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REPERTORIO AMERICANO 331 Francia (Para Rep. Amer. Va mi saludo a ti, Francia vencida.
En tu dolor supremo te saludo.
Caíste sobre el campo del escudo, entero el corazón, la frente erguida.
Mas si bárbara fué la arremetida que tu heroísmo sojuzgar no pudo; conseguiste oponer pecho desnudo y la flor y el decoro de tu vida.
Rosas de sangre, rosas de Calvario, has de ofrecer en tu destino vario. Tu diadema de espinas es de gloria!
La con la cruz en hombros, en doliente actitud, pasarás eternamente como el augusto Cristo de la Historia.
La Francia amordazada EDUARDO CARRERO Caracas, 14 de julio de 1940, Carta a Picón Salas De la tolerancia (Colaboración para Rep. Amer. San José, Junio 12 de 1940.
Señor Doctor Mariano Picón Salas, Caracas.
Em su Mi querido Mariano: Supongo que se acerque tu regreso a Caracas, pues acá están llegando los Delegados que representaron a Costa Rica en el Congreso Científico Panamericano, y quiero enviarte estas líneas con mi agradecimiento y enhorabuena por tu magnífico libro 1941.
lectura he tenido horas de profunda meditación venezolana y Humana.
Encuentro el primer ensayo de una significación intensiva para nuestra hora política presente. Hay en él ventanas entreabiertas desde donde se avizora el paisaje de nuestras realidades y posibles sociales. Una meditación serena y aguzada de nuestras faltas, caidas y deberes sin cumplir y un centrado augurio de nuestra perspectiva futura. Hay allí, podría decirse, el juicio paradojal de quien alimenta una ancha esperanza nacida de un cúmulo de cenizas. Debieran nuestros hombres, en especial nuestros jóvenes, leer con espíritu analítico ese tu excelente ensayo sobre nuestro deber social.
Examinas con certero enfoque la realidad de estos cuatro años de nuestra vida política y del recuento ligero de hechos y corrientes concluyes en la urgida necesidad de apuntalar por todos los medios posibles el siempre quebradizo edificio de nuestra democracia. Tu sintético examen del Fascismo y del Comunismo (gemelos que se visten al revés. es una oportuna lección que bien debieran aprender los empeñosos en destruir nuestra enjuta vocación democrática. La Democracia como una afirmación de libertad y dignidad humana es, según muy bien la presentas, un acto de fe, un estado de conciencia, un creo que debemos mantener con tanta firmeza cuanta Tertuliano hubo de necesitar para sostener la certidumbre de lo imposible. Que sea débil la forma democrática de Gobierno para defender su estructura y su esencia del peligro que representa lo que han dado en llamar caballo de Troya. no lo entiendo del todo así, por cuanto el Estado democrático posee recursos, creados por los instrumentos legales que le rigen, suficientemente idóneos en orden a hacer saltar el maderamen en que se ocultan los traidores de la libertad, sin que su oportumo ejercicio represente formas totalitarias o autocráticas. Lamentablemente muchos de nuestros Gobiernos americanos de etiqueta democrática han utilizado esos recursos legales extraordinarios, hasta hacerlos ordinarios. no para defender la libertad y la dignidad ciudadana, sino para destruirlas con el velado fin de robustecer el predominio de un autócrata y de la clase que rodea. Un país americano acabo de ver que, para defender a la escuela del peligro que representa la infiltración de ideologías opuestas a la democracia, ha instruido a los maestros acerca del apoliticismo de la enseñanza.
Si el país en su Constitución se ha declarado de forma democrática, en la escuela dede enseñar todo lo que haga inteligible a la juventud la idea democrática. Lo contrario es crear un caballo de Troya con maderas de silen.
cio. Esto nada prueba, en cambio, contra la democracia. Esto apenas sirve de una prueba más contra la incierta, aunque hermosa, tesis Toussoniana de la salvaje bondad del hombre.
Si en realidad son irreconciliables la Demo.
cracia y el Fascismo, como lo son la Democracia y el Comunismo, si en verdad son extremos que se excluyen y cuyas fórmulas no pueden llegar a transigir, tu aseveración cierta en un terreno de altura, de que toda tolerancia que se invoque en tal lucha resulta nula y suicida, la encuentro, sin embargo, tocada de peligrosidad en nuestra idiosincracia venezolana. De una parte nuestro temperamento intolerante hasta lo monstruoso y de la otra la tendencia, menuda o interesada, de llamar fascistas o comunistas a quienes en realidad no lo son. El fascismo y sus congéneres, tanto como el comunismo, no pueden avenirse con la Democracia, como no se aviene la salud con la muerte, porque aquellos son muerte y salud para los pueblos libres. Pero los fascistoides, entre nosotros, aplican la notación de comunistas a simples demócratas, mientras los filocomunistas llegan a motejar de fascismo a elementos de estructura democrática liberal. Esa violenta actitud de lucha, ese nuestro perpetuo estar colectivo en función destructora del semejante, aconseja una tesonera y prudente prédica de tolerancia. Tú al escribir te sitúas en un plano filosófico que pudo hacerte olvidar momentáneamente la tragedia de la intolerancia venezolana, esa tragedia que va desde lo politico hasta lo literario y que invade tanto el campo del arte como las menudas situacicnes de nuestra vida diaria.
No es que yo reclame no faltaba más!
una tolerancia culpable para la expansión de las tesis extremistas en un plano de realidad.
Mi fé religiosa no se aviene con los regímenes que niegan los derechos del espíritu. Yo he estado siempre de fagina en el propósito de proclamar la necesidad de que en nuestros hombres llegue a crearse un clima de tolerancia que permita el examen racional de las tendencias ideológicas de los unos y de los otros.
Yo pido que los oídos se abran antes de condenar con apóstrofes liquidantes la posición del contrincante. Siempre he creído que la vida sea juxtaposición, congruencia, mezcla de varias corrientes y hasta conjugación de lo antitético. El orden social que se fundamente en el silencio forzado de las voces contrarias, no será sino la expresión de un concepto de negación del hombre mismo. La armonía de lo diverso es la racional resultante del lógico ejercicio de la libertad esencial del espíritu, por cuyo dominio luchan las consignas de la Democracia. Entre nosotros, desgraciadamente, hay una abultada propensión a las afirmaciones y a las negaciones categóricas. alguien escribí una vez acerca de la necesidad venezolana de ejercitar el subjuntivo en la diaria parla. Nuestras oraciones son de una rotundidad que a veces llega al impudor. No dejamos oportunidad a la posible rectificación. Juzgamos con la misma pretensión de certeza com que el cincelador trabaja sobre el mármol inccomovible. Mientras Cristo utilizó la arena movediza para la única sentencia en que se valió de la grafía, nosotros quisiéramos el metal o la piedra aún para los juicios menos intrascendentes.
Tú has escrito acerca de la tolerancia como para ser entendido por un pueblo ya educado en las luchas civiles. Olvidaste la pasiva realidad de nuestro medio, erizado de intolerancia, y la actitud violenta de quienes creen que el sol hace su amanecer apenas para alumbrar el te11 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica