DemocracyEnrique EspinozaFascismJosé Carlos Mariátegui

REPERTORIO AMERICANO 175 Tome y lea Pienso en Alfredo Suárez (Viene de la pág. 167. Para el Rep. Amer. tórico y poético. La Casa de España en México, 1939.
Se acostumbra hablar de los artistas sólo en dos oportunidades: cuando exponen o publican, o cuando se mueren. Entonces todos nos sentimos obligados a un breve comentario, y hay revuelo.
Pasajero, como todo revuelo. Nosotros olvidamos con excesiva rapidez. Hoy he pensado en un poeta, que es también amigo. he querido escribir algo en torno a su personalidad, a pasar de que no ha publicado volumen ni se ha muerto. El poeta es Lisandro Alfredo Suárez, nacido en San Miguel, en aquella pequeña república mía que se llama El Salvador, y está en mi patria que se llama Centro América.
En los inicios de nuestra amistad recuerdo nos unió una profunda antipatia. Era una repulsión franca, abierta, intolerable. Buen principio para vinculos hondos, pues no éramos indiferentes el uno al otro. mí me chocaba su elegancia extrema, un tánto vanidosa.
La raya de su pantalón, siempre bien hecha; el ajuste matemático de la chaqueta, que le quedaba y aún le queda puesta como sobre un maniquí. Me desagradaban sus maneras finas, de una finura que yo decía almibarada y artificial. Siendo casi de la misma edad, entre los 17 y los veinte años, nos tratamos siempre de usted. Era una especie de defensa recíproca.
No queríamos confianza, y usted era una palabra bien calculada, que se interponía entre el y yo. Supongo que a él le sería desagradable en mí lo que para mí es más caro: este desgaire en el vestir, que no es andar sucio ni indecente pero que, con todo, es lo más opuesto que hay a la elegancia.
Decididamente, no nos habíamos comprendido.
La comprensión empezó cuando ambos logramos amigos comunes. La poetisa María Loucel, que es un corazón inmenso; el joven Miguel Angel Espino, que es la prosa hecha carne. Una noche, reunidos Miguel Angel, José Castro, el poeta hondureño que hoy vive en La Habana, Alfredo Suárez y yo, en una fonda de barriada, al rededor de unas copas, rompimos el absurdo usted. Con el tú nos empezamos a conocer y a apreciar. Era natural. Poco a poco, fui entrando al corazón de su poesía.
El corazón de su poesía es él mismo. Así de complicado y de elegante. Asi de versallesco.
Eso de las teorías nuevas sobre la función social del arte, no ha logrado entrarme en la mollera. Dios me perdone, si ello es pecado.
Parece que si: he leído en El Ocaso de la Democracia de Zum Felde que la conciencia del intelectual pierde hoy la voz, a menos que hable en la plaza; porque todo interés está ahora allí, y no quedan oídos para las palabras que no tengan contacto con la acción. Pero para mí que el verso no debe ser un manifiesto político, so peligro de dejar de ser poesía.
No obstante, tampoco he creído que a estas alturas del tiempo fuese lícito al poeta estar cantando cosas intrascendentes a las damiselas. El amor sigue siendo fuente de poesía; pero el amor se universaliza, se agiganta a través del poeta, cobra valor cósmico, yo diría. en los versos de Lisandro Alfredo Suárez me encontraba una cosa distinta. Lo que yo he seguido llamando poesía de salón. Versos para ser dichos al oído de las mujeres soñadoras, cuando tres o cuatro copas de licor las tienen ya expansivas en los bailes de etiqueta.
Hoy no señalo eso como defecto. Lo señalo, solamente. aún me atrevería a decir que eso, que en cualquier otro sería pecaminoso, en Lisandro Alfredo Suárez es virtuoso. Porque él es asi. Porque el hablar a condesas, marquesas y princesas, es algo inherente a su personalidad. Hombre amador mal amador y buen amador. se entusiasma por las niñas, les dice palabras llenas de emoción, les deja un remordimiento de regalo, y se vá. Todo eso es muy romántico. En sus poemas no encuentro yo otra cosa. Bien hicimos los amigos de entonces apodándolo Marqués de Bradomín. Como pudimos llamarlo Lord Byron o Wilde.
Tiene algo de cada uno de ellos. Con el autor del Retrato de Dorian Gray. Lisandro Alfredo Suárez diría muchas cosas acerca del arte puro, del que no es indispensable entender para catar.
Antonio García: Pasado y presente del Indio (Ensayos. Prólogo de Benjamín Carrión.
Bogotá. 1939.
Cortesía del autor. Señas: Apartado 14 50. Bogotá. Colombia.
Como envío del Instituto de Cultura Latina Americana (Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires) con Arturo Giménez Pastor como Director: Las Literaturas americanas. Luis Alberto Sánchez:La Literatura del Perú. II.
Albertos Zum Felde: La Literatura del Uruguay. Buenos Aires. 1939.
Ejemplar, interesante, esta colección.
Que prosiga.
Miguel Serrano: Antología del verdadero cuento en Chile.
Selección, prólogo y notas de Miguel Serrano. Contiene cuentos de: Pedro Carrillo, Braulio Arenas, Adrán Jiménez, Juan Tejada, Eduardo Anguita, Teófilo Cid, Juan Emar, Cralos Droguett, Anuar Atías, Miguel Serrano, Héctor Barreto.
Cortesía del Sr. Serano. Señas: Vicuña Mackenna, 116. Santiago de Chile.
De Alfonso Reyes nos llegaron dos cuadernos: Archivo de Alfonso Reyes: Serie Instrumentos) Nº 1: Introducción al estudio económico del Brasil (1936) México. 1938. Serie (Testimonios) Nº 1: El servicio diplomático mexicano (1933. Buenos Aires.
1937.
Señas: Av. Industria 122. Hipódromo Chapultepec México, México.
HUGO LINDO Santiago de Chile, diciembre de 1939.
Dos sonetos (Envío de Hugo Lindo. Santiago, Chile, diciembre de 1939. DEFINICION DE UNA VIDA II Yo he pulido mi vida con gallarda elegancia, puestos mente y espíritu en catar de los vinos que el placer y el amor en las bocas escancia, y tiñe nuestros labios con tintes purpurinos.
Caballero del arte y la locura, encendido de amor y melodia, mi vida es una férvida aventura con mucho de tristeza y de alegría.
En el décimo aniversario. Viene de la página 162 fra sin cuartel en España, la defensa de la democracia abstracta contra el fascismo real en todo el mundo; el aislamiento de aquellos que seguían pensando por su propia cuenta lo mismo que habían pensado hasta la víspera; la adulación sistemática como elemento de propaganda; el recurso de la unidad a cualquier precio, la política suicida de la mano tendida al enemigo. Y, poco a poco, la corrupción de los mejores, que es la peor.
Hoy cuantos nos resistimos a sumarnos al coro de tan huero 0portunismo, para no decir otra cosa, estamos en el deber de formar en torno de la esclarecida figura de Mariátegui pequeños núcleos de hombres libres desinteresados a fin de que se vuelva a oír otra vez su clara voz de Amauta. Qué mejor homenaje que el de sentirnos en Santiago, Buenos Aires, La Habana, México, amigos de José Carlos Mariátegui no sólo en el décimo aniversario de su muerte sino siempre, mientras conservemos el ejemplo de su vida y de su obra?
ENRIQUE ESPINOZA Santiago de Chile, 17 de abril de 1940.
He perfumado mi alma con la sutil fragancia de todas las locuras que cruzan los caminos.
La aventura ma ha dado esta fiera arrogancia que pone en mis pupilas sus destellos felinos.
Atormentado por la forma pura quiero colmar mi canto de ufania, y venciendo la gloria que perdura ser audaz capitán de la armonía.
Moralidad no tengo, virtudes yo las hago, arcángel en el arte, demonio en el estrago, contra todas las normas he lanzado mi reto, Así al caer mi vida en el ocaso, que los hombres se inclinen a mi paso como ante el mago musical del verso, Como divisa llevo esta frase encendida: Que bien vale la pena de romper una vida si sobre esa tragedia se cincela un soneto.
y evocando mi antigua bizarria, las doncellas murmuren a porfía: Fué un gentil amador algo perverso.
LISANDRO ALFREDO SUÁREZ Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica