Democracy

312 REPERTORIO AMERICANO Carta de Cird Alegría al Sr. Presidente del Perú (En el Rep. Amer. Washington, 29 de septiembre de 1941.
Señor Ingo. Manuel Prado, Presidente del Perú.
Lima, Perú.
Señor Presidente: Tengo el honor de dirigirle esta carta para pedirle la libertad del escritor Juan Seoane y del poeta Serafín Delmar. Al hacerlo, no me presento a usted con otra credencial que la de ser un escritor cuya obra tiene algún mérito, según dice la crítica, dentro de las letras americanas. pesar del silencio que a este respecto guarda la prensa de nuestra patria, confio en que para usted y los mejores hombres de su gobierno cuentan todavía los valores espiritulaes. Con esta esperanza es que le escribo.
Creo que Juan Seoane y Serafín Delmar merecen la libertad. No solamente por su capacidad intelectual y su aptitud estética, que hacen su condición de prisioneros mas deplorable, sino porque, sobre todo, son ciudadanos duramente golpeados por la injusticia. Sin entrar a discutir una condena que usted seguramente conoce mejor que yo, quiero hacerle recordar que para juzgarlos se dió una ley especial que adquirió efecto retroactivo, contra toda ley. Así Seoane y Delmar llevan ya diez años de lacerante encierro ante la inquietud angustiada de las conciencias vigilantes de América, que se preguntan: Hasta cuándo. Conozco personalmente a Seoane y Delmar; yo he estado junto a ellos porque también yo sufrí prisión, durante un año, en la Penitenciaría de Lima. Puedo afirmarle que son dos claros espíritus, nobles e inteligentes, cuyo martirio de cada día constituye una ofensa para los sentimientos de humanidad y de justicia y para la cultura del Perú. Usted, señor Presidente, sin duda ha leído Hombres y Rejas. el tremante libro de Seoane. Usted sin duda se ha horrorizado ante was páginas en los cuales parece crujir el dolor del hombre herido abandonado en un antro de oscuridad sin tregua. Usted sin duda ha pensado ya en abrir esas rejas, con amplio gesto reivindicatorio, y me es grato creer que mi carta llegará a sus manos cuando tal resolución estaba tomada.
Es natural estimar que para usted, en su condición de presidente de nuestra república, el asunto debe tener, ante todo, un carácter político. En este caso yo podría guardar silencio, pues los escritores rara vez adquirimos una eficacia directa e inmediata en política.
Nuestro mensaje más cabal está dirigido a los pueblos y ellos lo maduran con los días y lo devuelven a través del tiempo. Es la característica del trabajo del escritor. Pero si mi voz representa algo dentro de este momento, yo le diría a usted y a todo el Perú, coo muchas ganas de ser escuchado: Basta de fratricidio! sin personalizar, señor Presidente. No culpo a usted y, dentro de la perspectiva histórica, a ninguno de sus inmediatos antecesores. E1 drama de nuestra intolerancia civil comienza lejos y está enraizado en la vida peruana con tenaces y oscuras raíces. Es como si la lucha entre pizarristas y almagristas no pudiera terminar todavía. Merecerá grande reconocimiento y gratitud de nuestra patria el gobernante de mirada vasta y corazón bien puesto que, dando fin a una sangrienta contienda que dura más de cuatro siglos, cree mediante actos enérgicos a la vez que austeros el sentido de la unidad nacional.
Pensando así, yo le pediría que se levante usted frente a nuestro pasado para iniciar un nuevo rumbo poniendo en libertad a todos los sentenciados por tribunales de excepción. Comprendo que la tarea no es fácil, que se debe luchar contra defectos que se han tornado hábito, intransigencias transformadas en menudos símbolos de poder y empecinadas fuerzas que tratan de afirmar negando. Pero es necesario partir de algún punto y confío en que usted, Serafin Delmar asumiendo una nueva actitud en la vida pcruana, quiera iniciar la era de la convivencia civilizada de todos los ciudadanos dentro del respeto a la ley y la dignidad humana.
En resumen, sólo me resta decirle que en servicio de la justicia y la cultura, caras conquistas del hombre seguramente aprecia como gobernante y como ciudadano, no dudo de que pondrá en libertad a Juan Seoane y a Serafín Delmar.
Lo saluda atentamente, CIRO ALEGRÍA.
que usted Los constructores de Indoamérica (En el Rep. Amer. Si este vasto y desconocido continente ya ficados, dominaban a su destino. No hay ducía despreciable por su sensualismo y crueldad da de que la sobriedad y el sacrificio son las hispano africanas, hoy se levanta gracias a una mejores herramientas para construir pueblos y voluntad superior que le golpea desde las raí hombres. Pero la templanza y el sacrificio seces que dieron forma y contenido a la tierra rían estériles si no se les acompañara con la y al hombre de este mundo.
acción. ésta, hoy como ayer, es la única El sensualismo y la crueldad instinto y actitud que honra y da categoría al hombre.
sentimiento de los opresores de ayer yux este nuevo espíritu de la juventud, nuevo tapuestas a nuestra sangre, nos estaban per por su vitalismo humano, tiene sus líneas diendo. Pues nada degrada como el sensualis ofensivas y defensivas de lucha contra las casmo, ni inferioriza como la crueldad. De allí tas pro fascistas, enemigas declaradas de todo su sibaritismo y falta de generosidad para juz lo indoamericano, y que desde uno y otro gar y apreciar el pensamiento o la acción del gobierno, preparan la invasión con la complisemejante terrígeno o nacional. No hay ac cidad del clero católico, el militarismo y las ción o pensamiento tan malos que no tengan colonias extranjeras antidemocráticas. mualgo bueno. Negativos siempre, no éramos ca chos de estos gobiernos, marcados ya por la paces de construir. En cambio para destruir, vigilante conciencia libre de Indoamérica, traéramos y somos todavía los más crueles. tan de engañar cubriendo su derrotismo con Por fortuna antes de que esta salvaje gestos y gritos falsos de democracia. Cierto.
guerra nos mostrara que perecen los pueblos podríamos señalarlos si no fueran lo bastante sensuales y crueles, y que sobreviven sólo los conocidos. mientras ellos existan, el pelipaíses sobrios y generosos para comprender lo gro fascista será latente. Mas si un día el fassuyo ya nuestra juventud se había inspirado cismo japonés, español, itálico o germano planen la inexhausta fuente del pasado indoameri ta su tienda en uno de estos países inferiores, cano, donde los pueblos, por sobrios y sacri(Termina en la pag. 319. 28 RINGS Ciro Alegria (1941)
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