REPERTORIO AMERICANO.
59 SELECTA La Cerveza del Hogar SELECT EXQUISITA SUPERIOR Lic. Aníbal Aníbal Arias Arias Abogado y Notario DESDE LA BARRA Un libro que recoge día a día la impresión periodística de los debates en la Asamblea Nacional Constituyente al discutirse y emitirse la Constitución Política de Costa Rica de 1949. Haga su pedido a Repertorio Americano. Mande 50 y se le remitirá por correo.
Autor: Rubén Hernández Poveda. Lawrence. Apartado 2352 San José, Costa Rica Es el mismo comienzo de Montellano: Del sonido a la piedra y de la voz al sueño en la postura eterna del dormido.
Luego hay: batas blancas y manos como encías pasos leves de goma de ratones tenido, reprimido y embodegado. No tiene ya signo ni dirección, porque en realidad no tiene objeto definido sobre quién gravitar, y vive allá lejos, remoto, rumiándose su propio sentimiento aversivo, no sabe bien contra quién. Pero la envidia sí sabe bien contra quién va y por qué. porque lo sabe prefiere no ver, no mirar, a diferencia del resentido que mira, acecha, espía constantemente para observar, quizás buscando alimento a su resentimiento. El resentimiento no es un anhelo, una aspiración, sino un sentimiento de vuelta, rechazado, un re sentimiento, una recaída en el mismo sentimiento en continuo hilarse a sí mismo, pero arrinconado, rehuído, atisbado desde los rincones. La envidia, por el contrario, no es un sentimiento rebota.
do, sino una aspiración insatisfecha, Ambos, resentimiento y envidia, son negativas reacciones a estimar a los demás, pero en la envidia se desean los bienes de los otros y en el resentimiento, no; o al menos esos objetivos, han sido traspuestos en la conciencia. La mujer es envidiosa pero rara vez resentida; sólo cuando es escasa o agriada su feminidad. En cambio el varón sólo es resentido cuando está ganado de un fondo femenino que le despotencia para sus aspiraciones varoniles.
La envidia siempre se dirige a algo poseído por otro; cuando más inalcanzable sea lo envidiado más enérgica es la envidia. Es la posesión del bien apetecido lo que hace extinguir la envidia. El carnicero que envidiaba al marqués que tenía coche, ahora, cuando lo tiene también el carnicero, ya no lo envidia. Quizás sólo la envidia ahora su elegancia natural o su título de marqués. Por eso la envidia se reaviva y repone a la vista de la persona, y los bienes envidiados así, forman un complejo, pues si solamente anhelara los bienes, más ailá de su poseedor, sería codicia y no envidia.
No. La envidia se dirige al alguien en cuanto este alguien es poseedor de algo.
No hay envidia de cosas como tales cosas.
También el resentimiento es siempre resentimiento contra alguien, aunque el mis.
mo resentido ignore contra quién y el por qué de ese oscuro sentimiento. también se reactiva a la vista de alguien que triunfó por cualquiera causa, aunque el sentimiento experimentado acote algún círculo determinado de triunfos ajenos: resentimiento artístico, científico, patriótico, político, sexual, etc. etc. Pero es escasa su reactivación, porque el resentimiento siempre vigila y está en activo, no como la envidia que se olvida en cuanto no ve aque.
llo que la motiva. He ahí por qué no quiere ver ni mirar, para no alimentarse, pues la envidia duele al mismo envidioso. De: sear lo que otro tiene, sin más, no es envidia, pero si ese deseo se alía con la impotencia para alcanzarlo, el deseo se transfiere de la cosa al poseedor, con impulsos de agresión. es claro que cuanto más altos sean los bienes deseados más inalcanzables resultarán para el impotente y más intensa será la envidia. Por eso la más terrible, es la que se dirige al propio ser de otro y que Scheler ha llamado muy acertadamente envidia existencial tan frecuentemente confundida con el amor.
Tanto Gracián como Morente, Menéndez Pidal y Benavente hallan que la envidia es una de las grandes pasiones de los españoles, Benavente ha dicho que España es el país en que los niños mueren de envidia. Sí. reconozcámoslo.
Valencia, España. Pedro CABA.
como en Centeno hay dice, con una moderna y elegante imagen que a todos conforta.
Vuelvo a ver mis mariposas de aire. esas mariposas de aire que había escrito al final de mis Jardines Amantes. Dice Centeno: Mariposas y pájaros de aire vuelan de tu traje.
Vienen la Amazona del aire y el Creci.
miento del ave. Todo el libro se va terminando en una forma religiosa y pánica, donde por cierto resplandecen los valores intrínsecos del creador idiomático. en resumen: tenemos en Fernando Centeno a un gran poeta nuestro, dueño de un vocabulario abundante, pleno de originalidad y frescura.
Sepámoslo leer por debajo de la lectura, allí donde los verbos como las raíces primordiales succionan los jugos de la vida y nos queman con la electricidad generosa de la poesía.
México, febrero de 1953. extraños filtros, antifaces y máscaras de sueño.
Extraña, misteriosa cercanía de dos poesías que creo no se conocen, pero que mueven sus antenas (esto es, sus palabras) en idéntico movimiento, ambas frente a la submarina flor del estremecido país de Oniria!
La tercera parte se llama Angel Onírico, y roza ya la alegría del himno: Danza tu pie sobre los ríos como un cisne delgado sobre un vidrio, Resentimiento (En el Rep. Amer. Recordaré la fina diferenciación de Mo cio, porque siente su propia inferioridad. El rente entre el sentimiento de la propia esti hombre de conciencia moral siente de ve.
mación y el resentimiento que él identifica ras ese menosprecio, porque no reconoce con la envidia: Entre el resentimiento o nada ni nadie superior a sí mismo.
envidia reprimida y el profundo sentimien Debo añadir solamente que el resentito de ia propia estimación y superioridad, miento no coincide exactamente con la enlas diferencias externas y visibles no son vidia. El resentimiento es más indetermi.
siempre claras. El hombre que tiene de sí nado de objetos; en realidad no necesita mismo una alta idea, un profundo senti objeto para ser resentimiento. Le cuesta miento, propende naturalmente, a no per mucho concretar. El resentido no sabe dar cibir los valores ajenos y aun menospre razones de su rencor cuando se le piden ciarlos. Ahora bien; precisamente esa ac y aunque de buena voluntad se proponga titud de menosprecio a lo ajeno es lo que darlas. En realidad no tiene razones; o meel resentido o envidioso adopta también; jor dicho sí las tiene y muy vivas, pero la conducta, pues, es la misma en ambos muy hondas, tanto, que no están ya en la casos. Por eso se explica fácilmente la con conciencia. por eso no sabe darlas cuanfusión. Pero la diferencia interna es pro do se le piden. Es más que un sentimienfundísima. El resentido finge el menospre to; es un re sentimiento, un viejo enojo re Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica