4 REPERTORIO AMERICANO ni perfiles activos. los usufructuarios del criLa generosa retribución men saben que tienen en el hombre de pensamiento y sensibilidad una denuncia latente que La inmigración intelectual europea con moti.
hay que destruir de antemano.
vo de la guerra puede ser una nueva cultura Ningún hombre letrado tiene seguridad de la para nuestros pueblos. Los precedentes histovida y de la libertad en las tierras asoladas por ricos vienen a la memoria. No hace falta enula guerra. medida que avance la vesania merarlos. No ha traído fruto valioso a la imperialista, en la proporción en que aumente América de nuestra sangre el viaje europeo de la matanza y el horror ante ella, los gobiernos sus intelectuales. Es el mismo hombre José antipopulares de uno y otro bando aumentarán Carlos Mariátegui, cronista decadente en Lima, el número de víctimas ilustres. No es pues que organiza el baile de la Rouskaya entre las cuestión urgente por lo que es ahora sino por tumbas del cementerio de Lima para espanto lo que ha de ser un tiempo breve. No comiende burgueses catolizantes, que el hombre que za ahora la responsabilidad, pero está muy le vuelve de Italia, de Alemania Francia per jos de su término.
trechado para dar a su pueblo una nueva in Yo tengo la sospecha de que los escritores terpretación de sus problemas centrales? Fue de América no han medido seriamente lo que Mariátegui, americanista profundo, el que aleres el clima bélico para sus compañeros de ofitó a la juventud hispanoamericana sobre la cio. No se explica de otro modo su pasividad necesidad de una cultura seria que sólo puede, culpable, su inactividad ante la angustia cre. todavía. ofrecer Europa. Martí, entraña ciente. Es cierto que más de un poeta y ensa de nuestro mundo en formación. no vigilo exiyista nuestro, de Cuba, de México, de Argengente el certero usufructo de las disciplinas tina, anda desorientado creyendo en la demo maternales?
cracia del bando francoinglés y esperando, por ello, que sus camaradas de ese bando tendrán La saludable complejidad respeto, estimación, trato humano. Los hechos más recientes dicen a tal punto lo contrario que Pero, no ha de haber, en este servicio grande la débil ilusión ya no puede tener vida. Los es que el intelectual víctima de la guerra nos cumcritores que han de debatir esta noche en el ple, estrecho sentido de retribución a nuestro Commodore no vienen todos del bando nazifaapoyo. Se trata de un movimiento histórico más chista ahí están, innegables, las disposicio allá de particulares intenciones. América seguines que cortan violentamente, en los países del ría su curso, muy determinado por esencias bando aliado, toda libertad de pensamiento. Es europeas, en cualquier caso, pero la presencia que si la guerra imperialista permitiese la ver de lo más granado y responsable de la cultura dad dejaría de existir.
nutricia valdrá para aclarar a tiempo muchos La responsabilidad americana está, pues, de caminos confusos. No hay aquí reverencia ni finida por los hechos, por la naturaleza misma rendimiento descaminado. No hay acatamiento del gran fenómeno que le da nacimiento. Hay discipular inoportuno. Hay, con la contratación que hacerle frente sin más. Toda ocasión de de un gran hecho, la estimación de sus conseauxilio es pequeña, toda manera de ayuda es cuencias saludables.
casa. Hay que escalonar todas las labores úti. Con el intelectual europeo que ahora vendrá les y no escamitar ninguna. Desde sacar del in a nuestras tierras nos llegarán, desde luego, fierno a los que lo denuncian, disponer trans corrientes plausibles y tradiciones humanamenporte para la salida, hasta asegurar vida y tra te, políticamente deleznables. Pero ello no es bajo en América a los que merecen nuestra hos un mal miradas las cosas en el necesario conpitalidad. La obra no es fácil ni pequeña, pero junto. No podemos establecer aduana rigurosa no realizarla sería baldón. Los escritores, tan ni menos impedir con palabras cambios que tas veces abroquelados en su cifra individual, están sobre la voluntad del hombre. Nuestro sabrán ahora como son hombres necesitados de problema colectivo. nuestra problemática pocooperación amplia y fructuosa. La lección ha lítica, diría un pedante, ha de tener las misvenido por caminos terribles; pero precisa acep mas batientes vengan o no gentes ilustres de tarla. Todo escritor americano debe unirse a la Europa ensangrentada; en definitiva vivimos las organizaciones populares que han predica y andamos la aventura que Europa nos tras.
do con el duro ejemplo la dignidad, la libertad, plantó. Ahora lo bueno lo tendremos en porción que el escritor quiso y reverenció en su callada mayor; lo malo ha de tener, a fin de cuenbiblioteca. Sin ese entendimiento, que tendrá tas, su forzado papel irritador. cuanto más frutos de bendición, nada podrá hacerse por alta es una muralla más ímpetus se acumulan los compañeros de Europa. No lo olviden nuespara saltarla.
tros artistas ni nuestros meditadores.
Por suerte, América vive ya, en sus medios intelectuales, una inquietud actual, aunque a veces desorientada y a veces falta de pies robustos. Lo que nos venga, gran circunstancia favorable, hallará sensibilidades conciencias permeables y sigilosas. La inmadurez frecuente, la desorbitación posible, tendrán en la disciplina rigurosa y en la investigación exigente freno y sendero. La actitud muchas veces adusta y dogmática de los sabios acatados encontrará en nuestras gentes jóvenes frescas e irónicas derrivacices. La vieja cultura se encontrará a sí misma en una hija un poco excesiva de movi.
mientos. Su estiramiento secular se aflojará sin rebajarse y de la pugna inacabable, ahora renovada en sus valores más firmes, saldrá un ritmo más alto y una complejidad que se resolverá en bien de nuestro futuro.
Cuba no está, por miedo elegante de sus representantes diplomáticos y consulares, en la trascendente discusión de New York. Deben estar, en espíritu y en devoción, todos los escritores cubanos, todos nuestros artistas, todos nuestros hombres políticos que honran el deshonrado oficio. Demos, antes que otros, el paso adelante. Digamos que nuestra sensibilidad quiere libertad y respeto para los que paderen en Europa el crimen de su excelencia. Expresemos que nuestra preocupación del futuro americano recibe con alegría esa infusión de sangre culta que la guerra nos envía. Que se.
pan propios y extraños que nuestro corazón de hombres late a un tiempo con nuestra vigilancia histórica: salvemos a los intelectuales en desdicha terrible, salvemos, con ellos, nuestra cultura al otorgarle una fuerza que ha de ser, al fin, claridad de justicia.
El hijo último de Dios (Del libro en prensa: Para los hombres que no tienen infancia. Envío del autor. John Keith Co.
Lo puso el Creador en el mundo como sobre un divertido mirador.
Le dió soledad para que se nutriese, aun en la compañía de otras criaturas, y le dejó poblar el silencio con voces.
Iluminado de gozo comenzó a nombrar las cosas y los seres, y a adjetivarlos con cálido acento, que era a la vez saludo y reconocimiento de la utilidad de su belleza. todo lo que había comenzado a ser, que ya era como si siempre hubiese sido, fué nuevo por virtud de quien recogía en la palabra el eco del idioma interior del corazón de todos los hombres.
El rostro fresco del mundo adquiría sabor de fiesta pasando bajo el arco exaltado de sus palabras, y todo aspiraba a ser, por lo menos una vez, natalicio, morosidad o siquiera tránsito en su boca sin fatiga.
Pero las sorpresas y los asombros, las maravillas presentes y las arcanas, la inédita riqueza, innominada y abscóndita de la Creación, con ser premio seguro a su donoso afán y reconocerse en el divino origen de la belleza, no le privaron de la espina de su noble descontento por haberse extraviado en alguna efímera fealdad.
Una velada tristeza es el signo por el que se identifica aquel humano acatamiento del Poeta, hijo último de Dios, que por su padecida vocación de la hermosura prolonga todavía los favores y regalías de la Creación en cada palabra suya recién inventada!
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