DemocracyViolence

REPERTORIO AMERICANO 35 es sino una razón para cuidarla y mejorarla más. entonces, concebida y sentida y enseñada así, la Democracia conservará, por lo menos, sus defensas naturales. esto mejor y mucho más desarrollado y ampliamente fundado y ejemplificado muestra (comprobación de que no es inútil, ni mucho menos, pragmáticamente, el estudio de este aspecto racional de las tragedias sociales. muestra, al mismo tiempo, el origen de una de las más grandes tragedias de esta época, e indica la dirección (que es, en parte, pedagógica)
de su remedio.
Si todo esto y todo lo que sale de esto tuviera que pensarse esquemáticamente, deberíamos decir que la fundamentación de la demooracia se piensa en tres planos: uno negativo, otro positivo práctico y otro positivo idealista.
El negativo, es el de menor mal. que toda otra forma de gobierno produce más malesmás y mayores. hasta el punto de que son males de otro orden: sofocación de la individualidad y la personalidad; violencia interior y exterior, fatalizadas.
El positivo práctico, que es el de bien resultante: resultante superior, por un lado, al valor y capacidad de muchos componentes de ella, y por otro, a las de organizaciones dirigidas, aun por elementos más capaces, a expensas de la libertad y de la espontaneidad.
Y, por arriba, otro plano todavía. que ya no es plano: es lo abierto. Todas las posibilidades para arriba, en las aspiraciones de la especie, y para adelante, en la marcha de la especie: la conservación y la estimulación de la individualidad y de la personalidad, que es la conservación y la estimulación de las posibilidades humana. esto, para los que queremos idealismo, contiene más, y más hondo y más amplio y más futuro, que aquel al fin y al cabo limitado idealismo, el que contenía la clásica y precaria fundamentación de la democracia, limitada, en verdad, a la consideración de obtención y apreciación de gobiernos.
La democracia bien entendida y sentida mucho más que eso, y conviene que sepamos bien la importancia y el alcance de lo que tenemos que guardar y mejorar: por cierto, con acción y esfuerzos continuos, más que con frases sin contenido. Pero creo que no sea una de éstas, que no sea simple frase para declamación la siguiente, que yo quisiera que siempre recordáramos, a propósito de la democracia de muchos otras cosas: mientras más positivos sean los fundamentos, más idealismos pueden sustentar.
es En serio San José, 11 de julio de 1940.
Sres. don Fernando Lara y don Eladio Trejos.
Pte.
naciones que ellos integran, más de lo que se puede esperar, y hasta más de lo que se puede dar. tal punto que hasta para lo que es más esencialmente contrario a la individualidad y a las posibilidades de la democracia, hasta para la guerra. Pero los hombres no entienden; cuando en una guerra como la anterior, se mantuvieron las democracias (de cualquier lado que estuvieran) y cayeron las autocracias (también de cualquier lado que estuvieran. la humanidad mostrando siempre su deficiencia de observación precisamente de ese hecho, sacó ccasecuencias antidemocráticas.
Pero esto es extensísimo.
Por ejemplo, el argumento del gasto de energías por la lucha contradictoria. Aquí hay un paralogismo, en que se cae frecuentemente, y es el de tratar como hechos mecánicos, en los cuales la cantidad total de energía estuviera determinada, los hechos vitales, en los cuales la energía se estimula y se refuerza con la pro.
pia acción, aunque sea en parte contradictoria. tantos otros argumentos. Que la democracia es frágil. Sin duda. También lo es la salud: basta un poco de cianuro o la punta de un estilete. Lo que no es sino razón para cuidarla.
Que la democracia, en ocasiones de peligro tiene que recurrir a dictaduras de hecho. Es precisamente otra de sus superioridades: contiene las posibilidades de los bienes de organización, para obtenerlos eventualmente en su caso y en su grado. Pero sólo entonces y así; y con la capacidad de volver a sí misma.
Pero esto no se puede tratar aquí. Aquí, una cosa sola: el efecto de lo esencial, o sea de la mala fundamentación racional. Repito: lo más triste de hoy y lo único que puedo tratar aquí lo más triste no es que los hombres de alma tutorial, absolutista, impositiva, dictatoriali que ya son tantos. y de los que muchos pueden ser sinceros) lo deplorable no es que los hombres de alma tutorial combatan la democracia, sino el otro hecho: el refuerzo por los desencantados. hay, repito dos clases de desencantados. los desencantados de la Democracia en general, en sí, y los desencantados de tal Democracia (que generalmente es la que hay hubo en el país de los mismos desencantados. Los primeros abandonan toda fe en la Democracia en sí; los segundos, conservan esa fe en wa Democracia teórica, ideal, etc. pero nada para ellos, ninguna para ellos, es o fue Democracia. unos y otros se unen a los antidemócratas naturales y temperamentales, y los ayudan o no los combaten. Y, por ese proceso, es tan grave el mal práctico.
En tanto que si la Democracia hubiera sido bien fundada racionalmente y, por consiguiente, hubiera sido predicada y enseñada así, tal proceso, tan triste, no hubiera sido posible. Leería cualquiera un libro, como por ejemplo el de Faguet (que fue uno de los primeros de esa clase: después aparecieron tantos otros similares. en que se enumeran los hechos de incompetencia, de mediocridad. sin leer ningún libro alguno observa por si mismo esos males de incompetencia, de inmoralidades, y de impotencia para suprimirlos e impedirlos (impotencia de distinto grado en cada medio, pero que siempre en algún grado existe. y, en vez de caer en desencanto (o en escpeti.
cismo, que es otro resultado de mismo proceso: los escépticos políticos son una variedad de los desencantados. ese lector u observador no se desencanta, ni pierde fe, porque ya sabe todo eso; casi, si es buen observador, puede todavía agregar hechos de ese orden. El ya sabe todo eso, como sabe lo que se encuentra en el cuerpo de un hombre sano. Todo lo que hay, a la vez, de impuro y precario en la salud, que no Estimados señores míos: Uds. se les ha ocurrido buscarme, gracias, y a mi se me ocurre salirles con esto: Se dice que la democracia es un régimen político de oportunidades; esto es, que pueden ascender desde ignorados sectores sociales, a las esferas de la política aldeana o ciudadana, las personas que a ello se sientan llamadas. Es cierto que la democracia también suele ser un régimen favorable a los oportunistas y calculistas. No importa, lo que se quiere es que haya la ocasión de trepar y así lo esperamos de servir con eso a la Patria. En tal caso, es evidente, cuantas más oportunidades haya de alternar en los Poderes, más habría de renovar aspitaciones y posibilidades de llegar a ellos (Presidente, Congreso, Ministerios, Municipalidades, etc. Cuatro años es mucho esperar en una burocracia como ésta; con seis, la cosa ya seria gtave, tanto más que por deficiencias (io perfecciones. de la política electotera, a los cargos de importancia logran llegar medianías ruidosas, o sujetos espernibles, como dicen por acá. Cuanto menos se los padezca, mejor es, en la esperanza, por supuesto, de que al dar la vuelta y sustituirlos (cuando se dejan) las cosas cambien. Aunque también es cierto que cuando a los mejores les llega rara vez, el turno de gobernar, el tiempo que duran nos parece poco. los mejores, justamente por serlo, no se reeligen, o no hay quien los reelija.
Pero que al menos los peores no se arraiguen por serlo.
En esta parroquia la politica res publicana más llevadeta ha sido la de mamar unos, y que también otros mamen. satisfacción aldeana y urbana a la vez. En realidad se trata de resolver, cada cuadrienio, un problema económico casero, que no politico.
Quedémonos, pues, en los cuatro años sacramentales, y que la fe en la democracia no se entibie. de seguro se entibiaría, y hasta se congelaría, si nos fuéramos acostumbrando a los períodos largos de mando de unos cuantos afortunados. Más tutina, más inercia, más modorra, más brochismo. La politica o politiquetía cuatroañera, al menos despierta un poco esto (el pais. atiza los brios, las ilusiones y supersticiones, el anhelo de hacer algo mejor, de renovarse. no se habla en todas las campañas de la llegada de los jóvenes al Poder. y que el árbol de la Patria crezca libre y fecundo.
De Uds. afmo. servidor, GARCÍA MONGE