REPERTORIO AMERICANO 187 Cantiga MUY graciosa es la doncella. cómo es bella y hermosa!
Digas tú, el marinero que en las naves vivías, si la nave o la vela o la estrella es tan bella.
Digas tú, el caballero que las armas vestias, si el caballo o las armas o la guerra es tan bella.
Digas tú, pastorcico que el ganadico guardas, si el ganado o los valles o la sierra es tan bella.
fecha nacional venezolana, con una recepción.
Era nuestro Ministro Marco Antonio Silva Gandolphi, figura prestante, político sagaz, ducho en mundologia. Fué allí donde recitó.
emocionado, con voz lenta y cadenciosa, una poesía. Al pie de la estatua, que, en sentir de Guillermo Valencia, ocuparia tal vez el primer puesto entre las consagradas a cantar la obra de Tenerani, si el segundo Caro no hubiese, con su Oda, creado el alma de aquel bronce inmortal.
Entre las composiciones patrióticas de Silva es la única que se conoce. Fue su canto de cisne. Pensó en Caracas y le hizo sintética dedicatoria.
Gil Vicente.
Apostilla Silva contra Darío Por EDUARDO CARREÑO (De Revista Nacional de Cultura. Caracas, marzo y abril de 1941. Oh Padre de la Patria!
te sobran nuestros cantos; tu memoria cual bajel poderoso, irá surcando el océano oscuro que ante su dura quilla abre la historia y llegará a las playas del futuro.
Junto a lo perdurable de tu gloria, es el ritmico acento de los que te cantamos, cual los débiles gritos de tu contento que lanzan esos niños, cuando en torno giran del monumento; mañana, tras la vida borrascosa, dormirán en la tumba, hecha ceniza, y aun alzara a los cielos su contorno el bronce que tu gloria inmortaliza.
Trillo y Le mostré mi poema a un crítico estupendo. Cabrero, Rafael Núñez, a la sazón Presidente lo leyó seis veces y me dijo. No entiendo!
de la República, a quien hubo de pagar la honra con un artículo magistral que publicó en El Cojo Ilustrado. Sostuvo corres.
Hubo dos grandes escritores de América y pondencia con Sanín Cano, su compatriota.
uno de España que entre sí no se compren docto crítico, la cual, en opinión de Blanco dieron. siendo de suyo comprensivos. El caso Fombona, sigue siendo el mejor capítulo, en no es tampoco de extrañar, pero sobrado fre síntesis, de la historia literaria de Venezuela.
cuente en los anales de la literatura univer Hizo aquí una vida de diplomático y de sal: José Asunción Silva, Enrique Gómez Ca hombre de mundo. Recibió lecciones de Mister don Miguel de Unamuno.
Ernst. Iba con frecuencia al Calvario, paseo Viajaban Silva y Gómez Carrillo, a bordo entonces en boga, y concurría también a la del América, cuando en aguas de Colombia Biblioteca de la Sociedad Amantes del Saber.
sobrevino el naufragio donde se perdió total. Alguna vez estuvo en la redacción de Cosmómente la obra del alto poeta santafereño; lo polis, para felicitar a Urbaneja Achelpohl, por cual, con la muerte de su hermana Elvira, pe una linda acuarela. Le gustaba frecuentar, asirenne adoración suya, y también la pérdida en mismo, nuestros salones aristocráticos, donde sus negocios, determinaron la iberación. Por las damas le exigían que recitase versos sucierto que un periódico de Bogotá dió así la no yos, con el propósito de hacerle solapadas burticia: Anoche se suicidó en esta ciudad José las. Frivola sociedad caraqueña, irremediableAsunción Silva. Parece que hacía versos. mente frívola!
Años más tarde, se hallaron en París el ilus Por fortuna, amistó con Pedro Emilio Coll; tre cronista guatemalteco y el no menos ilus y en la plazoleta hoy desaparecida, bajo el tre Pedro Emilio Coll; y como la conversa hacha del bárbaro que estuvo hace poco ción recayese sobre el autor del Nocturno, Gó tiempo entre el Capitolio y la Universidad, mez Carrillo se expresó de él despectivamente, leíale sus maravillosos poemas y sus cuentos con el natural asombro de quien siempre le extraordinarios, en el silencio de la noche, a tuvo el mayor afecto admirativo, según lo ha la luz remisa de las estrellas.
levidenciado en páginas de sensibilidad exqui Celebróse en Bogotá, el año de 1905, la sita. no era raro que tal aconteciese, en razón de la disimilitud de los caracteres, por haber sido el uno, decidor y alegre; y el otro, apartadizo y taciturno. La única vez que he sentido el deseo de matar escribíale Silva a su entrañable amigo Baldomero Sanín Cano fue al atardecer del segundo de aquellos espantosos días. Estaba yo recostado en una silla, descorazonado, inquieto, pensando en la cercanía de la noCostado Este Mercado Central che, cuando vi que alguien gritaba mi nombre San José, Costa Rica desde el puente. Al incorporarme vi a Gómez Carrillo, quien con la mano extendida, en actitud teatral, me decía: Mire amigo, esas lejanías opalinas. Me provocó estrangularlo.
En el año de 1894 vino a Caracas Silva como Secretario de la Legación de su país, la cual desempeñaba el señor Luis Carlos Rico. La rivalidad se produjo entre ellos. No fue posible que se aviniesen bien, porque si el superior dlerárquico era rico, sólo en nombre, el subalterno lo era en ideas más que el oro. si el uno yace en olvido, Constantemente Variedades el otro resplandece en gloria. Confió el cargo a sus aptitudes el pensador sombrío de ΕΙ no La fatalidad persiguió al poeta allende el sepnlcro. Los más de sus admiradores aguardaban el suspirado libro: pero he aquí que apareció en España un volumen modesto con el título: José Silva. Poesías. Barcelona MCMVIII.
Prólogo de don Miguel de Unamuno.
Pésima la edición. Pésimo el prólogo. Parece increíble que el egregio salamantino, con ser tan comprensivo, no hubiese podido comprender a José Asunción Silva. Esta vez ni siquiera se valió de la paradoja, ariete incontrastable en los picos de su pluma.
Oigámosle: Comentar a Silva es algo así como ir diciendo a un auditorio de las sinfo nías de Beethoven lo que va pasando, según las notas resbalan a sus oídos. Cada cual vierte en ellas sus propios pensares, quereres y sentires. Lo primero. qué dice Silva? Silva no puede decirse que diga cosa alguna; Silva canta. qué canta? He aquí una pregunta que es fácil de contestar desde luego. Silva canta como un pájaro canta, pero un pájaro triste, el advenimiento de la muerte, a la ho.
Ta en que se acuesta lel sol.
Atribuye la causa del suicidio a crisis de añoranzas de los días infantiles. El amor a la infancia y el amor a la muerte se abrazaron en Silva, y ¿quién sabe? Sólo Dios tal vez, se cortó la vida por no poder seguir siendo niño en ella.
Escéptico de buen tono, sin estridencias ni desplantes, fue empresa de su escudo la de Nihillum de Nihillo. Nada de Nada. En ella se hundió con estoica serenidad, al regreso de una fiesta mundana. Se hizo dibujar con su grande amigo el doctor Juan Evangelista Manrique la víscera palpitante donde pocos momentos después había de florecer la trágica rosa Ya en De sobremesa lo predijo: Lo que siento dentro de mí es el cansancio y el desprecio de todo el mortal dejo, el spleen ho.
rrible, el tedium vitae que, como un monstruo interior, cuya hambre no alcanza a saciarse con el universo, comienza a devorarme el alma. en Psicopatía, donde les el poeta el que habla por sí mismo, aunque por boca ajena: LA LUZ Tobías Vargas Almacén y Tienda que valen