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REPERTORIO AMERICANO 323 Dos comunicados de Afirmación Nacional. en Panamá Con Mr. Wahl GOD WE IN TRUST (Envio del Prof. Baltasar Isaza Panamá, de In God we trust, dice la moneda yanqui. No sería mejor que dijera: In our trusts we trust. No será que le han dado a Dios lo que es del César. Kun.
Algunos hombres tienen a veces el talento de los desaciertos rotundos, de los descalabros perfectos. No se conforman con la caída a medias que permite incorporarse rápidamente y recuperar la posición perdida, sino que, como si ies guiase una insana voluntad suicida, se arrojan desde un piso elevado y van seguros a estrellarse irremediablemente contra las baldosas del suelo.
Tal nos parece la actitud retadora, incomprensiva desde todo punto de vista, que adopta el señor Charles Wahl, Presidente de. Panamá Canal Metal Trades Council. al producirse en los términos hirientes para el pueblo panameño que aparaden en las declaraciones suyas publicadas por el Panama América en su edición del juevils ocho de febrero.
Responde así el señor Wahl al editorial que el mismo periódico había lanzado en un número anterior, a propósito de ciertas apreciaciones en que el primero condenaba la igualdad de oportunidades para trabajadores panameños y norteamericanos en las obras de la Zona del Canal, pronunciándose abiertamente el señor Wahl contra la condusión de tales derechos a los hijos del Istmo.
Protestamos con todo vigor en primer lugar contra el uso indebido del término americanos, aplicado con exclusividad a ciudadanos de los Estados Unidos, que aparece reiteradamente en el escrito del señor Wahl. Americanos somos todos los hijos del continente, con absoluta igualdad de derechos, y ningún país puede arrogarse el privilegio de acuñar tal nombre para designar exclusivamente a sus hijos, como si la condicićo del americanismo estuviera reservada a cierta política desconocedora de la participación que otras naciones tienen en el usufructo de los intereses que son comunes a todos los habitantes de América, Afirmación Nacional, hace causa común con el Panama America en la actitud asumida contra el señor Wahl, pues todo indioa que los panameños necesitamos juntar hombro con hombro en la presente emergencia, para defender con energía los derechos legítimos que pretenden desconocernos en nuestro propio suelo.
Hasta ahora nuestra actuación ha consistido en proteger, hasta donde nos ha sido posible, los intereses nacionales, invocando las disposiciones de tratados públicos que explícitamente reconocen la justicia de nuestro reclamo. Hemos creído interpretar, desde un punto de vista panameño, la política de buen vecino inaugurada con tan fino acierto por el Presidente Roosevelt, proourando el buen entendimiento entre nuestro país y Estados Unidos, sobre la base, naturalmente, de que se pongan en práctica las concesiones otorgadas por instrumentos de contrato internacional.
Por desgracia, nos sale al paso, con el arma agresiva esgrimida en alto, el President: del Metal Trades Council. quien, colocándose abiertamente en campo opuesto a la política conciliatoria del Presidente Roosevelt y desconociendo con inaudita desaprensión las disposiciones de tratados públicos que su país ha firmado con el nuestro, ensaya gestos del peor conservadurismo imperialista de los tiempos de Harding, Coolidge y Hoover, de tan ingrata memoria para los países de nuestro hemisferio.
No debe olvidar un solo momento Mr. Wahl que Panamá es el centro neurálgico del continente; que aquí repercuten en seguida, en bien o en mal, los menores cambios que registre el barómetro político de su país; de modo que levantar la mano amenazadora contra el derecho que le asiste a Panamá equivale a introducir un germen de desconfianza que puede abrir brecha apreciable en el buen entendimiento que reina, al parecer, entre los pueblos del Nuevo Mundo, gracias a la clarividencia de un Presidente de Estados Unidos que comprendió la total equivocación del sistema de trato exterior que sus predecesores tenían implantado, y que sembró tanta suspicacia y recelo en las relaciones inter americanas.
La política del Presidente Roosevelt, en cuanto atañe a su aspecto internacional, ha consistido principalmente en proclamar la necesidad del respeto a los tratados y en condenar las agresiones de los pueblos fuertes contra los derechos de los débiles. Recordamos, en efecto, con satisfacción, sus intervenciones encaminadas a evitar el desencadenamiento de la guerra europea, que envolvieron siempre una conminación contra la agresividad de los países totalitarios, que han mantenido en constante zozobra la seguridad de las naciones, hasta que el último golpe, tras de tanto desafuero e irrespeto a la soberanía de los pueblos, hubo de precipitar la catástrofe. recordamos, por más reciente, el caso de Finlandia, el pequeño país que hoy se debate heroicamente contra la agresión rusa, que tanta simpatía internacional ha despertado y en particular la de Estados Unidos, cuyo gobierno ha condenado sin reservas el fiero zarpazo del lobo moscovita. Cuando una nación poderosa se lanza, en efecto, contra el cuerpo inerme de un pueblo débil, su actitud la hunde en seguida en el descrédito y la reprobación universal, pues quedan patentes la violencia del atropello y la magnitud de la injusticia.
Consideramos que el Presidente Roosevelt, siendo consecuente con los postulados de su credo democrático, no puede aprobar en ningún sentido la arrogancia retadora de Charles Wahl, que no admite otra interpretación que el deliberado propósito de echar por tierra el cumplimiento de Tratados públicos, debidamente ratificados, que Estados Unidos mantiene en vigencia con la República de Panamá. Voves individuales de genadores norteamericanos y hasta del mismo Secretario de Guerra, cuya carta a Mr. Sheppard inserta insidiosamente en su alegato el señor Wahl, no pueden admitirse como jurisprudencia para justificar el feroz egoísmo en que se encastilla el Presidente del Metal Trades Council. Aun si el Senado norteamericano, en acto legal, se produjera en términos favorables a las pretensiones del señor Wahl, cometería una violación flagrante del Tratado de 1936, celebrado entre Estados Unidos y Panamá, que aquella misma corporación ratificó hace algunos meses, convirtiéndolo en instrumento de derecho internacional.
Ninguna posición fundada en los dictados de egoísmos excluyentes y agresivos roza siquiera los linderos de la justicia y de la verdad. De aquí la inconsistencia que se nota en todo el escrito del señor Wahl, la falta de nobleza que respira en todo su contexto, el tono de menudencia comercial, de negocio poco honesto que distingue su estilo.
Refutaremos, no obstante, los argumentos falaces que esgrime, sobre todo por lo que tienen de cruel injusticia, de desleal inconsecuencia para com la República de Panamá, a la cual presenta Mr. Wahl como entidad extraña en lo absoluto a los intereses del Canal, ni más ni menos que si se tratara de un país cualquiera, entrometido clandestinamente en los negocios de Estados Unidos, con pretensiones absurdas de disfrutar concesiones que sólo pertenecen por derecho a los ciudadanos estadounidenses.
Mr. Wahl desconoce o aparenta desconocer que el Canal ha partido de un océano a otro el territorio panameño; que los Estados Unidos han obtenido privilegios ilimitados en nuestro país, a cambio de concesiones mínimas a la República de Panamá; que han exagerado has(Pasa a la página 334. Editorial LOSADA, Tacuarí 483. Buenos Aires. Rep. Argentina)
Los últimos títulos: Gordon Garbedian: Einstein, hacedor de Universos Santo Tomás de Aquino: Del ente y de la esencia. Trad. del latín de los Dres. Lituma y Wagner de Reyna, Profrs, de la Universidad Católica del Perú.
Ricardo Rojas: El santo de la espada (Vida de San Martín. Santa Teresa de Jesús: Las Moradas y Conceptos del Amor divino.
Ramón del Valle Inclán: El ruedo Ibé.
rico. La corte de los milagros, en dos tomos.
11 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica