Repertorio Americano SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXVII San José, Costa Rica 1940 Sábado 10 de Febrero Núm. Año XXI No. 884 Contenido: Amparo Casamalhuapa Angel Ossorio y Gallardo Benjamin Jarnés Poeta de la Patria fue Lugones Alberto Gerchunoff Rosas de Jericó Brenes Mesén La verdadera edad de Matusalén Miguel Angel Asturias Tome y lea Cabos sueltos Descubrimiento del Japón por un artista catalán. Jorge Carrera Andrade Carta alusiva Mario Briceño Iragorry Voz y Mensaje con estática de la Muerte José Ramón Heredia El Indoamericano Magda Portal maestra. Renglones explicativos y un discurso)
La obra de los rojos Visita a Cardenio ¿Qué hora es?
Cabos de una conversación poemas De una conferencia Salidas Erase que se era Dos cuentos.
Gabriela Mistral Alberto Ordóñez Argüello Rómulo Tovar Habla y acusa una Fernando Luján Poeta de la Patria fue Lugones un con una alta Escritores de Buenos Aires porta ahora si coincidíamos en y del interior del país han hesus fórmulas filosóficaz o si cho una larga ruta para venir discrepábamos de sus variahasta aquí, a la Villa de Ma. Discurso de Alberto Gerchunoft, en representación de bles postulados de profeta?
ría del Río Seco, donde nala en el homenaje tribulado en Villa Lo importante para nosotros ció Leopoldo Lugones, para de María del Río Seco, en la casa en que nació es que cuanto decía y cuanto tributarle un homenaje y ex Leopoldo Lugones. pensaba costituía la reprepresar en una forma pública sentación de un cerebro en el sentimiento de admiración (De Itinerario de América. Buenos Aires, octubre de 1939)
volición y el testimonio de y de gratitud que debemos a que en este hombre hervía su obra de poeta, que debecontinuamente una alma que mos a su grande, fecundo y se buscaba y se hallaba, se tumultuoso espíritu de creaextraviaba y resurgía en dor. No lo hacemos friameninmenso esplendor. los que te, con palabras estilizadas, lo conocíamos de cerca, los como en una ceremonia o en que estábamos habicuados a un ritual mecánicamente estaconvivir con Lugones en la inblecido, sino timidad, por encima de las disemoción argentina y una honparidades o de las concordan da emoción humana.
cias, lo amábamos y lo admiLeopoldo Lugones reprerábamos, sin que ninguna de senta para todos nosotros allas restricciones intelectuales go más que un mero y glopudiera limitar nuestro afecto rioso trabajador de las letras: por el hombre, nuestra venees un hombre que puso en su ración por el poeta, nuestra actividad literaria y poética conmovida ternura por el una vibración dolorosa de armaestro.
tista y una constante inquietud de pensador. Desde aqueInfluencia que ejerció llos días lejanos en que se haPocos productores literarios bía entregado a las corrientes han tenido una influencia tan de ideas nuevas, traídas de caudalosa en los escritores que Europa por el estremecimiense fueron formando desde que to universal con que se vive se inició el movimiento simboen la civilización, y ofrecilista en Buenos Aires. En cada cía en la ciudad de Córdoba uno de nosotros, en la Argenespectáculo perturbador tina y fuera de la Argentina inpor la orgullosa temeridad de fluyó el sistema dialéctico de su pensamiento y la poderosa Lugones, su retórica radiante, trepidación de su dialéctica, su voz despótica. En América hasta el instante último hubo así una edad lugoniana, que se alzó su palabra y su como en tiempos lejanos se cop eco se quebró en el espacio Leopoldo Lugones noció una edad hugoniana. Su indiferente, en toda su extenPor Amiguetti genio dejó una marca en nuessa trayectoria de lucha, de atro espíritu, y cada uno de los firmación, de salto hacia adeescritores que ha procurado delante y de retroceso, Leopolterminar su propio rumbo y de do Lugones, combatido por esa batalla en que se complacía valor de la afirmación y en el finir su individualidad, tuvo sus adversarios o acatado por en precipitarse, o de esa perpe culto esencial de la belleza. que someterse a la disciplina lasus admiradores, significó siem tua actitud de combate, los es. Qué nos importa ahora si boriosa de libertarse de esa expre un ejemplo de altivez espi critores veían en su recia per en tal época militaba en la iz traña y recia dominación. Pero ritual y de fecundidad de in sonalidad al hombre que los quierda o en tal otra militaba precisamente por haber comteligencia. Pero al margen de definía y caracterizaba en el en la derecha. Qué nos im prendido la necesidad de indeun en Buenos Aires, 1932 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica