Joaquín García Monge

REPERTORIO AMERICANO 287 Un bello homenaje a Chile Joaquín García Monge, el eminente hombre de bana, sobre la vida y formación espiritual, cultuletras y pensador costarricense, editor animaу ral y política de don Pedro Aguirre Cerda; Andor del semanario Repertorio Americano, po drés Bello, por Emilio Edwards Embajador derosa palanca espiritual puesta al servicio in de Chile en Colombia; Síntesis de Chile, por condicional de la cultura del progreso intelecGuillermo Eduardo Feliú; Arte Popular y fragtual de nuestro Continente, ha rendido un sobermento del Canto General a Chile, por Pablo Nebio y emocionante homenaje a nuestro país, de ruda; la Tradición de la Verónica, por Valendicándole los Nos. 19 y 20, editados conjunta tín Letelier; Chile, por Víctor Lorz; Amor, Alba, mente, del Tomo XXXVII de aquella brillante Ocaso, por Amanda Labarca Hubertson: Histopublicación.
ria viva, fragmentos del Libro El Golpe de EsPor las treinta y tantas páginas que contiene tado de 1924. por Emilio Rodríguez Mendoza: esa edición del Repertorio Americano, desfi Semblanza de Samuel Lillo, por Eugenio Olan, suscribiendo magníficas producciones sobre rrego Vicuña; Recado sobre la Cordillera, de nuestro país, las mejores plumas de Chile de Cos Gabriela Mistral: España contra Chile, por Joata Rica, Cuba y otras naciones latino americanas. quín Edwards Bello; etc. y otros interesantes arEn su portada vemos la reproducción de un es tículos firmados por Concha Meléndez, Humplendido dibujo al lápiz de la cabeza de el berto Mata, Juan Marin, Brenes Mesén, OlPresidente de la República, don Pedro Aguirre ga Poblete de Espinoza, Pino Saavedra, NorCerda, en el cual, el autor supo captar en to berto Pinilla, Guiomar, Magda Portal y poesías da su intensidad profundidad, el de Juan Guzmán Cruchaga. Angel Cruchaga Sany pleno de hondas preocupaciones por el bien de ta María, Samuel Lillo, Nicanor Parra, Ansus semejantes que caracteriza a la personalidad tonio de Undurraga, etc.
espiritual de nuestro Primer Mandatario.
Cierra tan hermoso como espiritualmente sunEn sus páginas interiores, se ha reproducido tuoso homenaje, la inspirada prosa de Joaquín de los Anales de la Facultad de Comercio de García Monge, vaciada en un artículo titulado Economía Industrial de nuestra Universidad, un Pienso en Chile. y que es un emocionado renotable trabajo sobre los deberes actuales de la cuerdo de hombres y cosas de nuestra tierra, con juventud chilena, firmado por el entonces Deca quienes el autor mantuviera estrecho comercio no de esa Facultad y hoy Jefe de nuestro Es espiritual e intelectual durante su lejana y breve tado, don Pedro Aguirre Cerda. Además vienen: estada, entre nosotros.
Historia de un chileno, conferencia dada por Alberto Baeza Flores, Cónsul de Chile en La Ha(La Hora. Santiago, Chile, 24 40)
Si se considera la perversidad de la naturaleza humana, manifestada sin recato en las relaciones entre pueblos libres contenida, en cambio, y velada en el estado civil y político por la coacción legal del Gobierno, es muy de admitat que la palabra derecho no haya sido aún pulsada de la politica guerrera por pedante arbitraria. Todavía no se ha atrevido ningún Estado a sostener públicamente esta opinión. Acogense de continuo a Hugo Grocio, a Puffendorf, Vattel y otros itriste consuelo. aun cuando esos códigos compuestos en sentido filosófico o diplomático, no tienen ni pueden tener la menor fuerza legal, porque los Estados, como tales, no se hallan sumisos a ninguna común autoridad externa. Citan a esos juristas, sincetomente, para justificar una declaración de guerra, y sin embargo no hay ejemplo de que un Estado se haya conmovido ante el testimonio de esos hombres ilustres abandonando sus propósitos. Con todo, el honenaje que tributan así los Estados al concepto del Derecho por lo menos, de palabra demuestra que en el hombre hay una muy importante tendencia al bien moral. Esta tendencia, acaso dormida por el momento, aspira a sobrepujar al principio malo que innegablemente existe, y permite espetar también en los demás una victoria semejante. Si así no fuera, no se les ocurritia nunca a los Estados hablar de derecho cuando se disponen a lanzarse a la guerra, a no ser por broma, como aquel príncipe galo que decía: La ventaja que la Naturaleza ha dado al más fuerte es que el más débil debe obede.
cerle. Kant. La paz perpetua. Madrid. 1919. gesto varonil Simiente En todos los escritos de Bacon se halla presente un profundo sentimiento por la miseria de la humanidad. El personaje principal de la Redargutio Philosophiarum y el hijo (padre) de la Casa de Salomón en La Nueva Atlántida expresan la idea baconiana de lo que debía ser el filósofo; y ambos tenían el aspecto de una persona que se compadece de los hombres. Vemos aqui la razón por la cual Bacon ha sido llamado frecuentemente el utilitarista: no porque amara la verdad menos que los demás, sino porque más amaba a los hombres.
Si el intento de Kant de fundar la fe religiosa en la conciencia moral ofrece ciertos inconvenientes, por otra parte es de aplaudir que haya hecho independiente la moralidad de la religión; pero más aún: ha sometido la religión a la crítica de la conciencia moral. Es preciso que todo cuanto las Iglesias nos presenten como revelación o precepto divinos, soporte nuestro examen moral, y el único culto valioso que puede tributarse a Dios es la intención seria de obrar bien. La pretensión de adorar a Dios de otra manera que por la conducta moral lleva fatalmente a lo que Kant llama adoraciones de fetiches o falsos cultos de Dios. La creencia de que la fe religiosa sincera puede ser muy favorable a la realización de la mo.
ral, es perfectamente compatible con la convicción de que la vigencia de la moralidad es independiente de la religión. Robert Leslie Ellis, en La Nueva Atlántida de Francis Bacon. Editorial Losada. Buenos Aires, 1941. Un joven ruso también me viene a la memoria por el entusiasmo excesivo y creo que sin afectación de que dió testimonio. Cuando se le hizo entrar avanzó rápidamente, cogió las dos manos de Kant y las besó. Kant, que por haber vivido mucho entre amigos ingleses había adquirido una buena parte de reserva y dignidad inglesas, y detestaba toda actitud teatral, pareció un poco asustado y quedó muy mucho embarazado ante esta manera de saludo. No obstante, la manifestación de aquel joven correspondía, a lo que entiendo, a sentimientos sinceros, porque a la mañana siguiente volvió de nuevo, se informó de la salud de Kant, se mostró muy ansioso de saber si su vejez le era pesada, y por encima de todo pidió se le diese un recuerdo del grande hombre. Por casualidad el doméstico había descubierto un corto fragmento raspado del manuscrito original de la Antropología de Kan.
Con mi sanción lo dió al ruso, que tomó el papel con trasporte, lo besó y en tregó al doméstico el único rublo que sobre él tenía. Luego, pensando que no era bastante, sacó su vestido y su chaleco y obligó a aquel hombre a aceptarlos. Kant, cuya natural sencillez de carácter le hacía poco propicio a la simpatía por las extravagancias sentimentales, no pudo, con todo, dejar de sonreír cuando se le contó este ejemplo de candidez de entusiasmo en su joven admirador. Messer, Historia de la Filosofía. Revista de Occidente. Madrid. 1927. El placer del dominio se complica aún mus, es claro, porque en la clase educada está todavía intimamente aliado a los placeres de la riquexa, del prestigio social y profesional. Su diferencia de los placeres comparativamente sencillos digamos el placer de una caminata por el campoestá demostrada por el temor al ridiculo que los grandes psicólogos, como Sofocles, notan en el dominador; que también es particularmente susceptible, según la misma autoridad, al ridículo o al desafío por parte del sexo femenino. Por consiguiente, un elemento esencial de este placer parecería derivarse no de la sensación misma sino del reflejo de las sensaciones en otras personas, y parece que se puede influir en él por un cambio en esas sensaciones. Está indicada, acaso, la risa como antidoto del dominio.
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Señas: Ahumada 125 Casilla 2298 Teléfono 83759 Santiago de Chile (Virginia Woolf, Tres guineas. Ediciones Sur. Buenos Aires. 1941. Tomás de Quincey. Los últimos dias de Kant. Madrid. 1915.