejante a un enemigo, recuer eternidad secuestrándome, a vosotros os invodo al hombre que andaba en la feria y comía co, deslucidos seres que vais royendo lo que pájaros fangosos y se sentía morir cuando pa aquí con júbilo habéis vivido.
saba un niño veía la suerte con aguas, Amontonadme un día, cuando el cie se también recuerdo a mi padre cuando lavaba detenga largo rato y pronunciad palabras que un caballo, purificaba una potencia.
sean como el vuelo de las aves.
Pobre de mí que evoco todo lo más te No importa que yo fomente las hojas grirrestre, me saco los ojos en mentidas tierras ses de la tierra y que conviva en los maizales de promisión y me encierro en un cántaro con con dulces privilegios, revestidme y hacedme tando los pasos del que viene hacia el pozo. andar según vuestro rumbo.
Jamás estaré en plena posesión de mí ni Yo nunca hablo de encarnaciones ni lamento la luz desterrada, sólo los astros pasan mitampoco de ser o cosa alguna, recibo mi alma rándome fijamente, devuelta como una saya tirada a los matadevosotros miráis como si tuviérais los ojos ros, me asomo a un espejo empañado que una amorosamente cosidos, encima de los tejados mano crispada lleva por los aires.
miráis Mas. qué importa si algún modo de la y no en vuestras entrañas; muerte amanso?
alguien os abre y cierra el cielo, sin mucho ruido, os recoge los huesos un poco trajinaPero a veces parece que miraras por encima dos y todo ello es un don; de mi hombro, siento tu mano fría que oprios movéis como si solamente estuviérais enme el haz de la tierra y tus alas lúcidas se carnados, os admiro señor de las pereces, inflaman en todo lugar y entonces la presena vos también estercolero que dejáis al broncia de las cosas siento como una misteriosa ce nublarse.
danza inmóvil.
Alguien viene al galope, mas no veo al jiMuévete debajo de mí, álzate encima de mí nete, sólo la herradura que centellea y que como si realmente existieras y tuvieras intercevuela sobre mí como una marca, sólo al clarín sión en mi destino y yo fuera fortaleza para que me muerde.
mostrarte.
Quien quiera que seais, no exterminéis el Deja que el día de mañana brote de ti cosueño venturoso de la vida, dejadme las cosas mo agrandado en tu aceite puro.
como las tiento y no más profundas, Ah, entonces lamería tu máscara, entonces dejadme a los hombres dispuestos a anar hablaría con los animales. Están solos. se y agarrados fuertemente a mis oídos.
hielan. son templos encantados. me llenaría de escamas como los niños y Soy un fantasma trunco, un buey deliran cogería una hierba para que se acostara mi alte que lame dentro de sí su inconclusa estirpe y ma libre de todo temor.
gime por su mutilación. quién. a quién nombrar en la eleva Endúreceme bajo los pies, arraigame en mi da montaña? Hay un panal desprendido que boca y encamíname. Pero te hablo como a un el pulgar del ermitaño aprieta contra mí, es un eco, no puedo hablarte reciamente. quién sábado terrible y brasas penetran en mí.
estoy hablando?
Oh, tú, dios, cuyo rostro es sólo una cam Viene la tormenta y los obscuros pinos hapanada, emboscado puro, tú sin nombre au blan mejor que yo, te entonan más alto que xiliame, si te anunciaras un poco, ya podría mi corazón descreído, vienen lágrimas que analcanzar la orilla donde la uva inmemorial se dan por la casa silenciosamente remojando los arruga entre las ráfagas.
cuartos inmundos, viene la sombra del tiemEngaños que me hacen, interrogaciones in po que falta para todos los que vivimos mezútiles, armas llenas de escoria, el peso de mi clándonos con la divina casualidad.
alma es ardor y mis ojos algazara de nostal Abandonado a sí mismo sangra el hombre gia por asientos pegados a ti.
sobre todo lo que pisa y sus dioses crea y deLa brisa acarició dulcemente mi cuerpo de joven que dicen haber sido bello.
Los lirios me enviaban sus aromas y reíamos Natura y yo Ahora. Arrecia el viento, llevando polvo y hojarasca con rumbo a occidente, siguiendo las huellas de la muerte de la tarde, que ha de dar el triste abrazo a la noche tormentosa, llueve fuerte; hay frío en la alcoba y en el alma nieva.
No florecen ya los lirios de la fuente inagotable de mi llanto, ellos moran pensativos, ellos aprisionar tus desdenes y el recuerdo de tus últimos quebrantos.
Florecerán mis lirios, cuando el otoño pase.
Al ver que cual gusano te arrastras por el fango, entrarás en letargo de crisálida, sentirás la transformación divina que te ha dado el Ser Supremo, y ya, en un plano superior, podrás feliz volar. Entonces ya libre de pecado, 10 me tienes que implorar perdón. Podrás libar el más puro nêctar de mi interior jardin.
EGLANTINA DEL VALLE Heredia, Costa Rica, setiembre de 1941.
Lo he visto Tabla de las vacilaciones (De Vigilia por dentro)
El sombrio color de mis cabellos cubre al mundo raeprime mi corazón hasta que las luces son atadas, golpeándome las sienes, lo que moraba en ellas he arrancado desamparándome hasta una pureza sin más.
Cernido el pecho por una claridad apenas cierta, ávido de una fría forma, un número inexorable, me corre un aceite fresco de sentido en sentido cuando la raíz del dia se mueve en las siene vanas.
Ay me cansa el dormitar, espejos ciegos me duelen, lo logrado es apenas un destello bajo el agua, quiero el glorioso día flotando sobre piélagos nocturnos la frente reconquistada como armadura blanca.
Pero el corazón desciende de viejas dinastías de secretos y cantando sigo en el recuerdo de lo que jamás he visto, mis párpados descienden hasta más abajo del alma para que siga gozada mi frente por sus abismos tenaces.
HUMBERTO DÍAZ CASANUEVA He andado sin descanso. Sabe el cielo en cuántas ciudades, barrios, cementerios, puentes y pasadizos. No sé donde, he encontrado un hombre que empujaba un carrito de verduras. Gritaba: Chou fleur, chou fleur, la fleut con una eu extrañamente confusa. su lado iba una mujer fea y angulosa, que de vez en cuando, le empujaba. cuando le empujaba, gritaba él. También a veces gritaba él, de por sí, pero entonces su grito había sido inútil, y enseguida necesitaba gritar de nuevo, porque pasaban ante la casa de un cliente. He dicho que este hombre era ciego. No? Pues bien, era ciego. Era ciego y gritaba. Al decir esto lo falseó, escamoteó el carrito que empujaba: finjo no haberme dado cuenta de que voceaba coliflores. Pero es esencial? aunque fuese esencial. no importa más saber lo que he visto yo? He visto un hombre viejo que era ciego y que gritaba. Eso es lo que he visto. Visto. Rainer Maria Rilke, Los cuadernos de Malte Laurids Brigge. Losada. Bs. Aires. 1941. En la ciudad de Nueva York consigue usted este semanario con STECHERT Co.
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