122 REPERTORIO AMERICANO aire.
Arce y Campoamor. Fl medio, Manuel del vo y el número desmedido de digresio gar, y ponemos de relieve sus diferenPalacio. No hay que decir cómo sentaría nes que desbordan de su inmenso tesoro cias. La descripción de Vetusta y de su esta afirmación a Manuel del Palacio. cultural. Uno nota que sabe demasiado catedral nos ofrece un venero inagotaPor esto su amigo y paisano Palacio y que acaso le falta en ciertos momentos ble de bellas formas del decir.
Valdés, hablando con Clarín. dice que el tacto de saber olvidar. La heroica ciudad dormía la siesta.
se le negó el fuego y el agua. Todo por No obstante, en La Regenta hay pá Las nubes se rasgaban al correr hacia haber dado en la manía de poner albarda ginas maravillosas. Contadísimos son los el Norte. Los remolinos de polvo iban a los asnos que pasaban sin ella la calle. libros en donde puedan encontrarse na revolando, persiguiéndose como maripoEsos animales tan pacíficos, generalmen nifestaciones de nuestra idioma tan es sas que se buscan y huyen y que el aire te, se revolvían furiosos contra él y le pléndidas. Por otra parte, cuando leemos ervuelve en sus pliegues invisibles, cual molían a coces y le acribillaban a mor la prosa de Clarín. nos parece asistir turbas de pilluelos.
discos. Ahora, que las coces eran con al acto dramático de crear la frase, la la observación morosa y complatra el aguijón y los mordiscos en el cau imagen y la metáfora. Por esto sentimos ciente al seguir la trayectoria de aqueterio que les abrasaba las quijadas.
el goce de ver al castellano ajustado con llas migajas de basura por las calles, Los Paliques. sembrados con pro precisión irreprochable a las ideas y situa paradas, como dormidas un momento fusión por los periódicos de más circula ciones, realzado con sus mejores galas. y brincando de nuevo sobresaltadas, disción y prestigio de entonces, eran regoci como nuevo, flamante y recién cortado; persándose, trepando unas por las parejo de los lectores y dardo escocedor para calientito y recién salido del taller.
des hasta los cristales mal pegados de los malos escritores. Galdós, su buen amiLectura las esquinas, y había pluma que llegaba go, le agradecía esta labor de policía y a un tercer piso, y arenilla que se incrusde higiene literarias con estas palabras: No puede leerse La Regenta en la estaba por días, o por años, en la vidriera Si no echara usted de tiempo en tiempo cuela. Por su extensión, en primer lugar.
de un escaparate, agarrada a un ploestas saetas no sé lo que pasaría.
Además, por su contenido, que es en gemo.
Follelos neral poco escolar. Pero hemos querido La torre de la catedral, poema roofrecer una muestra por sus excelsas cua mántico de piedra, delicado himno, de De tiempo en tiempo van saliendo de lidades de estilo y por ser obra maestra dulces líneas de belleza muda y perenne.
su pluma diversos folletos. Apolo en del autor y especialmente representativa Indice de piedra que señalaba al cielo.
Paffos. Ricardo Calvo y el teatro es de su manera y de su tiempo. Elegimos no era de esas torres cuya aguja se quiepañol. Cánovas y su tiempo. De Cá el capítulo primero, que nos ofrece la mabra de sutil, más flacas que esbeltas, novas, el gran figurón político de aquellos ravillosa descripción de la catedral de amaneradas, como señoritas cursis que años, hace una crítica minuciosa, certera, viedo y la escena de los dos pilletes, Bis aprietan demasiado el corsé. Como de despiadada, implacable, en la que de mark y Celedonio, haciendo sus deliciosos músculos y nervios, la piedra enroscánmuestra su incorrección gramatical, su comentarios allá en la torre, entre las dose en la piedra trepaba a la altura, afectación y la multitud de sus ripios. Vea enormes campanas. Escena rebosante de haciendo equilibrios de acrobata en el mos este párrafo como muestra.
vida, de gracia y de humor. Con el con Cánovas ripia la vida como los vertraste entre las infantiles visiones del mun Bismark y Celedonio. Dos chicos de sos. El ripio es a su modo una falsedad. do de aquellos dos zagales y las desme Vetusta. Observemos sus cualidades, ofiEs la piedra haciendo veces de pensa didas ambiciones de mando del magis cios y ambiciones.
miento, la nada dándose aires de crea tral, Fermín de Pas.
Bismark, delantero de diligencia, de dor. Ripiar la vida es llenarse el alma de La lectura, hecha despacio, clara, ma la tralla, revoltoso, pendenciero, bromiscascajo para hacerse hombre de peso; es tizada en la entonación, adecuada de ges ta, francote y un poco rebelde cuando está llegar a cierta estatura añadiéndose un to, no es interrumpida por comentarios. en su mundo callejero. Pero, metido en suplemento de cal y canto.
Estos vienen después, en una nueva se aquel venerable y misterioso mundo de sión. Consisten principalmente en hacer iglesia, entre las pompas eclesiásticas y Novelas observar las bellezas de la imagen, la ri las poderosas campanas de la torre, se De 1883 a 1884 escribe La Regenta, queza del lenguaje, la finura y minucio transfigura en un humilde y oficioso servidor de Celedonio, a quien en la calle su mejor novela y una de las mejores del sidad de la observación, la ironia siglo xix. Después vienen Su Unico Hi mación en el diálogo de los dos muchatrata a puntapies y vapulea de lo lindo jo, Mezclilla, Doña Berta.
chos, la diferencia de sus caracteres y afi cuando llega el caso. Ningún honor más ciones.
La acción de La Regenta tiene lugar grande para él que el tocar la poderosa en una ciudad imaginaria, Vetusta. En Descripción Wamba, la gran campana de la catedral.
cuanto hemos leído unas cuantas pági Cuando posaba para la hora de coro Clarín comienza por describirnos el así se decía Bismark sentía en sí algo nas, podemos convencernos de que Veescenario en donde se van a desarrollar de la dignidad y de la responsabilidad de tusta es Oviedo. En 1884, Vetusta es una los acontecimientos principales de su no un reloj.
ciudad apacible, gris, rutinaria, acartonavela, Vetusta. Señalamos en la descrip Celedonio, monaguillo de la catedral, da y convencional. Tiene el tono de vida ción las frases más bellas, haciendo tras tímido, débil y adulador en la calle, le que adquiere España con la Restauración.
vemos en la torre como señor en sus doEs la calma después de las tempestades ladar el lenguaje poético al lenguaje vulrevolucionarias, los destronamientos y las guerras civiles La Regenta viene a ser fiel reflejo de este momento de la vida nacional y muy particularmente de la vida provinciana. a la vez, crítica de aqueSan José, Costa Rica llas gentes y de aquellas costumbres.
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