Hitler

REPERTORIO AMERICANO Los músicos. Viene de la página 51)
Pero las mangas me parecen largas dijo el Rey. No es extraño contestó Helveciopues los reyes tienen el brazo largo. José Nucete Sardi. Aventura y Tragedia de Francisco Miranda. Caracas, 1935. señanza musical merecen citarse el Conservatorio Católico de Música, dirigido por el Pbro.
doh Pedro Valencia Courbis, la Escuela Moderna de Música, de reciente creación, dirigida por un grupo de profesores jóvenes del Conservatorio, la que cuenta con un Kindergarten musical y numerosas academias particulares situadas a lo largo de todo el país.
Como críticos y didactas de la música deben citarse a Carlos Humeres Solar, director de la Escuela de Bellas Artes y crítico de El Mercurio, Adolfo Allende, crítico de La Nación, a quien ya hemos recordado como compositor; Lautaro García, crítico de El Diario Ilustrado.
y además escritor y cantante lírico; Santiago Cruz Guzmán, crítico de Las Ultimas Noticias es, además, ikigeniero civil y arquitecto; Juan Orrego Salas, profesor de historia de la música y comentador de las audiciones de las Facultades de Bellas Artes, y el que estas líneas escribe, que ha servido la crítica de arte de El Imparcial desde hace locho años.
Finalizó su conferencia el señor Gumucio, expresando: aquí tenemos presentada a grandes rasgos la situación musical de Chile, país donde han florecido gloriosos artistas cuya musa inspiradora ha sido la propia naturaleza de su patria, adornada con la cordillera imponente, con los remansos de sus playas y con la belleza profundamente verde de sus lagos.
Guiones The Great Dictator, será sin duda proyectado en Bogotá en breve plazo. Intrinsicamente es una grande obra de arte, pero Chaplin tardó demasiado en terminarla, y hoy resulta un poco anacrónica. Sobra, por ejemplo, la pugna entre el dictador y Napolone, que existió cuando el duce se opuso a que Hitler ocupara a Austria, y que hoy ha sido reemplazada por la completa y abyecta sumisión de Mussolini. Así, las escenas, deliciosas por otra parte, en que los dos dictadores quieren ocupar el mismo lugar, y Hitler muestra cierto miedo de Mussolini, carecen de actualidad. El aspecto caricaturesco es quizá exagerado. El truco de artojar. la cara de los personajes, es decir, de Hitler, platos de torta y postres, no produce buen efecto. Por esas razones, el éxito de The Great Dictator. en New York no fué tan grande como se esperaba. Con todo, la película es maravillosa. La imitación que hace Chaplin de los discursos de Hitler, es sencillamente colosal.
Aquellas largas tiradas dichas con la voz del fuehrer y subrayadas con sus mismos ademanes, en un idioma de la invención de Chaplin, y en el cual sólo se le entiende la palabra Sawerkrauss, bastarían para hacer de The Great Dictator una película inmortal. Las escenas del barrio judío son también magistrales. Que venga, y cuanto antes, The Great Dictator.
el cual tal vez valió a Francia un tratado de comercio. Un triunfo más de la diplomacia ganado con las armas de la literatura, Involutariamente, me vienen a la memoria aquellos sembradores de discordias que Dante colocara en el octavo círculo infernal, condenados como Bertrán de Born a andar descabezados, con la testa en la mano a guisa de linterna. castigados a buscarse a sí mismos eternamente, por el doble pecado de haber separado su corazón de la cabeza, dejando ir la inteligencia de un lado y el sentir de otro y ¿qué es la conciencia sino el nexo entre ambos. y separando sobre la tierra lo que, por ley natural, debía estar unido. Ricardo Baeza, Argentina Libre, Buenos Aires, 21, XI, 40. Otro de sus amigos (se trata de Catalina de Rusia) es el coronel Anhalt, antiguo ayudante del Rey de Prusia que está al servicio de la Emperatriz; éste le cuenta como había conocido a Helvecio, en Postdam, quien comió por espacio de dos meses con el Rey.
Un día, le dice Anhalt el filósofo apareció con un vestido riquísimo que mereció elogios del Rey prusiano. Helvecio manifesto que aquel traje había sido de Luis Quince.(De Calibán, en El Tiempo, Bogotá, 6, I, 1941. EDICIONES ZIG. ZAG (Se trata de Florentino Ameghino. El primer maestro fué la madre. Tal vez no haya grande hombre de quien la madre no haya sido el primer maestro. el último. Marta Dina le enseñó a deletrear en un ejemplar de Las mil y una noches. No hay ciencia que no entre por la puerta de la fantasía. José Gabriel, El loco de los huesos. Vida, obra y drama del Continente Americano y de Flo.
rentino Ameghino. Buenos Aires. 1940. El último envío: Manuel Eduardo Hübner: México en marcha.
Manuel Ugarte: Cuentos de la Pam pa. Edición coherente, revisada por el autor y, por lo tanto, definitiva. EMPRESA EDITORA ZIG. ZAG CASILLA 84 SANTIAGO DE CHILE Otro de las impresiones desagradables que recibí a mi regreso al país, fue la absurda ley que prácticamente prohibe la entrada al país de periódicos y revistas. Es una ley totalitaria, que sólo pudo pasar por la forma ambigua como fue redactada y por la confusión que teinó en las últimas sesiones del congreso.
La reacción que la ley producirá en los medios cultos del exterior, será funesta. Es un ataque directo a la libertad de expresión. Qué opinión se formarán de nosotros los directores del New York Times y demás grandes diarios, de Life y otras maravillosas revistas, semanales y mensuales, orgullo de la intelectualidad americana, y de qué represalias seremos víctimas, ya que de las publicaciones europeas estamos fatalmente privados? Afortunadamente parece que mientras el congreso deroga o modifica sustancialmente la ley, se le dejará en suspenso, como tantas otras que no tienen efectividad. Calibán, en El Tiempo, Bogotá, 6, I, 1941. EDITORIAL LOSADA (Tacuarí 483. Buenos Aires, Rep. Argentina. Salidos en estos días: Carlos Vaz Ferreira: Fermentario.
Baeza. Sur. Buenos Aires. En la Biblioteca Filosófica. Theodore Dreiser: El pensamiento viAmado Alonso: Poesía y estilo de Pavo de Thoreau. Traducción de Luis blo Neruda. Interpretación de una poé Echávarri.
tica hermética. En la serie Estudios Literarios. Félix Palavicini: El arte de amar y ser amado.
Félix Lizaso: Martí, místico del deber. En la serie Biografías históricas y Paul Valery: El alma de la danza.
novelescas. Eupalinos o el arquitecto. Traducción del francés de José Carner.
Como envío de la Editorial Losada. En la Biblioteca Filosófica. Charles De Gaulle: El ejército del porvenir.
Adolfo Bloy Casares: La invención de Traducido del francés por Ricardo Morel. Prólogo de Jorge Luis Borges.
Un resfriado obliga a Miranda a guardar cama; entre tanto lee a Maquiavelo y lo comenta; no le parece buena su doctrina pero sí verdadera.
Se comenta en los corrillos cortesanos, entre sonrisas picarescas y guiños de ojos, el epitafio que el Conde de Segur hizo para la tumba de una recién muerta perrita de la Emperatriz. Catalina de Rusia.