Repertorio Americano SEM NA RIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXVIII San José, Costa Rica 1941 Sábado 19 de Julio Año XXII NO 916 NO 12 En este numero: Gavidia o la renovación silenciosa. Gilberto González y Contrera Cirilo el curtidor.
De la sangre y sus andanzas El Nocturno de Silva El llanto de América Poesia infantil (Antologia)
Victor Lorz Salomón de la Selva Alfonso Reyes Varios autores Silva contra Dario Ejercicios El arte de la educación Toque de atención Rinconcito iberoamericano El alma y el tiempo Historias baladies Eduardo Carreño Hilda Chen Apuy Amalia de Sotela Sanin Cano Guiomar Luis Villaronga Francisco Luarca Grandes poetas americanos Gavidia o la renovación silenciosa (En el Rep. Amer. en el Francisco Gavidia AMERICA es la movilidad. Su historia literaria se divide en dos partes: antes del Modernismo y después del Modernismo. El Modernismo es un movimiento vaivenal que parte de América hacia Europa y de Europa nos es devuelto a América. Baudelaire y sus epígonos que tanto influyeron en la musicalidad modernista, se han nutrido en las savias poéticas de un americano: Edgard Allan Poe. La genealogía de simbolistas y decadentes, de satánicos y místicos, parte, en forma troncal, de un poe.
ta nacido en la América Sajona. La otra mitad del Continente, por vía de Paris, canaliza la ola encrespada y crea el Modernismo. El Modernismo es una sola dimensión, donde se con funden todas las dimensiones.
El Modernismo en América no podía ser otra cosa que un fenómeno de liberación.
puesto espiritualmente a las formas anquilosadas, las desmenuza y altera para dotarlas de nueva arquitectura. La música que deslumbra los oídos del hombre americano, la música que abre nuevos cauces a los contenidos poéticos, pone un temblor de luz a la lengua española y una apetencia de color en los poetas de Amé.
rica. Aquella música derivada del alejandrino francés y del hexámetro griego, ha elevado el tono a la poesía, ilumina el oro de sus campos, prestigia a las alondras en sus amanecidas e ilustra la gloria de sus tierras. El Modernismo no descubre a la naturaleza americana, sino que enseña a enumerarla; no descubre al hombre americano en su esencia de hombre sino que en su voluntad de artista. Este fué el milagro del Modernismo en América: un milagro que el Continente asumió para convertirlo en un milagro formalmente americano; un milagro por el cual América reconquistó su indigenidad y se hizo sintesis y cabeza de la verdadera refor.
ma poética hispanoamericana. La poética española dejó de ser española con el Modernismo; la nueva poesía no era la manera tradicional del arte poético sino una manera nueva que corría en pos de la novedad de lo antiguo; no era la poesía proverbial de España sino un arte fundamentalmente exótico para el espíritu de España; era el arte de la antigüedad, pero de una antigüedad a la que le puso el cuño una reconstrucción.
Reconstruir la métrica española ha sido la obra fundamental de don Francisco Gavidia.
Gavidia es el Cristo de una Iglesia de la que Rubén Darío será el evangelista. No es Azul como a menudo se ha dicho la primera piedra del edificio modernista. Los sonetos áureos. con los que el nicaragüense rompe el molde clásico, substituyendo el endecasílabo por el alejandrino, fueron trazados bajo la influencia del humanista salvadoreño. Gavidia escribe los primeros hexámetros castellanos, con la misma medida de los hexámetros griegos, y los escribe en 1882. En ese mismo año trasvasa el alejandrino francés a la métrica española. La reforma se inicia con la versión de Stella de Victor Hugo. Es de ahí de donde la toma Darío, hasta ese momento un gran becqueriano o un epígono de José Joaquin Palma.
Cuando en 1884 aparece la primera edición de los Versos de Francisco Gavidia, surgen leves armoniosos los metros que muy pronto iban a dominar en América y en España. En La siesta del caimán y el Himno de Orfeo, se construyen ya todos los movimientos eufónicos hasta llegar al polirritmo. Gavi.
dia realiza la reconstrucción formal de la poesía española por los oídos. Gavidia estructura el acontecer poético y lo acomoda al paisaje americano. Haber reconquistado literariamente la tierra que antaño perdieron sus antepasados, es uno de sus más bellos galardones.
No es Gavidia el turista que canta la decoración del paisaje, sino el poeta enamorado de la luz que desentraña los secretos de la tierra y los trasvena en paisaje. Para llegar a las al.
turas que escala, ha tenido que padecer, en su alma y en su sangre, el sacrificio de los suyos.
La historia y la tradición no se entregan a cual quiera: se entregan a quien las conquista y a quien gozosamente las sirve. Lo terrígena, ya sea de América, de Grecia o de Francia, se entrega sólo a quien lleva en su espíritu el servi.
cio de la poesía. Gavidia es el poeta típico de la continuidad americana, el poeta de la síntesis obtenida a través de la renovación silenciosa.
Gavidia es, también el primer poeta indigenista americano. Xochitl y La Princesa Estrella, en poesía, La Loba en el terreno de las tradiciones y Lucia Lasso teatro, estilizan el folklore de los lencas y de los maya quichés, sacan a flote las teogonías tribales, vehiculizan el panteismo pavoroso de los poblados indígenas y reconstruyen la trágica lu.
cha entre las encomiendas insumisas y los encomenderos implacables. Su poesia, sus cuentos, sus obras teatrales, sus estudios de toda indole, vindican plenamente los derechos del folklore indígena de la América Central a la consideración de los hombres de estudio, filó.
logos y etnólogos, con lo que llena un vacío evidente ofrece una visión a vuelo de pája.
ro de las creencias prácticas y supersticiones populares, relacionándolas con la naturaleza, con los cuerpos celestes, con el mar y los rios, con las motivaciones mitológico cosmológicas, con la fauna y la flora, con los poderes sobre.
naturales: demonios y espíritus, brujería y magia, encantos y sortilegios.
Alma mago y de poeta profundo, Gavidia es un estructurador de imágenes y un alto y bien agudo analista de sus propias sensaciones, para quien el idioma es una cantera sin secreu tos, una cantera de la que extrae sonoridades y símbolos y la concordancia gozosa entre los ritmos y los conceptos a que sirven de vehículo.
Espíritu grave, reflexivo, disciplinado, se formó tanto con la savia terrigena como bajo la disciplina de las grandes culturas. Gavidia es un poeta sereno que interroga al misterio, que ama con amor encendido la perfecta sencillez de las antiguas razas, y que ha logrado va.
ciar la plenitud de su conciencia anímica en estrofas robustas, que muchos han llamado clá.
sicas, pero que son modernas por lo variado de sus ritmos, la intensidad de sus imágenes y la riqueza de su sentido. En las raíces de su poe.
sía penetra con firmeza el limo romântico, no de actitudes sino que de preocupaciones por lo infinito y lo eterno. Con un estilo que le aleja