MarxismStalinStalinismTrotskyTrotskyismURSS

374 REPERTORIO AMERICANO esparciendo dulce de guayaba sobre una tostada, dándosela a mi señora.
Recuerdo, igualmente, con igual intensidad, a Natalia Sedova, su compañera de 38 años.
Rubia, con el cabello ya descolorido; ojos azules, intensos, algo volados. pero con una fijeza melancólica siempre, como recordando algo muy doloroso; mayor que él al parecer, o tal vez si más envejecida; pequeña, algo encorvada también, magra y empalidecida como él. Advertí en ella, en relacićn a él, una actitud de constante ternura, saturada de compañerismo y de admiración, realmente emocionante.
de Latino América, pero que no era serio avanzar opiniones sobre ella. con respecto al trotskysmo chileno o latino americano. Aludí a ello en la forma más discreta que pude, pero sólo pude notar en él una ligera sonrisa. Me dió la impresión de que no le atribuia importancia, ques dijo que, entre otras molestias, tenía que si portar el que se llamaran trotskistas gente que no sabía nada de marxismo, ni mucho menos nada de él, de sus propósitos y sus proyectos. Despectivo, en resumen, con respecto a ese punto. Como a casi todos. Se colocaba en un plano superior. Tanto el trotskismo, como el stalinismo, como el frentismo: se veía que todo eso sólo merecía de él menosprecio perceptible o una sonrisa desdeñosa y artificialmente jovial. Lo que le interesaba en cambio, y poderosamente, eran los hechos. Las realidades vivas de nuestra América y de Chile, en especial. Era un estudioso, un investigador, el que hablaba conmigo. No un político, ni mucho menos un despechado. Pues, pese a su odio por Stalin y la actual URSS, de todos conocidos por lo demás, jamás, a lo largo de esa charla, hizo un gesto que lo denotara. qué otras cosas sobresalientes hubo en la entrevista. Una soberbia digresión sobre historia li teratura. Una rápida visión de Spengler y algunos puntos de vista sobre el Arte contemporáneo, desde el punto de vista de las masas. también algunas alusiones a las literaturas de España y de nuestra América. Tenía admiración por Cervantes y por Lope. De la América Latina no conocia casi nada. Sólo, vagamente, algo sobre Don Segundo Sombra y Los die Abajo. Pero hizo consideraciones generales de un valor positivo sobre nuestra literatura incipiente.
tos y casi inaccesibles, la gran puerta casi blindada. Además, en tres habitaciones sucesivas, frente a mesas sencillas, seis secretarios, todos rubios, fuertes, casi herculeos, con curiosas cabezas rapadas de soldados rusos. Sólo dos americanos. Todos muy jóvenes, muy devotos a él, que obedecían militarmente sus órdenes. En todos ellos, mismo respeto, el mismo afecto la misma admiración. Todos parecían armados o, en todo caso, resueltos a todo para defender a su líder y jefe. Me pareción entrever, al pasar, armas especiales en una de las habitaciones. Pero no puedo asegurarlo. Qué impresión personal le hizo a usted León Trotsky. La del hombre más extraordinario que he conocido. De mayor talla y majestad intelectuales. De la personalidad más fuerte y compacta que he conocido. Esta sensación fué tanto más fuerte cuanto que, a lo largo de mi corta vida de político y mis años de periodista y de escritor curioso husmeador, he conocido y tratado de cerca a no pocos hombres públicos y de interés especial, Su casa de campo. Era cierto que estaba muy guardado, rodeado de guardias y vigilantes. Sí, y no. No en cuanto a guardias especiales del Gobierno mexicano. No. Nadie en las inmediaciones. Pero en la casa había algo de fortaleza hostil. Era, sin duda, una casa que esperaba un ataque. Todo hacía esa impresión: ventanas con reja de hierro, los muros muy alOnda corta.
En los dominios de Carías.
te del Orden Público, con pistola al cinto.
i¡Son esbirros del general Carías. Son ellos los que mantienen ese aire huidizo, desconfiado y torvo que observamos en todos los semblantes. Cualquier pequeña falta, cualquier frase imprudente, puede desatar sobre los súbditos del dictador en turno las iras del cacique local. Reina un ambiente de espionaje y miedo. Se cuchichea, se habla en voz baja, a nuestro paso, como temiendo despertar las furias de los sabuesos del general Carías.
Una tasa de té 0El periodista sudamericano Jesús González Scarpetta acaba de visitar Panamá invitado por el Presidente Arias. su regreso de aquel país a Cuba, pasó por el puerto de Tela, en Honduras, en donde recogió estas impresiones que han visto la luz pública en el diario El Mundo de La Habana, en las ediciones del 13 y 15 de octubre de 1940, de las que tomamos los siguientes párrafos: El barco arriba a un minúsculo puerto de la costa hondureña. Estamos en los dominios del general y doctor Tiburcio Carías Andino. a quien Dios guarde otros cien años. que ordena y manda, desde hace una década, por la gracia divina y por la soberana voluntad de la prórroga. Aquí nos detendremos catorce horas, mientras se recoge un ópima cosecha de racimos de bananas. Cuarenta y cinco mil van a cargarse primero a lomo humano y luego por la tracción eléctrica.
Tela es un puerto minúsculo y triste, recostado en la falda de una pequeña cordillera.
Sus pobladores son negros y mestizos.
Por las calles discurren gentes mal vestidas y peor encaradas. Inútil buscar un rostro plácido que revele la alegría de vivir. Las bocas se pliegan en un rictus amargo y los ojos huidizos nos miran con recelo. De cuando en cuando pasa, con aire retador, algún agen ¿Por qué demoró tanto la charla. Porque tuvo un tono amistoso, y no interrogativo, de asalto a la intimidad que guardaba tan celosamente. Fué cortada la charla por una invitación a tomar el té. Pasamos a un comedor, tan sencillo como el resto de la casa la misma mesa de madera sin pintar, los mismos muros enjalbegados de cal azul, más un techo de madera pintada de marrón muy obscuro y algunas bellas y alegres alfarerías mexicanas y alli tomamos un té sencillo: panecillos, una mermelada, tostadas, hasta tortillas mexicanas, para Diego y Frida, seguramente. No olvido la impresión de ver a Trotsky John Keith Co.
En busca de alguna curiosidad local entramos a la tienda de un árabe tracomatoso y gordiflón. bien amigo. a cómo se cotiza el lempira. le preguntamos al hijo del profeta. Nuestra unidad monetaria ha sido estabilizada a razón de dos por dólar. Cada dos lempiras pesan un poco menos que una pieza de dólar. Luego vale más, proporcionalmente, nuestra plata. El gobierno no permitiría jamás que se especule con nuestro metal circulante. ¿qué tal el gobierno del general Carías. Es el mejor que ha tenido el país hasta la fecha. Sobre todo ha acabado con la horrible plaga de la revolución. Hay orden! Es lo que necesitamos para prosperar. Pero las cárceels están llenas de prisioneros políticos y los campesinos terriblemente esclavizados, trabajan de sol a sol por una mísera soldada y una parca ración de frijoles y maíz. No comen carne nunca! Son mesnadas desnutridas y enfermas.
El árabe hace la apología del régimen. Los campesinos dice no están acostumbrados a vivir de otro modo.
El general Carias aplica la conocida fórmula: conmigo o sinmigo. al que no quiere marcar el paso se le obliga por la razón o por la fuerza. No hay otra manera de gobernar nuestro país y otros muchos países de América. Si se concede demasiada libertad estallan disturbios y asonadas que retardan la marcha de la nación hacia el progreso. En cambio, si se aprieta, todo el mundo se queda como en misa.
San José, Costa Rica AGENTES REPRESENTANTES DE CASAS EXTRANJERAS Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. Máquinas de Calcular MONROE Refrigeradoras Eléctricas NORGE Refrigeradoras de Canfín SERVEL ELECTROLUX Plantas Eléctricas Portátiles ONAN Frasquería en general (Owens Illinois Glass Co. Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. Equipos KARDEX (Remington Rnad Inc. Maquinaria en general (James Motley, JOHN KEITH Socio Gerente RAMON RAMIREZ Socio Gerente Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica