Democracy

Repertorio Americano Tomo XXXVIII SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1941 Sábado de Agosto Año XXI NO 917 NO 13 En este número: Luis Morales Alfredo Trejo Castillo El político.
Cantaré con el viento, como las arpas eolias.
La circunstancia humana.
Antología de poetas de la América Central El ideal de los grandes Libertadores. Ciudadanía continental Rubén Darío en el Rep. Amer. Itinerario) Brenes Mesen Guiomac Ricardo Segura Arturo Mejía Nieto Dias infantiles La casa del General Morazán El camino de la Democracia Dos libros chilenos Odiamos a la Dictadura, pero amamos a Italia Carta abierta Aldoux Huxley y su tiempo De aquel instante mio Noticia de libros Norberto Pinilla Alfredo Palacios Aura Rostand Magda Portal sola Gómez Simiente El Político (Ensayo. En el Rep. Amer. no Consagra al ídolo quien lo adora; no la mano que lo esculpe.
Son, pues, paganas las muchedumbres que sin haber visto los milagros del idolo, hincan sobre la tierra la rodilla para mirarlos pasar.
Culpables son de la creciente corrupción de los políticos, porque a pesar de que nada sustancial hacen por ellas, una y otra vez se arrebañan para votar por ellos.
No es una verdad evidente que todos los hombres aman su independencia. No lo es hoy, por lo menos. Correlativa del poder es la independencia. Sin la sumisión de las muchedumbres idólatras, existiría el poder ilusorio del Político.
Quien lo es de verdad, o posee una excepcional inteligencia nutrida de conocimientos adecuados al servicio del Estado y de la na.
ción; o dispone de fortuna y de preparación para usarla en beneficio de sus ambiciones; o está en posesión de una individualidad, abundante de magnética influencia sobre sus amigos y de un ingenio fértil en recursos de reserva; o tiene el dominio de fuerzas espirituales superiores, artísticas o religiosas. En tales casos, el poder es de la sustancia misma del hombre, en cualquiera estación de la vida en que se halle. Las alabanzas no lo enaltecen, ni lo abaten las censuras. El siente que és. Más raramente, sabe lo que es. El poder polítivo viene y se va: el poder intrínseco del hombre permanece, exaltado o menguado, según el uso que del poder político hiciera.
El Político ficticio puede alcanzar el poder político porque otro poderoso lo alza, porque la adulación mercenaria lo infla y lo levarta, a causa de su falta de peso real. Por eso, cuando de sus manos de gobernante se le caen las riendas de sujeción, dispersasele la runfla de cortesanos, y tórnansele felones los viejos feligreses de su capilla. aunque el Politico en el poder jamás sospecha que a él le ocurrirá lo mismo, tal es también su destino. Girasoles son las voluntades cortesanas.
Poder es la capacidad de imponer dominio sobre la voluntad ajeoa. No necesariamente para la acción; porque también puede limitarse a procurar la aceptación de un partido, de un programa, de una doctrina. Siembra motivos en el ánimo de los hombres, dependientes o independientes del poderoso.
Motivos éticos, religiosos o espirituales en sí, nada importan al político; sino en tanto que los pueda utilizar para su propósito politico de corto alcance. Porque el blanco a que apunta es el éxito inmediato. Aun suele comprometer, y sacrificar, éxitos de alta consi.
deración, con tal de alcanzar uno instantáneo, si aquellos exigen determinación, labor y cuidadosa espera.
En su afán de éxitos inmediatos, olvídasele que todo hombre es un centro de poder, tanto como objeto de poder; y reparte sus palmaditas sobre los hombros de aquellos a quienes necesita en seguida, con desdén de los que pudieran servirle más adelante. No entra en su entendimiento la realidad de que no hay enemigo pequeño.
Por eso desdeña hoy a quien puede cerrarle el camino más tarde.
Carecen de sinceridad sus zalamerías y sus desvíos. Sólo gentes sin experiencia de la vida les prestan otra importancia que la de meras indicaciones de la dirección que llevan, por el momento, sus ambiciones.
Sólo es igual con los que a causa de su saber y de su poder intrínsecos pueden serle útiles en todo momento, a corto o a largo plazo. Con Maquiavelo, juzga que el hombre es relojería de instintos en una sociedad sin moral. Por eso se le ve asociado con hombres inmorales, amorales, o criminales, o corrompidos; los usa, como usaría el martillo, la sierra o la daga. Porque esa es una de sus artes: saber para qué sirven los hombres sin principios. Los cuales se le cambian en herramientas cuando se le ponen a discreción en sus manos.
Porque quien desea mandar es un realista. El dinero. empleo, misión, contrato, subvención, compras, negocios. el abrazo, la sonrisa, la palmadita en el hombro, la frasecita adulona, su presencia en todos los entierros, su tarjeta en todos los aniversarios y todos los triunfos, los recaditos halagüeños, todos son medios para lograr la ayuda del extraño en la campaña, o en la votación, o en la prensa.
Para el Político, el hombre es herramienta, ficha o cifra. Su secreto es hacer creer a los hombres que se mueve por sí, cuando es él quien los arrastra, sacudidos por los resortes instintivos que ha puesto en juego mediante su ciencia en la mecánica política El Político, por otra parte, es un tratante en esperanzas y promesas.
Sobre el Político que el hambre hace adeptos y que entre los agradecidos no se reclutan sus soldados. Por eso, como a la bestia de noria, a cada hombre le cuelga enfrente de los ojos el tierno cogollo de una promesa, que tardará en satisfacer; porque, soldado que se sacia, no marcha aprisa.
Compréndase por qué al campesino, si se le ofrece, jamás se le otorga libre la parcela de tierra, ni se le repara la choza, ni se le completa el servicio higiénico, ni se le sirven las medicinas, ni se le abaratan los víveres, ni se le asegura el humano suficiente salario.
Ejecutando estas cosas, en servicio del campesino, desaparecerían los adeptos del hambre. Los satisfechos no escuchan los clarines del político en la plaza pública. El político promete sin ánimo de cumplir; mas cuando cumple, como gallina que acaba de poner su huevo, lo cacarea. Lleva nota de cuanto cumple; de sus promesas, no; porque andan vivas en la memoria de los esperanzados. Vive del crédito el Político: los ricos le prestan, las muchedumbres le fían. los pri.
meros paga el Estado; a las otras, nuestra Señora de la Miseria.
BRENES MESÉN San José, Costa Rica, julio de 1941.