REPERTORIO AMERICANO 77 poemas de Jorge Artel MUELLES DE MEDIA NOCHE (Envio del autor. Cartagena, Colombia, enero del 40. Hoy le han florecido LA VOZ DE LOS ANCEST ROS nuevas estrellas al cielo.
Oigo galopar los vientos Mástiles sin banderas, Se va mi pensamiento bajo la sombra musical del puerto. sobre el ala más fuerte enarbolados de silencioLos vientos, mil caminos ebrios y se de estos vientos ruidosos del puerto, viejos mástiles anónimos dientos, y miro las naves dolorosas de una tierra cualquiera, repujados de gritos ancestrales, se esfuman como creyones donde acaso vinieron se lanzan al mar.
entre la sombra del puerto.
los que pudieron ser nuestros abuelos.
Voces en éllos hablan Padres de la raza morena! Canción de bocas marinas de una antigua nostalgia, Contemplo en sus pupilas caminos de voces claras para el alma nostalgias, sobre los puentes de hierro!
turbia de sed y de ebriedad.
rutas de dulzura, Filo de la media noche temblores de cadena y rebelión.
De qué angustia remota será el signo cortando espíritu adentro. fatal Almas anchurosas y libres que sella en mi este anhelo vigorizaban los pechos y las manos (Quién pudiera hacer un fardo de claves imprecisas. cautivas!
de todas sus tristezas Oigo venir los vientos.
Una doliente humanidad se refugiaba y arrojarlas cantando Sus voces desprendidas de lo más hondo en sú música oscura de vibrátiles fibras.
al fondo del agua negra. del tiempo Anclados a su dolor anciano siembran en mi un eco Ya han cerrado sus párpados iban cantando por la herida. de tamboriles muertos, los blancos ojos eléctricos.
de que jumbres perdidas Oigo galopar los vientos, Naufragan bajo la sombra: uno, en no sé cuál tierra ignota, temblores de cadena y rebelión, donde cesó la luz de las hogueras dos, mientras yo Jorge Artelcon las notas de la última lúbrica can galeote de un ansia suprema, tres. ción. hundo remos de angustia en la noche.
cuatro veleros.
JORGE ARTEL POEMA PARA SER TRAZADO AL CARBON Las dificultades del consonante Los marineros llenan de blancura el gran salón del bar.
Vienen y van las copas por sus manos velludas. Bajo el aire cargado de brumas oscilantes, sus cabezas se mueven como pesados mástiles, borrosos y lejanos sus curtidos rostros que están sin afeitar. al levantarse todos, ebrios de cockteles, de besos y jazz band, de tabaco y mujeres, finge un vasto océano el gran salón de bar.
Sus cabezas se mueven como pesados mástiles, opacos y lejanos sus curtidos rostros que están sin afeitar.
BULLERENGUE Si yo fuera tambó, mi negra, bordo de sus piernas las mujeres entonan canciones incoherentes en que se habla del mar.
El humo de las pipas ensaya un viaje largo que se frustra en los círculos de azulosa espiral.
La poesía le parecía. muy respetable, y sabía de memoria muchos versos, pero las dificultades del consonante siempre le habían re.
traído del cultivo de las musas; despreciaba, porque su sinceridad de hombre de sentimiento de convicciones no le permitían otra cosa, despreciaba los ripios y hasta los consonantes fáciles; y así, las pocas veces que había ensayado la gaya ciencia, se había ido derecho al peligro, a la rima difícil; y hasta recordaba que la última vez que había arrojado la pluma con el propósito de no insistir en versificar, había sido con motivo de querer escribir un soneto a un señor Menéndez, que había fundado una obca pia.
La palabra principal, se decía Bonis mordiendose las uñas, es, según las retóricas y poéticas que yo he leído, la que debe terminar el verso; aquí lo más importante, sin duda, es el apellido del fundador la obra pía: Pues bien, para pía hay millares de consonantes, pero a Menéndez yo no se lo encuentro. antes que relegar a Menéndez a un lugar del verso indigno de su filantropía, prefirió renunciar al soneto.
Esta falta de inspiración poética y de nantes en éndez, no lo desanimó ni ajó su orgullo de actista, que al fin no era muy grande; después de todo, si bien se miraba, la poesia está como reconcentrada en la música. De Leopoldo Alas (Clarín. en la no.
vela Su único hijo. Madrid, 1913. sonara na má pa ti, pa ti, mi negra, pa ti, consoHabana. Puerto Rico.
Kingston. Panamá.
Los ojos de estos hombres se colman todavía con la luz de esos puertos y traen las historias instantes inconexos que sus vidas trenzaron al pasar.
Si maraca fuera yo, sonara sólo pa ti.
pa ti, maraca y tambó, pa ti, mi negra, pa ti.
Quisiera vobvevme gaita y soná na má que pa ti, pa ti, solita, pa ti, pa ti, mi negra, pa ti. si fuera tamborito currucutear bajito, bajito, pero bien bajito, pa que bailaraj pa mi.
Pa mí, mi negra, pa mi, pa mi na má que pa mi. Bonifacio Reyes (Bonis. Sus gestos dialogantes parecen imitar la ola perezosa, cuando lame la orilla para volver al mar. STECHERT Co.
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