REPERTORIO AMERICANO 89 Me cuenta doña Lola. Partes de una carta a don Francisco Luarca. Desde Santa Ana, El Salvador, enero 30 de 1941. P, BRIXENS Dña. Rosa Sarmiento, la madre de Rubén Dario.
Los datos de Rubén Dario, que desea don Joaquín, son un poco difíciles de obtener muy a la carrera y sobre todo cosas poco sabidas, porque creo que de Darío se ha dicho todo; pero en fin, le diré lo que sigue a continuación y que he obtenido de la única fuente que aquí tenemos, que es la hermana de Rubén, dona Lcla de Turcios.
El inimitable poeta nació en la poblacioncita de Metapa, o Chocoyos del departamento de Matagalpa. Este pueblecito, por donde pasa la carretera internacional y también la de Matagalpa, es muy chiquito. Está a orillas de Río Viejo; pero por una ocurrencia feliz le han cambiado el nombre y ahora se llama Ciudad Darío. Aquí en San Salvador le han puesto a La calle el nombre de Calle Rubén Darío. pero lo gracioso de esto es que el Alcalde de San Salvador tuvo la genialidad de marcar dicha calle, no con un letrero en placa de hierro y letras blancas o con pintura azul en las paredes, sino que hizo construir un mojoncito de cemento armado, en forma de pirámide triangular como de cincuenta centímetros de altura y en una de las caras dice: Calle Rubén Dario. En Madrid también hay una calle, la número trece, a la cual los españoles le pusieron la Calle del Cisne en conmemoración del canto a los cisnes de Rubén, y dicha calle termina en la glorieta Rubén Darío donde hay un medallón en bronce con la cara del poeta.
La madre de Darío se llamaba Rosa Sarmiento, hija de doña Sixta Alemán. Su padre fué don Manuel García; de manera que Rubén Darío en su autobiografía dice: en la catedral de León se encuentra la fe de bautismo de Félix Rubén, hijo legítimo de Manuel García y Rosa Sarmiento; pues según se me ha contado doña Sixta Alemán era casada con don Darío Sarmiento y como este señor fué muy querido, todo el mundo de decía don Darío, y el señor Garcia era tío canal de Rosa Sarmiento, y según dice el mismo Rubén, a todos esos antecesores les decían los Daríos y las Darías, de tal manera que la bisabuela de Rubén, se firmaba ya Rita Darío y como Manuel García se crió con ella, también a éste le llamaron Manuel Darío y de allí el misterio de cómo Rubén García Sarmiento (su nombre legitimo) se llamó Rubén Darío.
Cuando Rubén Darío nació, ya su madre estaba separada de don Manuel y se trasladó a vivir a Sah Marcos de Colón en Honduras, muy cerca de la frontera de ambos países.
Dice Rubén que su madre era así: delgada, de vivos y brillantes ojos negros, sin estar cierto de esto último, pero que en su vago recuerdo la ve blanca, de tupidos cabellos oscuros, alerta, risueña, bella.
Doña Rosa Sarmiento contrajo segundo matrimonio con el Dr. Juan Soriano y así fué cómo Rubén regresó a León, se crió con las niñas Darío, no volvió a ver a su madre y talvez sea por eso por lo que Darío jamás escriibió nada para ella, salvo en las cartas íntimas que le escribió a su hermana Lola y siempre al referirse a ella le decía: nuestra santa madre.
Del segundo matrimonio de doña Rosa nació una hija, que vive en ésta en la actualidad y es doña Lola Soriano de Turcios.
Adjuntos encontrará usted dos retratos, el de doña Rosa, madre de Rubén y el de su hermana Lola. También conseguí el del Dr. Darío Contreras.
Doña Rosa murió en San Salvador y sólo tuvo dos hijos: Rubén y Lola. Sus restos reposan en unión de los restos del suegro de Rubén, Dr.
Alvaro Contreras.
La primera esposa de Darío fué doña Rafaela Contreras. Esta escribía con el seudónimo de Estela.
Del matrimonio de Rubén Darío con doña Rafael Contreras nació un solo hijo, Rubén Dario Contreras, en la ciudad de San Salvador. Como Darío tuvo que salir de este país para Guatemala a consecuencia de la revolución de los hermanos Ezeta, dejó a su esposa en San Salvador. Parece que la señora no quedó muy bien después del nacimiento de Rubén hijo, y antes de irse a reunir con su marido a Nicaragua. ya Rubén estaba allá)
tuvo que someterse a una intervención quirúngica y murió al darle la anestesia (cloroformo, que tantas víctimas causó en los pri.
meros tiempos. Ya Rubén no vió más a su esposa, ni a su hijo, al cual no conoció sino mucho tiempo después, según lo diré, pues este niño, hijo de la señora Contreras, tenía, o tiene, unas tías muy ricas, y una de ellas, doña Julia Contreras de Trigueros, ofreció criarlo como su hijo y así lo hizo en realidad, pues el hijo de Rubén fué criado y educado junto con los hijos de Trigueros y jamás de pequeño vió a su padre.
Cuentan que estando Rubén Darío Contreras estudiando en Alemania y sabiendo allá que su padre era en realidad el famoso Rubén Darío y que en esa época estaba en París, aprovechó Dario Contreras un dinero que sus padres adoptivos le enviaron para que viniera al Salvador a pasar vacaciones, y en lugar de venir acá, dispuso trasladarse a París para conocer a su padre, ya famoso y conocido en el mundo. Desgraciadamente cuando esto ocurrió, el poeta estaba enfermo, bebiendo. Ese era el mal que él padecía y el que lo llevó a la tumba todavía joven. Dario Contreras al llegar a París se dirigió a casa de su padre, y cuando se le presentó, el bardo le preguntó. Quién eres? al responderle: Soy Rubén Darío. aquél disgustado, le dijo: No puede ser. Rubén Darío sólo hay uno en el mundo y soy yo. Después de la escena surgida por el estado del poeta, Dario Contreras regresó a Alemania y no vió más a su padre.
Rubén Dario Contreras, es médico especializado en enfermedades mentales. Es escritor, pero no escribe con su nombre, porque lo cree de mucha responsabilidad y ya una vez en Buenos Aires donde vive, lo calificaron de impostor por el sólo hecho de llamarse Rubén Dario y creyeron que lo hacía para aprovecharse del nombre del poeta tan querido en Argentina. Por supuesto que eso estuvo muy lejos de la mente de Dario Contreras, quien además de lo que he dicho es poliglota y gana mucho dinero, como médico y como traductor oficial del gran diario La Nación de Buenos Aires, en la misma redacción donde una vez se presentó Rubén Darío, el poeta peregrino y al ser inteTrogado por el Director de La Nación que quién era, Rubén contestó: Un peregrino y su bagaje.
Dijo entonces Rubén: flores de mi tierra y una alondra. Adelante, dijo el Director, y ya fué amigo de la casa y corresponsal después del grah periódico. Dario Contreras es casado con doña Eloísa Basualdo, dama de la aristocracia de Buenos Aires. Tienen varios hijos, y entre ellos una niña, ya señorita, llamada Estela, que escribe en La Nación. Yo no sé si por coincidencia o por intención se llama igual que el seudónimo usado por su abuela doña Rafaela. Contreras.
En sus andanzas llegó Rubén, como repreLa casa en que nació Rubén Darío