88 REPERTORIO AMERICANO Poemas (En el Rep. Amer. Certeza de silencio 4 Cerca de la contrición de aquellas manos delgadas; dividido en las miradas que buscan tu perfección; en la transfiguración del universal rocio, que sobre el pasto sombrio es dualidad de lucero, congelado por entero en las escarchas del frío.
Porque no está mi humildad sino en la sabiduría de esa forma, tuya y mía, próxima a la eternidad.
Si tengo la inmensidad, es la tuya, simple y buena. si la voz está llena de semejanzas de amor, es porque la ungió el sabor que fluye de tu colmena.
m2 5 Apunte al lápiz (Pierre Fostry. Alli te quiero esconder, silencio nunca habitado; dulcemente iluminado por un tibio rosicler. fijo te quiero ver, con los clavos de la luz, en lo leve del saúz que altas saetas desvia, y alza la sabiduría de la más humilde cruz. por eso sacrifico, ya de ti sólo habitado; por tu nada traspasado y de tus pobrezas rico.
Horizontes magnifico abro celestes balcones bajo las constelaciones, sobre la tierra sencilla, doblegada la rodilla de mis contriciones.
cerca 6 Solo de ti y acercado a tu espera sin partir, contigo pudiera ir, hombro a hombro, el pie callado.
No vestiré de morado ni pondré en tierra la frente, para subir la pendiente hacia la indecible luz, con la más humilde cruz en el hombro penitente.
En tu espera sin partir, silencio crucificado, hombro a hombro, el pie callado, contigo pudiera ir.
Nada tienes qué decir.
Me basta la inteligencia de tu más fina presencia, para que tus nombres diga, hasta en tu nada te siga, seguro de tu evidencia.
cuando las manos se buscan hondamente, por juntarse la diestra con la siniestra en ternuras insondables, y uno siente que sus inanos ya son las manos de nadie.
Cuando por el rostro inmóvil invisiblemente caen unas lágrimas eternas que no logran congelarse, y uno siente que esas lágrimas son las lágrimas de nadie.
Cuando la voz que fué de uno concluye por dispersarse y se la llevan los vientos. alma sola, voz errantey uno siente que su voz ya es la oscura voz de nadie; cuando el corazón no se halla ni en sus mismas soledades, porque devoró la angustia sus recónditas imágenes, entonces, adónde ir; a qué sombra desterrarse; cómo llenar lo infinito; con qué vida, con qué sangre, si uno se invoca hacia adentro, con amargura, buscándose, como quien va hasta la casa de un amigo a consolarse, y se encuentra en sus abismos con el corazón de nadie.
El corazón vacío. Porque ya mi corazón es el corazón de nadie. cuando ya el corazón es el corazón de nadie. 1) En un reciente libro de conferencias sobre literatura colombiana, dictadas en la Universidad de Buenos Aires, el Profesor Arango Ferrer llamó este poema nueya oración de los agonizantes. Nota de la Red. GERMÁN PARDO GARCÍA Costa Rica, marzo, 1941.