REPERTORIO AMERICANO 259 a la manera inglesa, pero nos encontramos ballo para tomar la delantera y servirnos de había vivido nunca en otra parte y escasamente con una larga mesa sobre la cual se esparcia guía, escogiendo el mejor camino, rompiendo había estado fuera por más de un par de días.
una gran variedad de frutas, cakes, quesos alguna rama que lo obstruía y desmontándose Hijo de inquilino, empezó a trabajar a los siecriollos, melones y confituras, a la vez que se a veces para quitar de la senda un tronco o te años como niño de los mandados en la canos ofrecían varias clases de bebidas chilenas. una piedra. Por último, cuando arribamos a un sa del patrón; a los diez había ascendido a Presidía la señora, la gentil esposa de don Fu sitio demasiado pendiente, aun para las seguras pastor de ovejas y ejercía su oficio cotidiano lano, en tanto que la familia de ocho hijos es patas de nuestros caballos, se bajó rápidamen al pie de las colinas cercanas, excepto en los calonados entre cinco y veinte años, ocupaban te y arrojando las riendas al suelo a la ma meses de verano, cuando en compañía de otros sus respectivos sitios. Una institutriz francesa nera de los cowboys, se apresuró a mantener ovejeros apacentaba el ganado durante la escompletaba el grupo. Varias sirvientas asistían nuestros animales mientras trepábamos a pie tación en los pasturajes andinos, próximos a a la señora, o cuidaban a los niños menores. hasta la cumbre rocosa de la colina. Nuestro la línea de las nieves en constante retirada. En La conversación se mantenía en tres idiomas huésped había traído un rifle con la esperan esas ocasiones aprendió a luchar con los grany aún el alemán era ensayado a veces en tono za de disparar sobre algunos zorros que esta des cóndores que de continuo revoloteaban en de broma, por alguno de la familia, cuando se ban cometiendo perjuicios en los gallineros, pausados círculos, al acecho de poder atrapar dirigía al administrador. Prevalecía en la mesa pero el arma había sido confiada al mozo, y un corderito y hasta algún carnero ya crecido; una cortesía refinada, excepto cuando alguno un par de esos animales pudieron ponerse en hubo veces, asimismo, en que tuvo que encade los chicos creía necesario alzar la voz para salvo sin dificultad antes de que el rifle lle rar algún puma que amenazaba por las noordenar a alguna de las sirvientas que tarda gara desde la retaguardia.
ches los corrales. Aprendió, por último, a ser ban en servirlo.
Al regreso a lo largo de un camino semi un buen jinete, a conocer cada senda a trapúblico que atravesaba la propiedad, pudimos vés del valle o la montaña, a descubrir dónde Una vuelta por la hacienda ver las casas de los inquilinos enhebradas co se encontraban las mejores pasturas, a hurgar mo cuentas a ambos lados. Don Fulano se de los secretos del tiempo en forma de anunciar Mientras tanto Zutano, después de haber tuvo frente a una de ellas, explicándonos que la tormenta venidera, a conocer las virtudes engullido su sencillo alimento, se ocupaba en uno de los niños del mozo que nos acompaña y usos de cada planta, así fueran yerbas, aralistar los animales para la cabalgata que se ba, se había quebrado un brazo y desconfia bustos o árboles. entonces su educación esnos había ofrecido, a fin de visitar una de las ba de la atención que había podido prestarle tuvo casi completa. Durante su niñez no había secciones cercanas del fundo. Lo encontramos el curandero. En la comitiva iba un médico y escuela en el fundo y la aldea más cercana en el patio, a la sombra de un ampuloso casse prestó gustoso para examinar al enfermo y distaba muchos kilómetros, y así llegó a la taño, cuidando media docena de caballos, cu ver qué otra cosa requería. Zutano se convir edad viril sin haber tenido oportunidad poco yas riendas permanecían atadas a las ramas tió en en huésped al punto. Llamó a un desarra necesaria, por lo demás de aprender a leer y inferiores.
pado muchachito que haraganeaba en el ca escribir. Era, pues, un analfabeto, pero estaba Don Fulano montó un vigoroso y bien deli mino para que cuidara los caballos y nos con lejos de ser un ignorante; antes por el contraneado potro de evidente sangre árabe y nos dujo a través de un portillo en la cerca de rio, era un hombre muy versado en todos los condujo a través de un laberinto de graneros, zarzamora hasta el patio, apresurándose a conocimientos propios de su pequeño círculo, corrales, silos y cobertizos; atravesamos en se traer algunas rústicas sillas de fabricación do aun cuando casi nada sabía de lo que existieguida un huerto de perales que nos mostró méstica, mientras don Fulano, sin esperar a la ra más allá de los límites de la comarca doncon gran orgullo y seguimos durante varias madre que se disculpaba de recibirlo en esa de residía. Su experiencia de los negocios púmillas por un camino interior del fundo, ori forma, se inclinó para avanzar hacia el osblicos consistía en dos incidentes. Una vez, llado de eucaliptus; llegamos así frente a ex curo interior del humilde rancho de carrizo. junto con muchos otros inquilinos, tuvo que tensos potreros de alfalfa, donde pastaban do Saludo al muchacho amigablemente, al mismo ir a la ciudad a votar en unas elecciones. Para cenas de vacunos, y por último, al pie de una tiempo que le echaba una semi reprimenda pa el efecto hubo primero de aprender trabajocolina desde donde se divisaba una extensión ra que no fuese tan atolondrado en el futuro, samente a escribir su nombre, a fin de estamde muchas millas cuadradas.
y después de observar personalmente el brazo, par su firma sobre una hoja de papel, en el Atravesamos muchas puertas de golpe y al interrogó al doctor sobre si estaba debidamen sitio que le indicaron. Años después tuvo que aproximarnos a cada una, se adelantaba don te soldado, y como encontrara que la curación aprender de nuevo la misma lección con el Zutano para abrirla y mantenerla mientras nos estaba bien hecha, a pesar de lo mucho que objeto de ganar algunos pesos ofrecidos por otros pasábamos. Una de las veces, un hijo dejaban que desear las vendas en cuanto a un candidato a municipal. Igual había sido la de don Fulano, de 14 años, intentó realizar limpieza, dió algunas instrucciones a los paexistencia de su padre, de su abuelo y de taneste pequeño trabajo, pero el padre le advir dres, mirando alrededor, y volvió al camino. tas y tantas generaciones precedentes. Ningutió en tono perentorio que dejara esa tarea al na había conocido otra condición que la de mozo. veces don Fulano, girando sobre su Historia de la vida del mozo inquilino hereditario.
montura, lo interrogaba sobre algún detalle concerniente a la labranza, y obtenía siempre Despierto mi interés por el patrón y el sirLa carrera del patrón la misma respuesta: sí, señor; sí, señor. Cuan viente, traté de obtener cuantos datos pude do llegamos a la senda que conducía al mi concernientes a la vida de cada uno.
Don Fulano comenzó su vida aprendiendo a rador que buscábamos, Zutano respoleó su ca Ambos nacieron en el fundo. El último no mandar. Casi antes de que supiera hablar o balancearse en sus primeros pasos, supo ya imponer su voluntad en la mayor parte del círculo que lo rodeaba. Del alba a la noche algún servidor lo atendía. Aprendió a amar y respetar a sus padres y pronto se dio cuenta que sólo eran sus pares los hermanos y hermanas de su larga familia; fuera de este grupo, su voluntad era ordinariamente la ley.
Nirguna tarea le fué impuesta; otros hacían siempre cuanto él necesitaba y, en una palabra, actuaba como un pequeño rey de su pequeño mundo, así fuera en el campo o en su casa de la ciudad donde residía la mayor parte del año. Algo cambió la situación cuando a temprana edad, fué matriculado en un colegio particular. Un sirviente lo acompañaba todas las mañanas y lo aguardaba todas las tarIdes, al final de la jornada, llevándole los libros durante el corto trayecto que los separaba de la casa. En la escuela, sin embargo, encontró que el mundo escolar no estaba totalmente sometido a sus órdenes, lo que le dujo alguna pena y dió margen a varios choques más o menos agrios con sus profesores Beba cervera SELECTA De malta y lipulo. es S, pro